sábado, 25 de octubre de 2014

El Rey, el Gobierno español y su colaboración con la dictadura genocida de Videla



El diario español Público publicó en los últimos días una investigación avalada por documentos que prueban la colaboración política, militar e institucional entre el Gobierno español y la dictadura argentina, entre 1976 y 1982. Los documentos también implican al rey Juan Carlos. Nueva documentación que aporta a desmentir el mito de la “Transición modélica”. El Rey, el Gobierno español y su colaboración con la dictadura genocida de Videla

El periodista Danilo Albin ha realizado un trabajo de varios años de investigación sobre las relaciones entre la dictadura militar argentina y las autoridades españolas. Como parte de este trabajo, ahora presenta la serie Los Archivos secretos de España y Argentina, que consta de varios artículos, así como la publicación de documentación oficial que prueba esa colaboración. A través de diferentes comunicados oficiales se puede comprobar una asidua colaboración económica, diplomática y militar entre ambos gobiernos.
El primer informe muestra que hubo muchas pesetas españolas financiando a los militares argentinos.
Albín se refiere a la búsqueda de “dinero fresco” por parte de la dictadura de Videla a los pocos meses de llegar al poder y la disposición del Rey Juan Carlos para colaborar. En julio de 1976 el monarca recibió al embajador de la dictadura, el general Leandro Enrique Anaya y le garantizó el aporte del Gobierno, banqueros e industriales españoles.
La concreción de ese compromiso puede apreciarse en uno de los documentos publicados, el Protocolo de Cooperación comercial entre la República Argentina y el Reino de España, del mes de diciembre de 1976.
El encuentro entre Martinez de Hoz y un grupo de banqueros españoles, entre los que se encontraba Botín Padre, es otro de los hitos de esta relación. El entonces ministro de economía de los militares se comprometió a “devolver los favores” restituyendo las sucursales del Banco Santander que habían sido expropiadas en 1973.
Líneas especiales de crédito desde la “madre patria”, beneficios para las empresas en ambos países, incremento de la actividad comercial y financiera, fueron algunos de los resultados de ese intercambio.

La cooperación militar

La cooperación entre ambos gobiernos también tomó forma en el plano militar, mediante el “intercambio de saberes”. Militares argentinos fueron “becados” para realizar cursos dictados por militares españoles. A su vez, los integrantes del ejército de Franco fueron invitados a la Argentina para socializar y “aprender” técnicas de sus pares argentinos.
Albin señala que en la Embajada argentina en Madrid y en los consulados de Barcelona y Bilbao se montó un servicio de espionaje para controlar y seguir a los exiliados argentinos que huían de la dictadura.
Entre los siniestros personajes que entonces organizaban el servicio de la embajada argentina, se encontraban el teniente Antonio "Trueno" Pernías y Enrique Scheller, alias “Mariano” o "Pingüino".
Scheller torturaba con especial crueldad a los detenidos-desaparecidos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), según testimonios de algunos sobrevivientes. En 1979 fue nombrado agregado Naval adjunto en la embajada Argentina en Madrid. En julio de ese año se instaló a vivir en el barrio madrileño de Nuevos Ministerios.
Albín señala que a pesar de las denuncias en su contra, el gobierno de Suárez les dio pasaportes a ambos torturadores y permitió que llevaran revólveres. Ambos fueron condenados a cadena perpetua en el 2011, en el marco del juicio por los crímenes cometidos en la ESMA.
La colaboración entre el gobierno de la “transición” y la dictadura argentina, no fue solo económica y militar, sino que también intercambiaron frecuentes “homenajes”, y “medallas”, mostrando la afinidad entre ambos.
La transición española se vendió al mundo como una “transición modélica”, y las figuras de Suarez y el rey Juan Carlos fueron presentadas como dos grandes demócratas y artífices de la democracia moderna.
La realidad es, en cambio, que hubo una completa continuidad entre el franquismo y el régimen del 78, un entramado de represión e impunidad. El rey Juan Carlos, el “heredero“ nombrado por Franco, homenajeó también a los genocidas argentinos.
En 1978 el Rey le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar y el Collar de la Orden de Isabel la Católica al dictador Videla.
Mientras que el entonces príncipe y ahora rey, Felipe VI, también recibió “honores” de parte de los genocidas argentinos: la Armada argentina lo nombró "Guardiamarina Honoris Causa".

Josefina L. Martínez

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