Se realiza una nueva versión de la histórica marcha, encabezada por Hebe y dirigentes kirchneristas. La consigna: “Por el derecho a trabajar, resistir sin descansar, Cristina conducción”.
De la mano del exsecretario de Comercio Guillermo Moreno y esperando la llegada de Máximo Kirchner, Hebe de Bonafini arrancó ayer a las 17 una nueva versión de la histórica Marcha de la Resistencia.
Esta vez, y luego de haber renunciado a realizar esta histórica marcha durante diez años, la consigna es “Por el derecho a trabajar, resistir sin descansar, Cristina conducción”.
Habrá una vigilia y una constante marcha alrededor de la Pirámide de Mayo hasta hoy a las 17, cuando se realizará el acto de cierre con dos oradores: Bonafini y Máximo Kirchner.
En el recital que se desarrollaba por la tarde y la noche de ayer, Ignacio Copani abrió cantando “Olé olá, junto a Cristina resistir sin descansar”. Allí estaban los dirigentes de La Cámpora y gran parte de los diputados que representan al kirchnerismo. En definitiva, pareciera que la nueva edición invernal de la Marcha de la Resistencia no es otra cosa que una demostración de fuerzas de ese arco político.
Las Madres de Plaza de Mayo inauguraron -“parieron” como les gusta decir- la que ellas mismas denominaron Marcha de la Resistencia, “un nuevo espacio de lucha”, el 9 de diciembre de 1981, con la dictadura todavía en acción, bajo la consigna “Aparición con vida”.
Desde ese momento hasta el año 2006, sin interrupción, todos los diciembres se realizaba la Marcha que, a pesar de múltiples diferencias entre los organismos de derechos humanos, lograba congregarnos a todos los luchadores y militantes, junto a cientos que veían en esa marcha, como la del 24 de marzo, un lugar de denuncia y de lucha contra los atropellos a las libertades democráticos.
Ese año, Hebe de Bonafini y la Asociación Madres de Plaza de Mayo definieron que no participarían más por concluida porque “no había más un enemigo en la Casa de Gobierno, sino un amigo, que era Néstor”.
Sin embargo, las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, encabezadas por Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen, junto a la gran mayoría de los organismos de derechos humanos que mantuvieron la independencia política del Estado y los gobiernos, sostuvimos la fecha simbólica y seguimos rodeando la Plaza en diciembre de cada año.
La “vuelta” de la Marcha de la Resistencia aparece entonces como la vuelta de Hebe de Bonafini para retomar un lugar central en la oposición al macrismo y como el intento de volver a las calles por parte del kirchnerismo, arrogándose también el nombre de Marcha de la Resistencia.
Por cierto, en diciembre del año pasado, Bonafini ya había “vuelto”, aunque sin la pompa de hoy, a marchar. Acababa de asumir Mauricio Macri, y el “enemigo” volvía a la Rosada.
Nueve años y ningún motivo para luchar ni resistir
La ubicación de Hebe de Bonafini frente al Estado y el gobierno durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner no se puede reducir sólo a su simpatía política con “el proyecto”.
Las consecuencias son profundas, porque la cooptación no sólo la llevó a tener algún nivel de participación en negocios a la vera del Estado sino, y esto es lo más grave, a callar y encubrir los ataques a los trabajadores y sectores populares durante los doce años de kirchnerismo.
Ese mismo año, 2006, cuando Bonafini abandonaba las Marchas de la Resistencia, el 18 de septiembre desapareció -y aún sigue sin conocerse su destino- el testigo contra Etchecolatz, Jorge Julio López. Ni una palabra exigiendo al Estado y al gobierno su aparición con vida surgieron del sector que representaba Hebe. Por el contrario, lamentablemente llegó a tomar como propias versiones como la de Aníbal Fernández que, en una muestra de cinismo astronómico, dijo que López podía “estar en la casa de la tía”.
El asesinato de Mariano Ferreyra; las múltiples represiones y asesinatos al pueblo Qom; las represiones en Panamericana a los trabajadores de Lear; la condena a cadena perpetua a los petroleros de Las Heras en Santa Cruz; la persecución y espionaje a luchadores a través del Proyecto X, entre otras cuestiones, fueron silenciadas por Hebe de Bonafini. Cooptación fue eso: callar, silencio cómplice y dejar pasar los avances contra las libertades democráticas.
La designación de César Milani al mando del Ejército, sobre quien pesan graves denuncias por su participación en el genocidio, no sólo encontró a una Bonafini silenciosa sino que, posteriormente, pudimos verla todos abrazada al militar, sonrisa mediante. Esa imagen fue la dilapidación rotunda de una lucha de años contra los genocidas.
Hoy vuelve a marchar, de la mano de Guillermo Moreno, quien fuera el director de la patota que amedrentó durante años a trabajadores de ATE del Indec que cuestionaban la orientación del organismo durante el kirchnerismo.
A pesar de esto, hemos defendido sin dudarlo y estuvimos en la primera fila contra el intento de detención de Bonafini por parte de la Justicia y el gobierno de Cambiemos. Ninguna diferencia nos hará callar los ataques del Estado a referentes de la lucha contra la dictadura.
Sin dudas, tenemos por delante un gran desafío que es el de enfrentar al gobierno de Cambiemos y a los gobiernos provinciales que, además de haber descargado un ajuste brutal contra los trabajadores y el pueblo, están dando sostenidas muestras de querer imponer con sectores del Poder Judicial, más impunidad a los genocidas y más represión a los que luchan. Los que nunca nos fuimos, seguiremos en las calles.
Gloria Pagés
Hermana de desaparecidos | CeProDH
No hay comentarios:
Publicar un comentario