Osvaldo Bayer no necesita mucha presentación. Sólo acotar que nació en Santa Fe en 1927. Que estudió historia en la entonces Alemania Occidental y que es un ejemplo de dignidad en la defensa de la vida.
La Alemania Occidental en la que usted estudió estaba liderada por un conservador: Konrad Adhenauer. ¿Se hablaba en esa época de la culpa alemana?
- Estudié en Hamburgo, todo destruido...un país sin hombres debido a la guerra, comíamos una sola vez al día y milité en la Liga de Estudiantes Socialistas...
- ¿Willy Brandt estaba vinculado con ella?
-¡Sí, lo teníamos como nuestro maestro!...¡Un gran hombre y mujeriego tenaz!...¡Cambiaba que daba miedo! Pero sí, la juventud hablaba de la culpa alemana y tenía un gran cargo de conciencia por lo sucedido en la guerra. La juventud despreciaba todo lo nazi, incluso despreciaba a cátedras que habían colaborado con los nazis
- Usted estaba ahí cuando Heidegger volvió a su cátedra. Hay una polémica sobre si fue o no nazi. ¿Usted qué opina?
- Siempre jugó a dos frentes, como si él estuviera solo en la filosofía y creo que más que nazi él fue de quedar bien con el poder. Iba a todas las ceremonias nazis...
- Sí, pero el discurso como rector de la Universidad de Frierburgo en el "33 y conductas posteriores ¿no le parecen que hablan de un nazismo muy elocuente?
- Y sí, podemos decir que fue nazi. Lo que pasó es que cuando yo estudié en Alemania, ya estaba en desarrollo la Guerra Fría y los Estados Unidos, bueno...comenzaron a utilizar nazis para enfrentar al comunismo... entonces, papita para el loro, el nazi se transformaba en consejero de Washington.
- ¡Quiénes eran los intelectuales influyentes en ese renacer alemán?
-Entre otros, desde la filosofía, Karl Jassper, católico...desde la literatura, Heinrich Boll, especialmente por sus novelas sobre el sufrimiento de los años de guerra.
- Pero para ese tiempo comenzó a tallar lo que se llamó la "Generación del "49".
- ¡Claro!...Y ahí emergía Günter Grass, socialista, que ya había escrito "El tambor de hojalata"...es como yo, del 27.
- ¿Qué le debe a Alemania desde lo político y lo académico?
- Me reafirmé en mi convicción del socialismo en libertad y desde lo académico viví en un mundo de debate y estudios muy intensos...ambiciosos en sus ganas de aprender. Con toda esa experiencia volví a Argentina en el
"56.
Fue buen estudiante?
- Sí, creo que sí...aunque mi mamá me decía que era muy lento para estudiar y que no iba a llegar a nada.
- ¿Por qué vuelve?
- Quería hacerlo para meterme en el periodismo. Desde Alemania escribía notas para "Noticias Gráficas" y varias revistas culturales... "Continente". Yo quería perfeccionar mi estilo, que fuera bien claro, directo y esto lo tenía que lograr vía el periodismo. Además quería escribir investigaciones relacionadas con la historia...quería hacer policiales, que era la forma de conocer la otra historia de los porteños especialmente... quería incluso escribir para cine...y bueno, comencé a trabajar en "Noticias Gráficas", donde hice gremiales...conocí a Vandor, Rucci. Era el año "57. Me acuerdo que en esa época los gremios ferroviarios eran radicales y en un encuentro sindical, uno de los dirigentes ferroviarios se despachó contra las persecuciones y torturas que habían sufrido con Perón. Se paró Vandor y le dijo: "No empecemos con eso porque si no nosotros hablamos de la Semana Trágica y de los fusilamientos de la Patagonia"...Se acabó, el radical metió violín en bolsa y silencio...
- ¿Conclusión?
- Y...peronistas y radicales se cubrían mutuamente sobre esos temas, las páginas negras de sus historias.
- ¿Qué era Perón para usted?
- Siempre lo odié y por muchas razones, entre otras por las que tuve que abandonar a finales de los "40 la carrera de filosofía en Filosofía y Letras y que motivó que me fuera a Alemania...
- Perón entregó a esa facultad a la derecha...
- Sí, gente del ultraísmo de derecha y yo no quería aprender solamente Santo Tomás de Aquino, quería saber sobre Kant y etc. La facultad se había transformado en un régiem de terror...estaba el Centro de Estudiantes Universitarios que, formado por la Juventud Peronista, era dirigido por Jorge Cerzasky, quien luego se transformó en un asesino de derecha que terminó en España...a todos los que teníamos filiación socialista vivían provocándonos para fajarnos...Ahí tenía de compañero a David Viñas, los dos somos del "27, pero él siempre aparece en la solapa de los libros como nacido en el "29... "¡Yo no tengo culpa, se equivocaron al hacer la solapa!, me dice...
- Volvamos al "56, cuando está en "Noticias Gráficas".
- Ahí estoy un tiempo, pero de pronto vino Luis Zelman Josín, propietario de una cadena de diarios en Chubut y nos llevó a tres periodistas a Esquel y comenzó el año más movido de mi vida. Había tanto por hacer desde el periodismo...había mucha pobreza y, con la colaboración de un médico que se llamaba Catena, comencé a escribir sobre problemas sociales...pero a don Zelman Josín no le gustó nada. El quería periodismo más formal, más previsible...Para colmo me puse a defender a un tipo que, con autorización a usar tierras fiscales, había plantado 27.000 nogales y los terratenientes de Esquel una noche, en connivencia con la policía del Chubut, le pasaron el arado por encima de los nogales y al pobre hombre lo metieron preso. Yo lo defendí y Josín me echó y para no pagarme indemnización, me denunció de doble tentativa de homicidio a mí, que jamás manejé ni un cuchillo.
- ¿Y?
- Me metieron preso, inventaron testigos que decían que me habían visto rondar por la librería de Josín, que era una especie de bazar. Yo no sabía qué hacer, cómo defenderme de una cosa tan injusta...el comisario era un colorado descendiente de galeses... "Usted la va a pasar muy mal, acá estamos acostumbrados a estos hechos...Va tener que dormir con los chilotes", que era una celda sin calefacción, sin nada, pero luego la pasé mejor...
- ¿Qué cambió?
- El comisario era un fanático del ajedrez y en Esquel yo era el único que sabía jugar, me la pasaba jugando con el comisario y dormía en un sofá que tenía en su oficina.
- ¿Se dejaba ganar?
- ¡Por supuesto!...Y bueno, finalmente se comprobó que todo era una injusticia y me pusieron en libertad...Los testigos falsos eran un canillita y la sirvienta del propio Josín...se contradijeron, se desdijeron, en fin.
- ¿Se volvió a Buenos Aires?
- No, me quedé en Esquel y en el "58 fundé "La Chispa", un periódico que tenía como lema: "Contra el latifundio, contra la injusticia y contra el hambre".
- ¡Contra el poder!
- Contra todo...tuvimos buenos aciertos...Recuerdo que en el invierno del "58 Esquel se quedó sin azúcar, y pasaban los días y debido a lo riguroso del tiempo, no llegaba azúcar. La cuestión que un día, un morochito nos dijo que la empresa Lahusen tenía en su depósito algo así como 80 bolsas de azúcar. Y "La Chispa" salió con un título tipo catástrofe: "Lahusen tiene azúcar"...la gente salió a la calle al grito de "azúcar, azúcar" y Lahusen tuvo que darle un kilo a cada familia...pero claro, Lahusen tenía sus relaciones. A la semana siguiente vinieron dos oficiales de Gendarmería, me dijeron que debido a que Esquel era zona de frontera y en consecuencia un área de seguridad, no les gustaban las cosas que yo escribía... La cuestión que me tuve que volver a Buenos Aires... Yo hubiera resistido, no me gusta la prepotencia, pero "La Chispa" no daba un peso, tenía pibes...y mi esposa me dijo "salgamos" y salimos.
Yo siempre tuve problemas con el poder...En la conscripción tuve mis primeras colisiones con el poder.
- ¿Qué le pasó? No debe haber sido fácil para un libertario hacer la conscripción.
- De todo...tanto como pasar 18 meses de colimba. Lo hice en 1 de Infantería, en Palermo...Era una cosa de tan poco vuelo...Me destinaron a una brigada de castigo dedicada a limpieza y barrido, todo por un episodio ajeno a mi responsabilidad. Comenzó a poco de que me incorporaran...los soldados viejos, o sea los de la clase anterior, tenían que ficharnos. Estábamos haciendo cola, me tocó a mí y el soldado me preguntó esto y el otro...y qué idioma hablaba y yo le dije "alemán y español". Entonces él me dijo: "¡Ah sabés más de un idioma, entonces voy a poner que sabés cinco idiomas y te voy a mandar a un lugar en que la vas a pasar regio: te mando al Estado Mayor del Ejército". Y yo le dije: "No, mirá, sólo sé dos idiomas"... "No importa, vos sabés cinco y listo". La cuestión es que luego nos reunió el teniente coronel Luis Núñez de Castro y preguntó: "¡A ver el, el soldado políglota!" y yo reflexioné: "Qué apellido difícil tiene ése"...La cuestión es que el soldado políglota no aparecía. Entonces Núñez de Castro dijo: "¡A ver, el soldado Osvaldo Bayer!"... "Aquí", dije yo, y me mandaron al Estado Mayor...Me estaban esperando. Un oficial me dijo que hiciera una traducción de una revista de armas escrita en inglés y yo, bueno, aclaré: "Mire, aquí hay una confusión, yo no sé inglés y menos soy traductor"... "¡Cómo que no, si acá dice que usted es políglota!"...y bueno, yo no iba a delatar al soldado Biagini, que me anotó como políglota...La cuestión es que me dijeron de todo...mentiroso y esto y lo otro. Luego me mandaron de nuevo al 1 de Infantería y revisté 18 meses en la brigada barrido y limpieza...¡Me pasó de todo en la colimba!...¡Hasta me trataron de puto!
- ¿Por qué?
- Porque un día, un suboficial que hacía teatro vocacional en matadero, me llamó y me dijo: "Che Bayer, vos que veo que siempre andás leyendo, ¿por qué no me das una mano para ensayar una obra en la que tengo que actuar?"...Y bueno, me gustó... salía de lo común...Era una obra de Belisario Roldán... "El rosal de las ruinas", un dramón de aquéllos...La cuestión es que en el ensayo yo hacía de Azucena y el suboficial de Belisario. Y hay una escena en que Belisario dice algo así como "no aguanto más, me voy, me voy" y Azucena se le tira a las piernas, las toma y dice "¡No te vayas Belisario, no te vayas!"...Bueno, la cuestión es que estábamos ensayando esa escena, cuando entra el teniente coronel Núñez de Castro, que me perseguía. Mira y empieza a los gritos... "¡Putos, putos, este cuartel está lleno de putos!" y me pegó un voleo que todavía me duele...el suboficial fue a parar a Tandil y yo seguí en la brigada barrido y limpieza...
- Qué paradoja la suya con los militares, ya que cuando usted ingresa en "Clarín", lo ponen a cargo de la sección fuerzas armadas.
- Es cierto...cuando llegué a Buenos Aires echado de Esquel, "Pajarito" García Lupo, que tenía una audición por Radio Belgrano, me hizo famoso... "¡Qué espera la SIP, ahí en la Patagonia hay un héroe de la libertad de prensa: Osvaldo Bayer"...me hizo famoso. Un día, un colega me hizo el enganche con "Clarín" y estuve ahí desde el "58 al "73. Y sí, ahí fui jefe de política y fuerzas armadas...secretario de redacción.
- ¿Frondizi y Frigerio manejaban la línea de "Clarín"?
- ¡Sí, eran muy amigos de Roberto Noble, el fundador del diario!...incluso uno de los secretarios de redacción que tuve fue Oscar Camillión, desarrollista...y mientras estuve en "Clarín", los militares me metieron preso.
- ¿Por?
- Porque un día, en el "63, la biblioteca pública de la localidad de Rauch...tenía que hablar del Coronel Rauch, un tipo contratado por Rivadavia -y así lo dice el contrato- para eliminar a los Ranqueles...Los partes del coronel Rauch decían -por ejemplo- "Hoy degollamos 27 ranqueles para ahorrar munición"...¡Un tipo muy sensible el coronel! Rauch tenía reflexiones de índole filosófica...escribía cosas como que "los Ranqueles no tienen salvación, no tienen sentido de la propiedad", como si uno tiene que venir al mundo con sentido de la propiedad... Sostenía además que los Ranqueles eran "anarquistas"...¡Joder, de dónde sacaba eso cuando en 1827, Bákunin recién tenía 18 años. Lo cierto es que un buen día un ranquel llamado "Arbolito" porque llevaba el pelo largo, lo esperó a Rauch, le boleó el caballo y le cortó la cabeza en una hondonada...¡Qué salvaje este "Arbolito"... era un indio bombero, esos que se paran sobre el lomo del caballo para espiar qué pasa más lejos...La cuestión es que en medio de la conferencia, en Rauch, yo propongo que debe reunirse todo el pueblo y votar para que se le cambie el nombre de Rauch por el de "Arbolito"...Se hizo un silencio sepulcral y de repente me quedé solo en la sala...
- Pero Bayer, usted se metió con el bisabuelo del general que en el "63 era ministro del Interior de Guido: Rauch...
- Claro, Juan Enrique Rauch...El país vivía en Estado de Sitio permanente. Por eso cuando volví a Buenos Aires me estaba esperando la Federal y me llevaron preso al Departamento Central.
- ¿Cuánto tiempo estuvo preso y de qué lo acusaban?
- Ahí dos días, en cuanto a la acusación nunca la supe...A los dos días vino un oficial y gritó: "Bayer usted se va preso a la cárcel de mujeres"...Los otros presos me miraron desconfiados y yo, bueno...cualquier cosa pero que a uno no le toquen la virilidad..." ¿Por qué a la cárcel de mujeres?", pregunté. "¡Porque no merece ir a una cárcel de hombres!", me respondió, más desconfiados me miraron y fui a parar a la cárcel de mujeres. Estuve preso dos meses en la cárcel de Riobamba, que era para prostitutas y mecheras...pero no había ninguna porque las habían trasladado a la calle Humberto Primo...las cárceles de hombres estaban saturadas...Pasé vergüenza...me escribían periodistas extranjeros y tenían que poner: "Osvaldo Bayer, Cárcel de Mujeres de Buenos Aires"...¡En fin!...Me pasé 63 días ahí...
-Usted era periodista de "Clarín"... había ingresado en el "59 y esto sucedía en el "63. Era, además, una injusticia lo que estaba pasando con usted. ¿Y "Clarín" no hizo nada?
- Nada.
- ¿Y entonces?
- Volví al diario y me senté como todos los días en mi lugar...Los lunes venía Noble y se paseaba por redacción...como un estanciero...Toda una especie de gran señor. Un día se detuvo en mi escritorio y yo me dije "soné" y me preguntó: "¿Osvaldo Bayer?", "Sí" le dije. Me miró y me dijo: "Usted va a ir a la mesa de redacción", que era el lugar donde estaban todos los jefes. "No doctor, no puedo ir ahí porque yo soy de izquierda"...Me miró y me dijo: "Por eso mismo quiero que vaya ahí...me dijeron que mi mesa de redacción es de derecha, y por eso irá ahí y será jefe de política y fuerzas armadas"...y bueno, de la cárcel al rango de secretario de redacción. Y ahí me quedé...me fui del diario en el "73
- ¿Por qué?
- Todo comenzó tras la muerte de Noble, en el "69. A partir de ese momento, Frigerio manejó la línea editorial del diario. Con el correr del tiempo, Frigerio incorporó a la redacción a miembros de los Montoneros, todo porque tenía un plan político. Frigerio estaba convencido de que con la vuelta de Perón, los Montoneros iban a facilitar todo. Así entraron los montoneros Horacio Verbitsky y Luisito Guadani, quien está desaparecido. Y entraron como si fueran comisarios comunistas. Me mandaron al suplemento literario, al cual le puse el nombre que hoy mantiene: Cultura y Nación.
Lo empezaron a apretar?
- En su momento, los montoneros también vinieron por el suplemento literario, lo querían para sus intelectuales. Lo hicieron de la siguiente manera: yo cerraba el suplemento a las cinco de la tarde, y me iba. Venían ellos y me levantaban el plomo de algunas notas y ponían notas de ellos...El encargado de esa operación era Verbitsky...¡Nunca se lo voy a perdonar a Horacio!...El sabe muy bien... me saluda pero me raja. En términos de Arlt, era "un turrito".... Yo me cansé, lo fui a ver a Octavio Frigerio, que como hijo de Rogelio también mandaba en "Clarín". "Así no puede ser, podrían avisarme que van a cambiar algo... cambiame de sección", le dije. Octavio, muy cínico, se sonreía. "¿Y qué querés hacer?", me preguntó. "Quiero ir pueblo por pueblo en la provincia de Buenos Aires y hacer notas. Dame un auto y un fotógrafo". Aceptó y arranqué. Hice 27 notas, que no publicaron nunca. Volví, lo fui a ver a Octavio y le dije "me voy, aprendí la lección". Se sonrió y me respondió: "Es lo que estábamos esperando"...¡Un cínico!...Y me fui de "Clarín"...
- Y ya está metido en la investigación de la matanza de obreros en Santa Cruz. Usted tuvo mucha suerte debido a que en aquellos años vivían varios de los actores...
- Sí, sí...
- ¿Qué recuerda de esos contactos?
- Los contactos con el general Anaya, que al momento de la represión había sido capitán del 10 de Caballería, o sea la unidad que fusiló a los trabajadores. Vi muchas veces a Anaya, fue una suerte de relación de "amor -odio". Me invitaba a su casa y me echaba gritándome "¡váyase, yo sé lo que usted busca!" Yo me iba y a la mañana siguiente, bien temprano, una voz me despertaba por teléfono "Véngase para acá, habla el general Anaya" y yo iba. Y así seguíamos las discusiones, hasta que una vez me echó definitivamente.
- ¿Lo echó definitivamente tras admitir que habían fusilado en Santa Cruz?
- Me echó, pero fue muy productivo porque después seguimos la discusión en el diario "La Opinión". Anaya escribió una página en la que decía que yo estaba haciendo una investigación sobre las huelgas patagónicas y atacaba. "¿Qué se puede esperar de ese señor que hizo un libro sobre Severino Di Giovani, un conocido asesino de la policía". Le contesté: "Anaya es militar y tiene esa opinión, pero yo tengo la opinión de otro militar que me escribió sobre mi libro, y transcribo la opinión de ese otro general que decía: "Sr. Bayer: He leído su versión sobre Severino Di Giovani, un hombre que fue fiel a sus ideales, un hombre de una gran valentía, etc. etc". Esa nota la firmaba Perón. Lo maté con eso a Anaya. Y siguió la discusión hasta que metió la pata con las siguientes palabras: "Los fusilados por mi orden, lo fueron de acuerdo al código militar". Era la primera vez que se reconocía que en Santa Cruz se había fusilado. Todos los documentos militares decían que los obreros fueron muertos mientras huían, la ley de fugas. Entonces pedí a Anaya que diga qué artículo del Código Militar de esa época autorizaba a Anaya a fusilar. El Código decía que había que llevar una lista, las actas del juicio que se le hacen a un fusilado, etc. Le pregunté dónde estaban esas actas. No contestó más. Había metido la pata.
- ¿Fue muy duro el contacto con Schweitzer, ayudante de Varela al momento de los fusilamientos?
- Me dijo: "Yo le puedo explicar todo, pero usted es civil, no va a entender nada. Para entender lo de las huelgas patagónicas hay que ser militar. Qué quiere que le diga ¿que fusilamos? Sí, fusilamos. Pero sabe una cosa, el presidente Yrigoyen le dio la orden al teniente coronel Varela. Yo me acuerdo cuando vino Varela de Casa de Gobierno y nos reunió a todos y nos dijo que el presidente le había dado esa orden y el bando de la pena de muerte".
- ¿Yrigoyen le dio el bando, no hay dudas de esto?
- Sí. Eso está en los diarios. El ayudante de Varela me decía, "usted no entiende, cuando a un militar le dan una orden, tiene que cumplirla. Los militares tienen que vencer y entonces fuimos allá, y ahora usted va a poner cara fea, pero le voy a decir una cosa, los soldados éramos menos que los huelguistas. Además, los peones eran famosos jinetes y conocían la Patagonia como su mano. Nosotros no y éramos menos y teníamos que vencer. ¿Cómo lo hicimos? Llegamos, vimos una concentración de trabajadores. Varela mandó a dos suboficiales con bandera blanca y se les decía a los huelguistas que queríamos hacer un nuevo convenio rural, para lo cual pedía que mandaran a todos los sindicalistas. Y los obreros mandaban a los sindicalistas y cuando llegaban se los fusilaba".
- ¿Cómo reaccionó ante estas confesiones?
- Se me heló la sangre. El tipo siguió contando: "Luego se esperaban dos horas y se mandaban de nuevo los suboficiales con la bandera blanca y se les decía a los obreros que había discusiones entre los obreros y Varela. Y les pedía que mandaran a los delegados de estancia porque el coronel quería escuchar la opinión de ellos también. Se mandaba a los delegados de estancia y se los fusilaba"...Eso me contó Schweitzer...y yo le dije: "Ustedes usaron métodos terroristas". Y Schweitzer se puso furioso y me dijo: "¡No ve Bayer que usted no entiende nada! Los militares teníamos que vencer y cumplíamos una orden y eso es vencer. Nunca más hubo una huelga en el sur...".
- ¿Y los estancieros, ayudaron en la investigación?
- Me acuerdo de Correa Falcón, presidente de la Sociedad Rural de Río Gallegos al momento de los fusilamientos. Lo entrevisté en su piso de Barrio Norte. Allí me contó: "Mire Bayer, para nosotros los estancieros todo fue una gran sorpresa, tan es así que nos reunimos los 7 estancieros más grandes y fuimos a ver a Varela. Le agradecimos su acción, pero le pedimos que dejara de fusilar porque nos íbamos a quedar sin peones para la zafra lanera. Sabíamos que había preferencia en el fusilamiento de los chilotes y ellos cobraban la mitad de jornales y no iba a venir más y el costo de la producción de la lana iba a subir. Así que le rogamos que tuviera conciencia de ello. Y Varela siguió fusilando". O sea, este caballero no pidió que frenaran los fusilamientos por una razón humanitaria, sino por una razón de negocios.
- Y le faltó Soto.
- Soto es uno de los que me faltó, se había muerto dos años antes, en 1967 y yo empecé mi investigación en 1969, un trabajo que me llevó 6 años. Pude hablar con la esposa y la hija en Punta Arenas.
- El teniente coronel Varela era radical.
- Era íntimo amigo de Yrigoyen
- El gran hipócrita en esta historia...
- Sin ninguna duda. Hay una declaración de Varela que cuenta que visitó a Yrigoyen después de la segunda huelga y al salir de esa reunión dijo a la prensa: "El señor presidente me ha asegurado que no va a realizar ninguna investigación sobre los sucesos de Santa Cruz". Cínico, lo dijo con orgullo, lo hizo adelantándose a lo que iba a querer resolver en Diputados.
- ¿Qué deja este episodio en la historia argentina?
-...Ya había empezado en la semana trágica, es una de las más crueles afrentas contra la democracia.
- ¿Y el Poder Judicial?
La Justicia no interviene para nada. Ante las informaciones que daban los diarios tenía que haber intervenido de oficio. Ismael Viñas (el padre de David ) era entonces el juez letrado de Santa Cruz. Cuando empezó la matanza, Yrigoyen lo llamó, se fue del territorio. Cuando volvió en marzo del "22, había un resto de peones prisioneros, entonces les hizo interrogatorios y los dejó a todos en libertad. Un arreglo con Yrigoyen pensando en calmar a la opinión pública. No hizo ninguna investigación sobre los fusilamientos.
- Usted se exilió en 1974.
- Salí en la lista negra de las Tres A en octubre junto a los actores de la película y me fui del país.
-¿Alguna vez pensó que los autores materiales o intelectuales de los fusilamientos especularon que haciendo semejante matanza en la Patagonia los hechos quedarían impunes?
- ¡Sí, claro¡ Les cuento una anécdota. Tuve una mesa redonda con Félix Luna y él dice: "Bayer se equivocó totalmente cuando hizo la investigación de la Patagonia", sosteniendo que la Patagonia en aquel tiempo estaba muy, muy lejos y que Yrigoyen recién se enteró de todo cuando Varela ya había fusilado". Yo salté y le dije a Luna que estaba completamente equivocado. Había telégrafo y teléfono, así que estaba a la misma distancia que ahora. Es más, le conté que tenía los telegramas cifrados del ministro del Interior con el gobernador de Santa Cruz durante los fusilamientos, que era un militar, un mayor que le llamó la atención al ministro y le dijo que había llegado Varela a Santa Cruz y que estaba fusilando peones. Le pidió instrucciones inmediatas al ministro y éste le respondió. Esos telegramas me los descifró Rodolfo Walsh, que era un especialista. Así es que desde el primer fusilamiento Yrigoyen sabía. Luna se calló la boca, quería disculpar a Hipólito Yrigoyen.
Susana Yappert y Carlos Torrengo
Sábado 9 de noviembre de 2002
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