miércoles, 3 de agosto de 2016

La primera huelga general contra Alfonsín



Alfonsín asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983. El 3 de agosto de 1984 se produjo la primera huelga general contra su gobierno convocada por la CGT.

El 30 de octubre de 1983 Alfonsín gana las elecciones (previamente pactadas entre los militares y la Multipartidaria en la crisis de 1982) con el 51,7% de los votos. El PJ fracasó con la candidatura de Luder, que expresaba el viejo peronismo. Tanto radicales como peronistas colaboraron en intendencias y distintos cargos con la dictadura. Sin embargo Alfonsín logró darle una nueva cara al radicalismo al decir que “con la democracia se cura, se come y se educa” y promesas de mayor transparencia.
Sus primeros años, estuvieron marcados por la recomposición de la relación con las potencias imperialistas (después de la guerra de Malvinas), controlar al todavía existente “partido militar” (en realidad concediéndoles la “obediencia debida” y el “punto final”) y contener las ansias de democracia de las masas. Parte de la campaña electoral de Alfonsín fue la denuncia de un “pacto sindical-militar” donde los sindicatos no denunciarían la actuación represiva de la dictadura. Pero ya en 1979 la CGT se había dividido en CGT Azopardo (colaboracionista con la dictadura) y la CGT Brasil (más confrontativa y que llamó a la gran movilización del 30 de marzo de 1982). A poco de asumir Alfonsín y la UCR, que no contaban con influencia sindical, enviaron al Congreso el Proyecto de ley de Reordenamiento Sindical y Régimen Electoral conocido como "ley Mucci", que creaba la posibilidad de varios sindicatos pequeños dentro de una misma rama, dividiendo así a los trabajadores en múltiples sindicatos y alentando a que un sector obedeciera a la UCR. A esto llamaban “democracia sindical”. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados pero rechazado en Senadores, por la oposición peronista.
Contrariamente a su objetivo logró unir a todas las fuerzas sindicales (que necesitaban recuperar su prestigio). Sus direcciones fueron lentamente “normalizadas”, derrotadas las viejas burocracias colaboracionistas y cambiadas en las elecciones por sindicato. La CGT Brasil dirigida por Ubaldini, ayudará a renovar no solo las caras de los sindicatos sino del mismo PJ con Cafiero a la cabeza del sector político.
El 25 de enero de 1984, en el Sindicato de la Alimentación, 107 organizaciones sindicales de ambas CGT se reunificaron (quedando por fuera solo un pequeño sector de Azopardo). Y el 3 de agosto de 1984, ésta convoca a la primera huelga en contra de las medidas económicas. El gobierno radical se opuso a restablecer los mecanismos de negociación colectiva, con el fin de preservar en manos del Estado el poder de fijar los salarios.
Durante 1984 hubo numerosos conflictos por reclamos de ajuste salarial, falta de pago, solicitudes de aumento, contra despidos, etc. Se nombró como “negociador” con la CGT al dirigente sindical Hugo Barrionuevo. La estrategia del Gobierno era reglamentar la ley 22.105 de la dictadura para convocar a elecciones sindicales de acuerdo con el sindicalismo peronista tradicional y sectores independientes.
El paro de 1984 fue exitoso: el 80% de los asalariados de la industria, comercio y servicios se adhirió a la medida, y los grandes centros urbanos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza se paralizaron.
Juan Manuel Casella, dirigente radical de Renovación y Cambio, era el ministro de Trabajo y buscó un compromiso con la CGT. En mayo se conoció el proyecto de reglamento electoral consensuado entre el Gobierno y la CGT.
El nuevo reglamento electoral restablecía a los sindicatos las atribuciones para convocar a elecciones según los antiguos estatutos de cada organización. A pesar de que quisieron eliminar la representación de las minorías, un sector muy amplio de los trabajadores se plegó a la renovación sindical. Se realizaron numerosos listas “pluralistas” (que incluían peronistas, radicales, comunistas y al MAS), cuyo eje era el antiburocratismo, la decisión de las asambleas. No la independencia de clase ni medidas para combatir la burocratización como la renovación de los cargos y la vuelta al trabajo cada dos años.
En ese marco, estas listas permitieron emerger al Movimiento de Renovación Sindical Peronista que derrotó a Alfonsín en las elecciones intermedias de 1987. Y así, la recuperación del PJ.
En los seis años del gobierno radical se realizaron casi 4.000 huelgas sectoriales y de empresa (67% en el sector público) y 13 huelgas generales.

Gabriela Liszt

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