martes, 21 de octubre de 2014

30.000 personas asesinadas en Argentina con el apoyo económico del régimen borbónico español



Ver al “campechano” Borbón más conocido como el sin escrúpulos, “mataelefantes”, junto al criminal de lesa humanidad argentino, Videla, da verdadero repelús. Los asesinos franquistas que lo colocaron al frente de un nuevo régimen cleptocrático que no supo cerrar heridas, que manchó de sangre republicana cada papel firmado, cada decreto, cada nueva ley inundada de dolor ciudadano, de torturas brutales, asesinatos, desapariciones, robo de niños, fusilamientos, muertes al garrote vil, fosas, cunetas, repletas de huesos inocentes y otras masacres que han dado forma a lo que ahora llaman con media sonrisa “democracia”.
Un espacio para el robo premeditado, la corrupción política generalizada, la represión sistematizada, el hambre infantil, los desahucios de familias enteras a palos y patadas de los esbirros policiales, los suicidios inducidos por el estado, más de cuatro mil en menos de dos años por razones económicas.
Analizar los archivos secretos, ahora desvelados, que muestran al prócer presidente Suárez dando millones, junto al banquero Botín y el rey Juan Carlos a la mafia criminal argentina, a generales delincuentes, que metían ratas en las vaginas de las mujeres torturadas, que astillaban los dedos de los activistas de la izquierda detenidos, les introducían las cabezas en agua y mierda con una bolsa de plástico que los asfixiaba hasta que cantaban o morían, les daban picana (corriente eléctrica en los genitales), prácticas habituales de tortura que se hacían y se hacen por las policías más corruptas del planeta, los uniformados cobardes más psicópatas de la historia de la humanidad.
El exterminio indiscriminado de seres humanos parece que gustaba a quienes financiaron esta brutal dictadura, no tuvieron bastante con el medio de millón de antifascistas asesinados en España, querían más, y por eso pagaron a los corruptos generales del país del tango, ejerciendo descaradamente el terrorismo de estado a costa del dinero de nuestros impuestos, financiando el terror, el genocidio, las desapariciones masivas de militantes de la libertad y la verdadera democracia, el vuelo de aviones tirando, después de drogarlos, a miles de seres humanos inocentes al Río de La Plata, las violaciones de chicas jóvenes detenidas, las aberraciones más vergonzosas después del holocausto nazi.
Estas prácticas abominables fueron financiadas por banqueros, empresarios y dinero del presupuesto del régimen español, pagando sueldos de torturadores y verdugos en España y Argentina. Ese rey “bonachón” con escurridiza y corrupta amante alemana también tiene las manos manchadas, enrojecidas de un liquido que no se podrá limpiar jamás, impregnadas del sufrimiento de miles de personas asesinadas.
Todos los que suscribieron la llamada “transición española” fueron cómplices directos sin lugar a dudas de este genocidio execrable, de las muertes de miles de personas en este país andino arrasado, asesinado, masacrado por oscuros asesinos, patibularias bestias formadas en comisarías y cuarteles españoles por lo peor de un ejército y una policía fascista.
Los asesinos generales en mayo del 76 necesitaban más dinero, se habían gastado casi todo el presupuesto asesinando a miles de personas, la Madre Patria, el gobierno del franquista Suárez, el rey Borbón y varios banqueros delincuentes le solucionaron el problema económico con una inyección millonaria, se trataba de seguir matando y España, su gobierno, su monarquía, dieron la alternativa, cual torero siniestro de cruz gamada, yugos y flechas al amparo del terror y de la muerte.
El programa de cooperación económica entre los dos países supuso una aportación española de 890 millones de dólares a la dictadura argentina desde el Banco Exterior de Crédito. Un acuerdo celebrado a lo grande que contó con el silencio cómplice de partidos como el PSOE de Felipe González o el PCE de Santiago Carrillo, callados como putos, ante lo que suponía la clara financiación de un genocidio premeditado, que asesinó a más de 30.000 activistas de la izquierda argentina.
En esos tres días de negociación en Madrid entre el ministro argentino y la mafia franquista española, entre el 1 y el 3 de diciembre, desaparecieron más de 100 personas, entre ellos varios españoles que vivían en Buenos Aires. Unas muertes conocidas por todos los partidos políticos fieles al nuevo régimen borbónico, guardando un silencio terrorífico ante el asesinato impune desde partidos como la UCD, Alianza Popular, PCE, PSOE, buenos conocedores de estos asesinatos sin denunciar ni intervenir, dejando hacer al terrorismo de estado, como hicieron años después con otras muertes, nuevos crímenes planificados desde ministerios y palacios presidenciales en su propio país.
La Madre Patria volvió a ayudar a sus esbirros más criminales sembrando de muerte el país de Atahualpa, una continuidad del genocidio franquista en la Argentina, datos desvelados que no cuentan en 2014 con la denuncia de la supuesta izquierda cortesana y palanganera española, ahora bien ocupada en una nueva campaña electoral, entretenida en seguir ocultando una verdad más que evidente, algo incomoda, que huele a sangre y asesinatos masivos.

Francisco González Tejera

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