sábado, 2 de julio de 2016
Malcorra encubrió crímenes de guerra
En el año 2014, tropas francesas con el emblema de los “Cuerpos de Paz” de la ONU fueron acusadas de haber violado y sometido a abusos sexuales a 23 niños y niñas de la República Centroafricana. Para ello amenazaron a los menores, los chantajearon y los sometieron al hambre. Esto fue corroborado por una comisión investigadora que elevó su informe a la secretaría general de la ONU.
Susana Malcorra, actual ministra de Relaciones Exteriores de Macri -quien entonces era jefa de Gabinete del secretario general de la ONU, Ban Kimoon-, lo ocultó, garantizando la impunidad de los violadores. Malcorra utilizó su cargo e influencia para realizar reuniones de carácter secreto-conspirativas con el propósito de impugnar las denuncias que hizo Anders Kompass, funcionario de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Kompass elevó, a fines de abril de 2015, un informe completo sobre el punto. De inmediato se inició contra él una persecución que llegó a suspenderlo de sus funciones y a sacarlo custodiado de las oficinas de la ONU. Lo acusaron de haber hecho públicos documentos ‘reservados’, la misma línea usada contra Wiki Leaks y ahora también en el parlamento europeo contra las revelaciones del Panamá Papers.
Repuesto en su cargo, las presiones siguieron sobre Kompass, hasta que renunció. Este no es el único caso de gravedad que salpica a Malcorra: se han presentado denuncias en marzo de este año contra un alto funcionario de la ONU en Jerusalén, acusado de someterse a la presión israelí en el caso de videos que inculpan a las fuerzas militares del Estado sionista, que tienen una lista de violadores de los derechos de los niños, también llevada a la secretaría de la ONU. Tampoco en este caso pasó nada en materia de investigación y sanción.
Las tropas “de paz”
Estos crímenes de guerra, con inclusión de pedofilia por parte de las tropas de “paz”, vienen a dar un testimonio más del papel de las tropas de la Otan y de la ONU, al igual que del papel de la Minustah en Haití, compuesta por tropas latinoamericanas: se trata de tropas de ocupación al servicio de la política imperialista de las principales potencias mundiales que avalan regímenes de rapiña y explotación semicolonial en todo el planeta y que, como tales, reproducen los peores métodos del imperialismo.
Esto viene a clarificar que el nombramiento de Malcorra, así como su postulación a la Secretaría General de Naciones Unidas, forman parte de una política integral del gobierno de Macri que incluye el envío de tropas a las llamadas misiones de paz y la adscripción de la Argentina a la política “antiterrorista” del Departamento de Estado norteamericano. En nuestro país, esto ya tuvo expresión con la nefasta ley Antiterrorista del kirchnerismo. Hoy, esa política se ve profundizada por las leyes y decretos que promueven la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones internas con la excusa de los delitos complejos.
Macri difícilmente desconociera el affaire Malcorra al momento de su nombramiento. Al contrario, su postulación posterior a la ONU indica toda una señal política de alineamiento internacional que tiene en Malcorra una garantía de compromiso hasta el final con el imperialismo. En ese marco es que vino Barack Obama a la Argentina y en ese marco se votó el pacto buitre, se han reenviado tropas a Haití y se gestiona el ingreso argentino al Tratado del Pacífico.
También difícilmente Carrió, jefa de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados desconociera estos informes. El único registro en la Cámara es un pedido de informes el 13 de junio del diputado Carmona, del FpV, a raíz de una publicación en Miradas del Sur. Entre nosotros, Jorge Altamira1 publicó una detallada denuncia del caso a partir de informaciones de The Guardian y otras publicaciones, donde se revela que el tema es parte de la interna por la sucesión de Ban Ki-moon.
Al momento de publicar estas líneas, estaremos luchando en el Parlamento para el tratamiento sobre tablas de un proyecto que exige la renuncia de Malcorra y la interpelación al jefe de Gabinete, Marcos Peña. Pero esto debe ser apenas el puntapié inicial de una campaña política nacional de todas las organizaciones populares, antimperialistas y de derechos humanos, para que Malcorra renuncie por ocultamiento de crímenes de guerra del imperialismo.
Nestor Pitrola
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