Por quinto año consecutivo, este 6 y 7 de agosto Buenos Aires tiene su feria de editoriales independientes. A diferencia de la tradicional feria del libro, en Central Newbery no hay que esperar un evento especial para mezclar en la charla a editores y lectores. La Izquierda Diario conversó con Víctor Malumián, de Ediciones Godot, organizadores del evento.
La primera fue en la radio La Tribu, invitamos a 20 editores que eran amigos nuestros, y les dijimos “si no viene nadie les pagamos las primeras pizzas y las cervezas”. Fue la tormenta de Santa Rosa, se inundó todo. Tres de la tarde cuando tenía que venir la gente pasaban botes por la calle; a las cuatro empezó a bajar el agua y a venir la gente, no lo podíamos creer. Funcionó bastante bien, y no habíamos salido en ningún medio. Pensamos “acá hay algo”.
Cuando parece que los libros pasaron de moda, la multitud y la variedad de publicaciones parecen indicar lo contrario. Más de 80 sellos participan de la feria con un abanico amplísimo: novela negra, literatura infantil, ensayos y relatos de lo más variado.
Fue evolucionando, pasamos a 25, 30, 35 editoriales y llegó un momento en la última en que la gente no entraba, y todo el mundo nos decía que teníamos que ir a un lugar más grande. Nos daba un poco de cagazo escalar porque somos dos personas; no hay instituciones por detrás, ningún apoyo, nada. Alquilamos acá Central Newbery que son 400 metros cuadrados, y hay más de 85 editoriales, 6 o 7 que son de Chile, una de Uruguay, una de Colombia, una de México. La selección que hicimos fue con intención de bibliodiversidad. Tenés editoriales especializadas en cine, en literatura, en diseño, en música, en policial negro argentino, en narrativa contemporánea, en ensayo.
Una de las ventajas evidentes de esa relación directa editor-lector se plasma en las posibilidades que existen según los intereses ¿infinitos? en un universo literario que encuentra muchos más lectores y lectoras de lo que podría detectar cualquier CEO o director de marketing de los grandes grupos editoriales.
Las editoriales chicas, al tener otra estructura, pueden apostar a títulos y temáticas que capaz van a vender entre 500 y 2.000 ejemplares. Entonces podés tener temáticas que realmente te interesan, y eso lo que hace es que el lector no se tenga que conformar con esos títulos que van a vender 30 mil o 50 mil ejemplares. Como organizadores tratamos entonces de curar ese contenido para que la Feria sea interesante para cualquiera que venga. Y por otro lado tener al editor detrás, que es la mejor persona para explicarte su catálogo.
Cuando se dice que ya nadie lee, que todo se reduce a un post de Facebook, a un tweet, cuando parece que el libro digital “mató” al libro de papel, la literatura no solo muestra señales de vida, está más viva que nunca, porque siempre que alguien tenga ganas de recomendar un libro habrá alguien con ganas de doblar el lomo de un libro y la literatura seguirá “estando de moda”.
Nadie se mete en la edición independiente porque quiere hacer plata. Cuando te emociona recomendar un libro, cuando leíste algo y sentís que otro tiene que leer esa misma idea, que esa idea le tiene que partir el bocho o esa historia lo tiene que conmover, te hacés editor. Cuando ves un montón de gente que un sábado viene acá te emocionás, decís “no estamos tan solos”, hay un montón de gente que le gusta leer. No sólo leer, le interesa conocer un montón de cosas nuevas y distintas y le gusta que le recomienden libros y quiere charlar de literatura y ensayo… no somos los únicos.
La Izquierda Diario
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