viernes, 26 de agosto de 2016
Más que nunca, congreso de bases de la CGT
Vamos a la Marcha Federal por un paro nacional y un plan de lucha
“No se trata de que nos impongan una medida de fuerza. Hay que hacer recapacitar al gobierno”. La frase de Daer describe el contenido esencial del “congreso de la unidad” que no fue. La retirada de una cincuentena de delegados de la Corriente Federal K reclamando paro nacional, en medio de silbidos y apretadas de matones, sirvió para ponerlo aún más de relieve. De todos modos, los kirchneristas del bancario Palazzo negociaron cargos durante cuatro horas, hasta retirarse porque no se los dieron.
Barrionuevo fue todavía más lejos. Planteó que “nos va a costar sostener a través de la democracia a este gobierno”. Puso la estabilidad del gobierno por delante de las reivindicaciones del movimiento obrero. Es la ‘gobernabilidad’ del ajuste.
Schmidt, el triunviro de cepa moyanista, marcó que es inútil hacer un paro porque se trata de un gobierno de “la derecha”. En resumen, cada uno marcó a su manera que la nueva CGT vino a reforzar la tarea estratégica de contención del movimiento obrero, frente a una ofensiva contra la clase trabajadora que ellos mismos caracterizan en el documento común.
Macri, en paralelo al Congreso, envió un mensaje claro. Atacó el “ausentismo”, “la industria del juicio” y puso como eje de la salida a la crisis “el aumento de la productividad”. Un gobierno acorralado por la crisis de las tarifas, la inflación incesante y la recesión encontró el espacio para apuntar contra el movimiento obrero el mismo día del congreso ‘unificador’. Pero esa posibilidad se la cedió enteramente “la CGT del ajuste” y sus dirigentes. Los mismos que desde marzo-abril parlamentarizaron el reclamo contra los despidos y se quedaron mudos ante el veto presidencial, volvieron a darle un crédito al gobierno cuando estalla el índice del 9,3% de desocupación -un dato concluyente que termina con cualquier polémica acerca de los despidos.
Otra pata del ajuste
Indudablemente, la nueva CGT es una pata, no sólo de la coalición del ajuste que practica Massa, semioficialista y semiopositora, sino de la política de todos los gobernadores y del propio FpV. Todos quienes votaron el pacto con los fondos buitre, el blanqueo de capitales y los subsidios a las automotrices, entre otras perlas.
La negociación bochornosa de los fondos de obras sociales que son propiedad de los trabajadores, es apenas un eslabón de una política de conjunto. Pero no la única moneda de cambio. El fallo de la Corte contra el derecho de huelga de los cuerpos de delegados y las bases obreras no sindicalizadas, es la más impresionante de las concesiones en favor del llamado “modelo sindical”. El fallo abarca también a los sindicatos inscriptos, para sumar a la política de la gobernabilidad al centroizquierda.
Nada de esto es ajeno al Papa y la Iglesia, que levantan una consigna muy cara al centroizquierda: la Mesa o Consejo Económico y Social, para atender la explosividad social que plantea el ajuste.
El “diálogo” anunciado por la burocracia apunta a conceder un espacio a los protagonistas de la marcha de San Cayetano, los movimientos sociales que asumen acríticamente el asistencialismo y le han facilitado al macrismo una gigantesca plataforma de trabajo precario -a eso llaman “economía popular”-, como la CTEP del Movimiento Evita, Barrios de Pie y la CCC. Toda la burguesía, y con ella la burocracia sindical, están preocupados por evitar la reedición de los ’90, donde un movimiento piquetero independiente del Estado fue, junto a sectores medios, el gran protagonista del Argentinazo que terminó con el gobierno de De la Rúa.
Pero el 40% del movimiento obrero quedó afuera de la nueva CGT. Si no hay otra central, es porque las fracciones disidentes están enfrentadas entre sí. Venegas es un agente directo de la Sociedad Rural y Macri, y ha impugnado el congreso con el Ministerio de Triaca de su lado, como carta para condicionar a los “unificados”. Los de Viviani, a quien Macri extorsiona con soltarle la cadena al Uber, se referencian en Urtubey y Bossio. La crisis del peronismo juega de lleno en el impasse del congreso y de la “unidad”.
Los gremios del transporte ganaron peso, pero más significativo es todavía que Moyano cedió la comisión de encuadramiento sindical a un hombre de Cavallieri, su archienemigo en este punto. Es toda una adaptación a la precarización laboral, vía tercerización y encuadramientos en los convenios bajos o “depósitos” como comercio o construcción.
Por su lado, la incorporación del “Barba” Gutiérrez y Santamaría, dos notorios K, al nuevo Concejo, revela que la desintegración del kirchnerismo sigue su curso aunque Cristina camine la provincia.
Más que nunca se ha puesto de relieve el completo agotamiento de la burocracia sindical para viabilizar las más elementales reivindicaciones del movimiento obrero. Sólo un congreso de bases, con delegados electos y mandatos de asambleas obreras de cada gremio, podría unir al movimiento obrero, a partir de un programa y un plan de lucha.
No se trata apenas de la cuestión del paro nacional. Se trata de una política para que la clase obrera intervenga en la crisis y despliegue su fuerza social, la única capaz de quebrar el ajuste.
Marchamos el 2
En semejante cuadro de entrega del movimiento obrero, la movilización del clasismo del 9 de agosto ha marcado un programa y claros objetivos. El yaskismo, en este cuadro, ha convocado finalmente a su Marcha Federal para el 2 de setiembre. Ello, luego de ‘desensillar’ en repetidas oportunidades y a la espera de una medida de fuerza de la CGT ‘unificada’ que nunca llegó. En el medio, pasaron semanas y meses preciosos que le fueron entregados al gobierno.
La convocatoria de la marcha es la confesión de ese fracaso. Pero, también, una oportunidad para que el clasismo haga oír su voz y le dé continuidad a la lucha política que se expresó el 9 de agosto, movilizando mediante una política independiente: reapertura de paritarias, reparto de horas sin afectar el salario ante despidos y suspensiones, aumento de emergencia a los jubilados, abolición de ganancias en los salarios, anulación del tarifazo y apertura de las cuentas de las privatizadas.
Paro activo nacional y plan de lucha. Es la conclusión que le deja a todo el movimiento obrero el parazo nacional docente de estas horas.
Nestor Pitrola
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