jueves, 23 de octubre de 2014

Con técnicas de los españoles

Documentos secretos difundidos en España dan cuenta de que hubo 33 militares argentinos que recibieron formación en ese país, donde algunos realizaron también tareas de espionaje. Fue entre 1976 y 1983, los años posteriores al franquismo.

Torturadores argentinos realizaron cursos oficiales en España con el visto bueno del gobierno de Adolfo Suárez, según surge de documentos secretos difundidos ayer por el diario digital español Público. Los archivos incluyen pruebas de que 33 militares argentinos pasaron por las instalaciones del ejército español entre 1976 y 1983, en coincidencia con el primer gobierno de la democracia española tras el franquismo.
Entre los genocidas que hicieron cursos en España se encuentra el marino Carlos José Pazo, uno de los torturadores que prestaban funciones en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). La formación fue correspondida por parte del gobierno de Suárez con el envío de 14 militares españoles a Buenos Aires. El intercambio fue confirmado por el Ministerio de Defensa español en 1998 ante un requerimiento de información del entonces juez Baltasar Garzón, en el marco de su investigación sobre los crímenes de lesa humanidad en Argentina.
Según Público, algunos de los militares argentinos que viajaron a España se integraron en la red de espionaje que trataba de controlar en aquellos años a los exiliados argentinos y contrarrestar las denuncias internacionales contra la dictadura que encabezaba el genocida Jorge Rafael Videla. El centro de operaciones era la embajada argentina en Madrid y contaba con sucursales en otras ciudades como Barcelona, Bilbao o Cádiz. De los documentos citados por el diario digital, surge que el gobierno de Suárez habría concedido pasaportes y licencias de armas a los diplomáticos argentinos.
Durante ese período, España y Argentina también intercambiaron apoyos, medallas y regalos. Algunos miembros del régimen militar fueron condecorados por España y el ahora rey Felipe VI, entonces heredero de la corona española, recibió la distinción de Argentina. Las relaciones entre ambos países se concretaron en acuerdos comerciales millonarios que permitieron mejorar la economía del régimen del dictador argentino. Entre las figuras políticas del Estado español que los facilitaron se destaca el rey Juan Carlos. En julio de 1976, el monarca recibió en su despacho al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De acuerdo con el informe secreto elaborado por el diplomático, Juan Carlos prometió que Argentina “tendría la mejor acogida y disposición de banqueros, inversores e industriales (españoles)”. Se firmaron acuerdos de venta de carne, barcos, locomotoras y equipos industriales y el Banco Exterior de España se comprometió a establecer “una línea especial de crédito” que permitiría “amparar compras argentinas por un valor máximo de 150 millones de dólares”.

Página12

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