miércoles, 17 de agosto de 2016

Darío Sztajnszrajber: “La política tradicional está en crisis"

La Izquierda Diario entrevistó al reconocido divulgador de la filosofía, conversamos sobre sus proyectos, nos dió su visión sobre el macrismo después de ocho meses de gestión, entre otras cosas.

Volvió Mentira la Verdad…
- Sí, la semana pasada se estrenó la cuarta temporada que se grabó a fines del año pasado. Es diferente a lo que veníamos haciendo; no es que sea un proyecto superador, sino que se decidió experimentar otra cosa. Es probable que vuelva el “Mentira la verdad” tradicional más adelante pero en principio, lo que hicimos fueron clases públicas en la calle donde fuimos a doce lugares de la Capital, Rosario y La Plata. Explique doce grandes obras: “La apología” de Sócrates, “La zaratustra” de Nietzsche, “El manifiesto comunista” de Marx, “Ser y tiempo” de Heidegger, “Historia de la sexualidad” de Foucault, etc. La gente estaba conmigo, parada, e íbamos dialogando. Todo eso se editó en programas de 25 minutos, que es lo que está saliendo ahora en Canal Encuentro. A pesar de que “Mentira la Verdad” tradicional apuesta a la cotidianización de la filosofía a través de la ficción, esto apuesta a la filosofía en la calle, como en la Villa 31, que dimos el Leviatán de Hobbes. Mucha gente del barrio se acercó, pero más impresionante fue la cantidad de gente que fue a la villa sin prejuicios. Entonces cualquier ciudadano puede apropiarse de la filosofía, horizontalizarla, y llevarla para su propia subjetividad.
Entonces... ¿por qué considerás que es importante la divulgación de la filosofía?
- La filosofía es una herramienta de resquebrajamiento de los valores hegemónicos y dominantes. Todo depende de cómo la hagas. O sea, se puede hacer filosofía celebrando el “status quo” o buscando la emancipación. Y después, al interior de cada uno de esos dos polos tenés múltiples formas y muy discutibles entre sí. La divulgación, como formato, ya es un experiencia emancipadora, porque lo que hace es pelearse contra cierta institucionalización de la filosofía que la convierte en un proyecto de clases, elitista, aristocrático, una clase burocrática que lo que hace es adueñarse de la filosofía y generar jerarquías. Lo peor que le ha pasado a la filosofía es perder la calle, esa capacidad de asombro que hace que uno pueda estar haciendo filosofía mirando un vaso o colgado viajando en un colectivo.
Todo el tiempo podemos dejar abierta nuestra capacidad de búsqueda existencial porque el ser humano piensa de muchas maneras: deductivamente, económicamente, pero también piensa existencialmente. Ese es un pensamiento del que sistema en el que vivimos a desterrado. Le ha puesto el nombre de improductivo, lúdico, estúpido, de cuelgue, de drogón incluso, como algo que no hace al sentido común. Ya la recuperación de la filosofía como una herramienta emancipadora es mucho para eso, la divulgación es clave porque somos muy pocos los que estudiamos filosofía, pero sin embargo la mayoría de las disciplinas pasan por la filosofía. Mi experiencia como docente es que siempre he dado filosofía a gente que no es de filosofía, y pega mucho. En la medida en que la transferencia docente sea interesante. Se dio en estos últimos años la posibilidad que esa divulgación sea más masiva, eso es una política de Estado de Canal Encuentro. ¿Quién lo va a hacer si no? ¿Telefe?
¿Cómo es eso de mezclar filosofía con música; a Platón con Spinetta en “Desencajados”?
- Son cuatro años ya donde recorrimos el país de Ushuaia a la Quiaca, y sigue con mucha demanda; teatros repletos para ver un espectáculo de filosofía. El espectáculo dura más de dos horas donde voy pasando por distintos temas existenciales: el amor, el poder, Dios, el tiempo. En el desarrollo, voy tratando estos temas desde distintos géneros discursivos. Por ejemplo, cuando hablo del amor hago un Stand Up con los mitos griegos, cuando hablo de Dios hago una representación actoral del loco que anuncia la muerte de Dios en Nietzsche. Es un estilo muy “Zapping”, muy dinámico, y al mismo tiempo hay una banda de Rock, con una cantante que es Lucrecia Pintos, con quien elegimos diez temas del rock nacional y latinoamericano, y decidimos que cada uno de los temas existenciales que yo voy trabajando se relacione con una canción con la que dialogar. La canción va como interfiriendo, interrumpiendo el desarrollo del tema. Entonces se arma un continuo donde yo voy hablando y actuando mientras Lucrecia canta con la banda y es como una fusión que no termina nunca de disolver las diferencias. Hacemos temas de Los Redondos, Soda Stereo, Spinetta, Charly, Fito, Fernando Cabrera, músicos de los 80/90 bien populares. Esto es “Desencajados”; una estética dulce y una angustia típica de la filosofía, un cachetazo a los conceptos. La próxima función en 26 de agosto en ND teatro.
¿Cómo ves al macrismo después de ocho meses de gestión?
- Lo que hay es una alianza pero que nadie se acuerda. Si bien Carrió es una figura importante, el macrismo ha tomado la delantera. Veo como gran parte de esa alianza está invisibilizada. Recorriendo el país con Desencajados me he encontrado con muchas provincias radicales que no parecen estar en sintonía con las medidas del PRO.
Sin embargo, me parece muy consecuente con los planteos históricos que representa el PRO en la Argentina; aunque sea un partido nuevo representa intereses históricos. Yo no soy de los que está sorprendido, el que debe estarlo es el que lo voto creyendo que eran otra cosa. Son consecuente con un modelo de país que privilegia los intereses de los sectores más poderosos; hay medidas que se toman directamente alineadas con sectores empresariales concretos.
Uno de los grandes éxitos de la batalla cultural de estos últimos meses ha sido lograr que el término política se relacione con el término “crisis”. Igual creo que la política tradicional está en crisis y que esa crisis afecta a todos. Parecería que el macrismo propone paradójicamente ante la crisis de la política, la anti política. Que ellos como fuerza política propongan la antipolítica, ya es una contradicción y que además ganen, habla de una contradicción existencial de una sociedad. Ante esto, yo vuelvo al lema Nietzscheano de que "todo es político", entonces es clave la repolitización de todo. Pero ¿cuál es el discurso dominante? Que hay zonas donde no se hace política, que está mal. Donde más nos dicen que no hay que hacer política, es donde más hay que hacerla.

Nicolás Gerola estudiante del ISFD nº 45

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