martes, 30 de agosto de 2016
Macri, Prat-Gay y un discurso a pedir de las grandes patronales
Mientras el presidente criticó los paros docentes y llamó a “no confrontar”, el ministro de Hacienda rechazó la posibilidad de reapertura de paritarias.
En el mismo día y con pocas horas de diferencia, el presidente Macri y el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay, salieron a confirmar el carácter anti obrero y antipopular de la política del Gobierno nacional.
El mensaje de parte del Poder Ejecutivo no podía ser más claro: los trabajadores deben esperar, seguir pagando la crisis y, sobre todo, no protestar.
Macri hizo un discurso en La Matanza destinado esencialmente a marcar la cancha a los docentes que volverán a parar en reclamo de reapertura de paritarias.
Por su parte, en una entrevista radial, el ministro de Hacienda fue explícito al decir que carece de sentido reabrir los mecanismos de negociación paritaria porque la inflación “ya es no es un tema que preocupa”.
En ambos casos, los funcionarios esgrimieron la representación de quienes se ven afectados por el ajuste en curso e hicieron de “voceros” de quienes sufren el ajuste pero “entienden que estas medidas eran necesarias”.
Adivinanzas gorilas
“Nos cuesta creer que los gremios decidan caer en paros, que lo único que hacen es afectar más ese compromiso de crearles herramientas a nuestros chicos para que tengan realmente acceso a un mejor futuro”.
¿Quién los dijo? Cristina Fernández o Mauricio Macri. Como se hace en muchos casos, se podría jugar a las adivinanzas. En este caso la secuencia temporal hace que sea el actual titular del Poder Ejecutivo. Pero las críticas se parecen peligrosamente a las de su antecesora en el cargo.
El 1° de marzo de 2012, en el inicio de las sesiones legislativas, Cristina Fernández había hablado de los reclamos docentes: “con trabajadores que gozan de estabilidad frente al resto de los trabajadores, con jornadas laborales de 4 horas y 3 meses de vacaciones, cómo es posible que sólo tengamos que hablar de salarios y no hablemos de los pibes que no tienen clases”.
Las afirmaciones, además de granjear la bronca de los y las docentes de todo el país, era una suerte de confesión de la inestabilidad de la que gozaban –después de 9 años de kirchnerismo- gran parte de los trabajadores.
Pero además el presidente Macri afirmó ayer en el discurso que “el camino no es agredir y confrontar, sino escuchar”. Esto, que muchos medios presentan como una advertencia hacia y contra el kirchnerismo, en realidad está dirigido contra los trabajadores. No es el primer mensaje en el mismo sentido y con los mismos destinatarios.
Para el oficialismo, en aras de garantizar el crecimiento de la rentabilidad empresarial, se trata de garantizar la limitación al reclamo y la protesta social. No resulta caprichoso que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich mencione a las movilizaciones entre las cuestiones que atentan contra la estabilidad del actual Gobierno. En este marco, tampoco debería sorprender a nadie entonces la represión descargada sobre trabajadores desocupados la semana pasada en la Autopista Buenos Aires-La Plata.
Pero el oficialismo tiene, en este terreno, una gran ventaja. La reunificada CGT sigue pateando el llamado a un paro nacional hacia un futuro indeterminado. En ese sentido, la burocracia sindical es la mejor garante de que la “confrontación” no tome contornos más generalizados.
Prat-Gay se ríe de la clase trabajadora
“Ya no es un tema la inflación” disparó el ministro de Hacienda y Finanzas. El mismo funcionario que pidió perdón de manera solícita a los grandes empresarios españoles, no tuvo empacho en reírse ayer de la mayoría obrera y popular del país.
La entrevista -que se realizó en radio La Red- mostró que al ministro la situación de la clase trabajadora le preocupa poco y nada. Prefiere reiterar los lugares comunes que parecen conformar todo el andamiaje discursivo de Cambiemos, junto a las críticas a la “herencia recibida”.
El ministro afirmó que la inflación está bajando. Pero el dato solo puede explicarse a partir de la recesión que sufre el país y se descarga sobre las espaldas del pueblo trabajador.
El objetivo del funcionario, además de intentar limitar el descontento social existente, fue rechazar de plano la posibilidad de una reapertura de las paritarias, como lo viene exigiendo una importante cantidad de gremios. El reclamo “hubiera tenido algún asidero dos meses atrás” afirmó el ministro para luego decir que, de darse ahora, “no sería bueno ni siquiera para quienes discutirían esas paritarias”.
Por momentos la lógica del ministro parece fallar, como cuando señaló que una devaluación de diciembre pasado no se trasladaría a los precios. Sin embargo, aquí el mensaje es evidente. Si hay aumentos salariales, hay aumentos de precios y frente a los mismos el Gobierno nada hará. El mismo Prat-Gay admitió durante la entrevista que “los empresarios se pasaron de rosca con los aumentos”. Lo que omitió decir es que el Gobierno los dejó actuar libremente.
La argumentación del ministro no resiste una pregunta. Interrogado sobre de cuanto será la inflación, Prat gay aseguró severo que “no será del 45% anual”. Pero, minutos después, afirmó que no puede saber de cuánto va a ser. La contradicción tiene su explicación. En el plan del Gobierno, aun resta implementar el tarifazo luego del llamado a audiencias públicas previstas, para el caso del gas, el próximo 16 de setiembre. La resultante de esa medida, sino es frenada por la movilización obrera y popular, podría significar un nuevo salto inflacionario.
Un freno necesario
Los Ruidazos contra el tarifazo mostraron el descontento de amplias capas de la población contra las medidas de ajuste. El paro nacional docente del pasado 24 de agosto puso en evidencia la predisposición de sectores importantes a luchar contra el ajuste.
Cada día resulta más evidente que la ventaja del Gobierno para avanzar en medidas se ajuste surge a partir de la ausencia de medidas de lucha contundentes, como podría serlo un paro nacional activo que mostrara la fuerza de la clase trabajadora para enfrentar el ajuste.
Para confirmarlo, hace pocas horas, el “flamante” secretario adjunto de la CGT reunificada, el dirigente de UPCN Andrés Rodríguez, ratificó que “el paro no está cerca en el horizonte” y lo que se privilegiará será “la vía de la negociación”.
Desde el kirchnerismo, al mismo tiempo que se hacen duras críticas hacia el Gobierno, se trabaja pensando esencialmente en horizonte electoral de 2017 y 2019. Quedó en evidencia en el acto de cierre de la relanzada Marcha de la Resistencia, cuando Máximo Kirchner llamó a quienes se había ido a volver al proyecto político. Un llamado a reunificar el peronismo con aquellos que fueron tildados de traidores.
Desde otra posición, la izquierda agrupada en el Frente de Izquierda sigue denunciando la pasividad de las conducciones sindicales, llamando a movilizarse el próximo 16 de setiembre y exigiendo la convocatoria a un paro nacional para enfrentar el ajuste.
Redacción LID
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