Roberto Muñoz es sociólogo, becario doctoral del Conicet e integrante del Centro de Estudio e Investigación en Ciencias Sociales. A fines de julio desarrolló parte de su trabajo de campo en la Comunidad Wichi Francisco Muñiz, en Las Lomitas, provincia de Formosa, y estuvo presente en el momento en que fueron reprimidos y detenidos los hermanos Tejada, liberados hace pocos días. En una entrevista realizada por el programa de radio Los Locos de Buenos Aires, de FM La Tribu, Muñoz afirmó que detrás de la cuestión indígena se esconde en realidad una fracción de la clase obrera y criticó los abordajes al tema que se hace desde la academia y el Estado.
Roberto Muñoz vivió durante una semana, a fines de julio, en la comunidad wichí Francisco Muñiz. Según sus palabras, lo más interesante de esta experiencia fue ver su día a día: “siempre se distingue las formas de vida de estas poblaciones de las del resto de la sociedad, siempre con una línea muy cultural. Esa es la determinación fundamental del ser indígena y se desconoce las formas concretas de reproducción. Cómo viven, cuáles son las condiciones de vida y de trabajo de este sector de la población. Viviendo con ellos lo que uno ve es que se reproducen en tanto obreros desocupados. El ingreso principal de estas poblaciones son los planes sociales, la asistencia a la pobreza, la asignación universal por hijo, pensiones no remunerativas. Para los que acceden a ese plan, ese es su ingreso principal y el resto vive de changas esporádicas, como ser serenos en algún campo, trabajos de albañilería, en condiciones que apenas alcanza la subsistencia. Es una comunidad que no tiene agua potable, y como está cerca de Las Lomitas, que es una localidad formoseña, la luz solo llega a la entrada de la comunidad, el resto está sin electrificación. La mayoría de las casas son ranchos de barro de dimensiones diminutas en comparación con el tamaño de las familias”.
En una entrevista realizada en el programa de radio Los Locos de Buenos Aires, de FM La Tribu, Muñoz explicó que los planes sociales funcionan para conformar una clientela política de dirigentes indígenas: “focalizándonos en Formosa, salvo el caso más conocido que es el de Félix Díaz, el resto de las comunidades que se llaman indígenas, adhieren al gobierno kirchnerista de (Gildo) Insfrán. El régimen de cacicazgos se da por herencia y eso está fijado por ley. Desde el momento en que se dan ciertas fracturas al interior de estas comunidades es cuando surgen referentes que no son caciques, pero levantan demandas y activan políticamente por los reclamos más perentorios de estas comunidades”.
Tras su trabajo de campo, Muñoz alertó que en función del contexto actual las comunidades indígenas son condenadas a muerte: “los grupos de indígenas viviendo en el campo son cada vez más minoritarios porque el grueso de estos supuestos indígenas que nosotros caracterizamos como parte de la clase obrera argentina, viven en las ciudades, en la periferia de Rosario, Buenos Aires, mismo de Resistencia. Es un sector muy minoritario que todavía sigue viviendo en estos espacios rurales, y por cómo se los caracteriza siempre, en términos de su condición cultural, se dice que su cosmovisión los lleva a vivir de esta manera, su conexión especial con la naturaleza, desconociendo en realidad las formas concretas de vida de estas poblaciones. Toda la población llamada indígena históricamente desde principio del siglo XX, cuando son incorporados al desarrollo capitalista nacional, lo son como obreros transitorios en las diferentes tareas agrarias que se dan en la región, ya sea el trabajo en el Ingenio, en la cosecha de algodón, es decir que son proletarizados si viven bajo esas condiciones obreras desde por lo menos un siglo. En el contexto actual lo que pasa es que ya no son requeridos por el capital bajo esa forma de contratación temporal para las tareas agrarias, sino que son población sobrante en este sentido. Si uno tiene que ir a buscar los datos más concentrados de los peores índices sociales de todo tipo, los mayores índices de mortalidad infantil, de desnutrición, de muertos al nacer, están concentrados en esta población que es una fracción de la clase obrera que está inserta en este sistema como población sobrante para el capitalismo”.
El abordaje de la supuesta cuestión indígena
El sociólogo señaló que existen dos líneas de aproximación al tema: “por un lado, está toda la producción académica que se centra efectivamente en estos supuestos culturales, entonces se habla de que tienen ciertos espacios de autonomía porque se dedican a buscar cosas en el monte y eso les permite tener cierta autonomía en las relaciones capitalistas. Por ejemplo, antes de la destrucción de la economía indígena a fines del siglo XIX eran originalmente comunidades cazadoras recolectoras, esa economía queda destruida ya desde principios del siglo XX pero hay reformulaciones culturales de eso, entonces vas a encontrar antropólogos hablando de las nuevas formas de caza y recolección refiriéndose a que los indígenas cazan empleos públicos que es una de las formas de ocupación que encuentran ahora. Entonces por un lado está toda esa producción académica que hace de miseria virtud, y por otro lado está la intervención estatal que muchas veces son esos mismos antropólogos que son los que están a cargo de la formulación de programas y documentos de los organismos estatales que intervienen en esas comunidades. Toda la antropología que se ocupa de esta cuestión tiene este abordaje, que se ve replicado y que interviene en los organismos estatales, ya que es muy conveniente para el Estado esta línea de acción porque justifica las condiciones de miseria en la que viven. Entonces si vos decís que son cuestiones culturales no hay demasiado que intervenir ni mejorar la vida de esas poblaciones”.
En este sentido, Muñoz afirmó que los diarios de -por ejemplo- la provincia de Chaco publican cotidianamente noticas que ubican al funcionario a cargo de la Secretaría de Vivienda inaugurando viviendas para alguna comunidad aborigen de algún paraje chaqueño: “entonces uno lee la nota y ve al funcionario, que inaugura las casas de las que siempre se recalca que están construidas en base a los usos y costumbres de esas comunidades, eso le habilita a entregar casas que son de 2x2, la cocina está afuera porque ‘a los indios les gusta hacer fuego’, el baño no forma parte de la casa, entonces esa conjugación de la producción intelectual académica sobre el tema y la intervención estatal van de la mano para condenar a estas poblaciones a este tipo de vida”, reflexionó el sociólogo.
Formas de discriminación
“Se nota mucho que hay cierta cuestión de opresión particular por esta supuesta condición indígena, y en un contexto de pobreza generalizada en la provincia hay casos de discriminación entonces se habla del indígena, del aborigen, el blanco que dice que el aborigen es un vago, que solo vive de los planes. Esto se da en un contexto generalizado de una provincia hundida en la pobreza y el desempleo”, afirmó Roberto Muñoz en diálogo con Los Locos de Buenos Aires.
Para Muñoz existe mucha hipocresía respecto al tema de los indígenas, por ejemplo en lo que él llamó “discriminación positiva”: “está lo simbólico de decir que hay que llamarlos pueblos originarios, las cosas de las palabras, pero después realmente lo que uno ve es que es todo sanata porque hay indígenas que representan la tierra en la cual están, pelean, luchan y hay otros que están cooptados por el gobierno. (…). Toda esta política dirigida a los llamados pueblos originarios, pueblos indígenas, tiene este sesgo, toda una construcción simbólica cultural que por un lado sirve para construir cierta clientela política, cierta cooptación política de todos estos sectores, y al mismo tiempo mantenerlos en esta situación. Otra de las comunidades cerca de la Comunidad Muñiz se llama Pantalla. Un día pregunto por qué se llama así, y era parte de la ironía popular porque ahí era donde iban a hacer los actos Insfrán, Cristina Fernández cuando iba, porque era la comunidad más arregladita, mientras el resto todavía vive en situaciones en casas de tierra y demás”.
Relaciones entre comunidades
Muñoz remarcó que existe relación entre las diferentes comunidades y destacó que la detención de los hermanos Tejada a fines de julio (liberados recién el 10 de octubre pasado) implicó la movilización de varias comunidades de la zona pidiendo por su liberación: “todas hacen referencia de una u otra forma y tienen como referente a nivel nacional a Félix Díaz. Me refiero a las que no están alineadas con el gobierno. En ese sentido hay cierta interrelación. (…) Díaz es referente en el sentido de que es conocido en las comunidades, los nuevos dirigentes que surgen por fuera de la dirección del cacique lo tienen como un referente a seguir, pero de todas formas también hay internas dentro de todas estas comunidades. En el caso de la provincia de Chaco, donde funciona el Instituto Aborigen, en donde tienen intervención todas las comunidades qom, wichi, en ese instituto por ejemplo ahora van a elecciones y se presentan alrededor de 20 listas, entre listas qom, wichi, para ganar la dirección del instituto. Es un instituto provincial, y van 20 listas porque ahí intervienen incluso los partidos tradicionales como el Justicialista, el radical, y hay dirigentes que se reivindican indígenas participando en esas internas”, agregó el sociólogo.
Como cierre de la entrevista, Muñoz fue consultado acerca de las medidas que tomaría él para mejorar la situación de los pueblos indígenas: “lo que me gustaría resaltar es que detrás de toda esta cuestión indígena lo que se esconde en realidad es una fracción de la clase obrera, desocupada en este caso. En ese sentido, desde el momento en que reconocemos eso, lo que se impone es tratar de suturar la fractura que existen al interior de la clase, dejar de pensarlo como algo distinto al resto de las fracciones obreras, y organizarlos como obreros desocupados”, aseveró.
Red Eco Alternativo
No hay comentarios:
Publicar un comentario