El Partido Obrero repudia la suspensión de Venezuela del Mercosur y denuncia la arbitrariedad de la decisión, e incluso su inconstitucionalidad, porque no ha sido discutida por los parlamentos de los estados respectivos, ni sometida a un referendo popular. Esta suspensión indefinida constituye un respaldo a los sectores empeñados en resolver la crisis de Venezuela por medio de un golpe militar dirigido por el Comando Sur de Estados Unidos. Es una repetición de la intentona ejecutada en ocasión del golpe militar de abril de 2002, cuando se formó, con ese fin, un grupo intervencionista de autoproclamados “países amigos”.
Los gobiernos que han tomado esta decisión en nombre de la “democracia”, como el de Brasil e incluso Paraguay, son ellos mismos un resultado de golpes de estado instrumentados por vías de mayorías parlamentarias corruptas. Denunciamos en particular al gobierno de Uruguay, que asegura representar a la izquierda y a los trabajadores orientales. La decisión ha sido dictada por la UE y Estados Unidos, que invocan las irregularidades de la Constituyente convocada por Maduro, para promover una salida reaccionaria, incluido un golpe militar.
El Partido Obrero declara en forma firme que la disolución de esa Constituyente, ilegal en lo formal e impotente en lo político para resolver las penurias enormes del pueblo de Venezuela, es competencia exclusiva de los trabajadores de Venezuela. La salida que buscan los gobiernos del Mercosur – la instalación de un gobierno Macri, Temer o Cartes en Venezuela -, apunta a extender a Venezuela la guerra de clases contra los trabajadores que han lanzado contra los trabajadores de sus propios países.
El Mercosur opera en base a un estatuto de intervención política en sus países miembros, en nombre de una democracia mentirosa que violan todos los días, cuyos principios auténticos no han aplicado en ocasión de los golpes de estado contra los presidentes Lugo y Dilma Roussef, ni tampoco contra Zelaya en Honduras. El Mercosur se ha convertido en la última década en el instrumento político de los negociados de Odebrecht, incluso en Venezuela, que comprometen en la corrupción en masa al conjunto de sus gobiernos. El Mercosur es un bloque político reaccionario, al servicio de los intereses sojeros, los bancos y la ‘integración’ del capital automotriz. La conspiración internacional frente a la crisis en Venezuela busca la entrega de su cuenca petrolera al capital financiero, como ocurre con Petrobras, en Brasil, y YPF, en Argentina. El destino de la Constituyente de Maduro deben decidirlo los trabajadores de Venezuela – de ningún modo el racista y fascistizante Trump, ni los cómplices argentinos y brasileños del imperialismo yanquis.
El Partido Obrero denuncia el intervencionismo cipayo de los Macri y Temer, y llama a los trabajadores de Venezuela y América Latina a luchar unidos por una salida independiente de la derecha y de Maduro – por una salida obrera y socialista.
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