miércoles, 26 de agosto de 2009
No más Zanón, ahora legalmente es Fábrica Sin Patrones
Es una de las experiencias más ricas en la historia del movimiento de empresas recuperadas. Luego de que la legislatura neuquina votara su expropiación, los trabajadores pasaron a ser sus verdaderos dueños.
Cuando la década menemista entraba en su declive, luego del furor del "voto-cuota" y de las privatizaciones, la burbuja neoliberal empezó a pincharse y los trabajadores fueron las primeras víctimas. Los índices de desocupación comenzaron a trepar hasta superar en el pico de la crisis, el 25 por ciento. Centenares de fábricas cerraban, a veces por los avatares económicos y en muchas ocasiones por las malas administraciones de sus dueños, que vaciaban las empresas y dejaban a los trabajadores librados a su suerte.
Algunos de esos empleados, no resignados a engrosar el ejército de desocupados que ya comenzaba a poblar las rutas argentinas, en los nacientes piquetes (tan distintos a los actuales, los de la "abundancia"), empezaron a pensar en algo que parecía una locura: seguir trabajando tomando la producción en sus manos. Este fenómeno se desparramó en la Argentina del 2001, y así nació el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, que hoy se organiza dentro de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Resistir y producir
Una de esas experiencias, quizás la más importante por la envergadura de la fábrica que quedó en manos de sus trabajadores, fue la empresa Zanón, firma muy reconocida en la fabricación de cerámicos. En octubre de 2001 el propietario de la empresa, Luis Zanón, cerró las puertas de la fábrica y despidió a sus 380 empleados, pero cinco meses después un grupo de 80 trabajadores decidió reabrir la fábrica y comenzar a producir. Sin ninguna ayuda estatal, enfrentando decenas de intimaciones judiciales y hasta resistiendo los desalojos, los obreros de Zanón fueron aumentando la producción hasta llegar hasta esta instancia, en que el gobierno del Movimiento Popular Neuquino (MPN), de Jorge Sapag, presenta el proyecto que finalmente fue sancionado.
La Legislatura neuquina aprobó por 26 votos a favor y 9 en contra, luego de una extensa sesión que se prolongó durante siete horas, el proyecto oficial de expropiación de los muebles, inmuebles y la marca comercial "Zanón", para entregarla a la Cooperativa "Fábrica sin Patrones (FaSinPat), creada en 2004 por los trabajadores que se animaron en 2001 a hacer frente a la crisis económica y social con su propia fuerza de trabajo.
En medio de un fuerte viento patagónico, una movilización de alrededor de ocho mil personas acompañó a los 450 obreros ceramistas, que festejaron con euforia el triunfo de una dura lucha.
"Esto es para los 30 mil compañeros desparecidos, para las Madres de Plaza de Mayo, para el compañero Boquita, para Carlos Fuentealba y para Kosteky y Santillán", declaró muy emocionado Alejandro López, secretario general del Sindicato Ceramista de Neuquén y trabajador de Zanón.
La movilización recorrió veinte cuadras por el centro de la ciudad de Neuquén, que se vio afectada por el paro provincial de los trabajadores estatales, en apoyo a la lucha de los ceramistas.
Un precedente
Esta ley expropiatoria sienta un precedente muy importante para el resto de las empresas recuperadas, muchas de las cuales enfrentan amenazas de desalojos por parte de sus anteriores dueños, que luego de abandonar la producción y a los trabajadores a su suerte, pretenden recuperar sus activos, en un abuso del derecho de propiedad que la reciente ley sancionada por la legislatura neuquina pone un límite claro.
Este límite también se basa en una disposición constitucional, el artículo 17 de la Constitución Nacional, que establece que "la propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública debe ser calificada por ley y previamente indemnizada".
Otras experiencias como la de los trabajadores del Hotel Bauen, en la ciudad de Buenos Aires, todavía esperan que el Congreso de la Nación sancione una ley como la que ha beneficiado a FaSinPat.
Deudas y vaciamiento
Aunque los ceramistas de la ex Zanón festejaron ruidosamente la sanción de la ley, en realidad el proyecto que ellos defendían era distinto al que se aprobó. Por ejemplo, los obreros pedían que la fábrica se estatizara y quedara bajo la gestión de los trabajadores organizados en la Cooperativa FaSin Pat, pero la ley no contempla la estatización y sí la entrega a la cooperativa.
Otra diferencia se refiere al pago de las deudas. Los trabajadores se negaban a que el Estado se haga cargo de las deudas por ser "privadas" y porque en el voluminoso expediente que se tramitó en la justicia neuquina se comprobó que hubo vaciamiento, esto es, que los acreedores le daban préstamos al propietario de Zanón, que luego él no invertía en la fábrica, hasta que la misma cerró.
Ahora el Estado neuquino saldará el diez por ciento del pasivo, que a la fecha de la quiebra (3 de agosto de 2005) se calculaba en unos 200 millones de pesos. Los principales acreedores son la Corporación Financiera Internacional, que es parte del Banco Mundial; Sacmi, una empresa italiana proveedora de maquinaria y el propio Estado, a través del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo (IADEP).
El legislador Jorge Russo, del MPN, justificó la decisión del gobierno neuquino, que con esta ley pone una solución definitiva al problema de los trabajadores de la ex fábrica Zanón, a la que se refirió como "una herida abierta hace ocho años". Además, defendió la decisión de recuperar fuentes de trabajo genuinas y con bajo costo para el Estado. Según Russo, el gobierno neuquino se evitó de subsidiar a familias desocupadas, durante los ocho años de gestión obrera, por un valor de veinte millones de dólares. Para el gobierno, tanto la gestión obrera como la expropiación, resultaron ser "un buen negocio".
Historia de lucha
Uno de los grandes méritos de los ceramistas de la ex Zanón, es que demostraron que los trabajadores pueden hacer funcionar una fábrica, aumentar la producción, generar puestos de trabajo y, encima, hacer obras en beneficio de la comunidad en la que están trabajando.
Los hoy dueños de FaSinPat se hicieron cargo en marzo de 2002, de la producción de la fábrica, y al mes lograron la primera producción de veinte mil metros cuadrados de cerámicos, mientras que en agosto de ese año generaron diez nuevos puestos de trabajo.
Al año siguiente, en febrero de 2003, se crearon otros nuevos treinta empleos genuinos, pero debieron trabajar siempre con la amenaza del desalojo judicial, aunque en esta pelea estuvieron siempre acompañados por otras organizaciones sociales y sindicales neuquinas, que fueron solidarios y apoyaron siempre a los ceramistas. Ese año la producción aumentó a ciento veinte mil metros cuadrados.
En 2004 conformaron la Cooperativa de Trabajo Fasinpat (Fábrica Sin patrones) y ese año, para el Día del Niño, los obreros ceramistas brindaron a miles de niños humildes una fiesta con peloteros, refrigerios, juguetes, películas, etc. En setiembre la gestión obrera construyó el Centro de Salud Nueva España, un barrio pobre cercano a la fábrica.
Músicos de la talla de León Gieco, Raly Barrionuevo, bandas como Attaque 77, La Renga o Rata Blanca, y dirigentes como Hebe Bonafini o Adolfo Pérez Esquivel, visitaron la fábrica ceramista en estos nueve años. Su apoyo, así como el del pueblo neuquino, fue un factor que ayudó para que esta lucha tuviera un final feliz, pero lo decisivo fue la voluntad de los trabajadores que no se resignaron al fantasma de la desocupación, y hoy no sólo son los dueños de su producción, sino que destinan una parte de las utilidades a realizar obras en beneficio de la comunidad.
IRINA SANTESTEBAN (LA ARENA)
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