Ante la ofensiva del gobierno contra los derechos obreros, la CGT y el sindicalismo peronismo siguen de brazos cruzados. ¿Qué van a hacer los sindicatos y centrales ante el plan de Macri?
El Gobierno nacional ha presentado un proyecto de reforma laboral que significa un brutal ataque a las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora. Reforma laboral significa precarización, significa despidos, significa suspensiones. Significa quita de derechos para los trabajadores y de mayores beneficios para los empresarios.
Es como un viaje al pasado. Recuerdo cuando en Zanon recuperamos la Comisión Interna la primera bandera que hicimos fue contra la reforma laboral que impulsaba el gobierno de Menem. Algunas propuestas de Macri son todavía peores. Y Macri y los empresarios van a avanzar todo lo que permitan avanzar. Después de las elecciones muestra esta envalentonada contra los sindicatos y los derechos de los trabajadores, así como ha hecho con el estado represivo que terminó con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado.
Y es como un viaje al pasado también por la complicidad que tuvieron en los 90 la mayoría de las cúpulas sindicales. Hoy la historia parece repetirse. El día que adelantó sus “reformas”, el triunvirato de la CGT “aplaudió por cortesía”. Después, hizo silencio. Ahora, dice que se puede frenar en el parlamento, justo con los diputados y senadores que le vienen dando “gobernabilidad” a Macri votando las leyes que necesita.
La burocracia está dispuesta a negociar nuestros derechos, como lo ha hecho otras veces. Ya algunos de los triunviros han dicho tras los anuncios del lunes que “nosotros vamos a colaborar en lo que sea”. Ni disimulan.
Durante casi dos años ha mantenido un pacto con Macri y los empresarios, que permitió el ajuste al pueblo trabajador. Una entrega que está regada por millones de dólares para las cúpulas sindicales, en un pacto para sostener “el modelo sindical peronista” y por qué no en algunas amenazas de “carpetazos”.
Ya el primer paso lo dieron en el Sindicato Petrolero, con la venda petrolera que firmó Guillermo Pereyra, un senador del Movimiento Popular Neuquino que junto al gobernador Gutiérrez y Macri lo presentaron en la Casa Rosada como un gran triunfo. Y eso ya costó 3.000 puestos de trabajo a los obreros petroleros acá en la provincia de Neuquén. Que han sido por goteo, que han sido tapados por la burocracia sindical, pero ya son 3.000 familias en la calle.
También lo hizo Atilra para la industria lechera, con la flexibilización del convenio y la entrega de derechos que tenían los trabajadores y el propio sindicato.
Hay que romper ese pacto de la CGT con el gobierno. Si la clase trabajadora no puede desplegar sus fuerzas, con paros y movilizaciones, nos van a hacer retroceder décadas nuestros derechos. No podemos confiar en “sus negociaciones”, ni tampoco en “sus diputados”.
Por eso es muy importante que desde cada sindicato, desde las organizaciones obreras, desde cada comisión interna empecemos a tener como norte enfrentar la reforma laboral que se viene que es un intento para tener trabajadores esclavos. Hay que levantarse y pelear en forma unificada. Las CTA y las corrientes y sindicatos que dicen oponerse, deben convocar a medidas cuanto antes. No podemos esperar que la reforma se trate para movilizarnos. Será tarde. Tendrán todo cocinado.
Las centrales y sindicatos deberían convocar a asambleas en cada lugar de trabajo para discutir entre todos cómo enfrentarla.
Desde el Movimiento de Agrupaciones Clasistas que impulsamos con el PTS y compañeros independientes en decenas de gremios vamos a pelear por ese camino, y convocamos a todos las organizaciones y trabajadores que quieran pelear juntos para tirar abajo los planes flexibilizadores de Macri y compañía.
Raúl Godoy
Dirigente ceramista y diputado del PTS-FIT | Neuquén
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