Transcurridos dos meses y medio de pandemia con cuarentena y “aislamiento social”, los parámetros de miseria y contrastes sociales se han agravado en Berazategui.
Las largas horas de cola para recibir alimentos (bolsones) a través de los colegios públicos, en varios barrios, exteriorizan cómo se extiende el hambre en el Distrito. En la EP 22 de Plátanos, a fines de abril, colapsó el operativo de entrega de alimentos por el aglomeramiento de gente; lo mismo vale para la Media 4 de Barrio Marítimo, o la EP 5 frente a la estación del FFCC Roca, en pleno centro de la ciudad cabecera del Municipio.
Si bien Berazategui, es y conserva las características de un Distrito “industrial”, gran parte de las familias trabajadoras viven del trabajo precarizado, de changas eventuales, que, con la pandemia, la cuarentena y el “aislamiento social”, vieron afectadas sus economías. La gestión del intendente Mussi apenas ha atinado a activar en algunos clubes de fútbol barrial, la entrega de bolsones o viandas, “ollas comunitarias” ensayando una suerte de sustituto de los comedores barriales que -como es el caso de los que ha abierto la tendencia del Polo Obrero de Berazategui- están en plena expansión. Efectivamente, en Berazategui hemos retomado el sello histórico con el que en el período del “auge piquetero” era nuestra “marca distrital”. Los merenderos y ollas son el puntapié para desarrollar comités de acción barriales y vecinales por todos los reclamos, no sólo la asistencia estatal con alimentos e insumos sanitarios contra el coronavirus, sino los reclamos por la red de agua potable, las cloacas, el gas natural, los asfaltos, el saneamiento y limpieza y parquización de los barrios, la fumigación para parar la extensión del dengue, el problema de la vivienda obrera y el trabajo genuino con el pase a planta de los precarizados.
Un tema importante fue el reparto de los “bonos para compra de mercadería”, que todos los meses reciben miles de familias. La cartera de promoción social “olvidó” informar a los beneficiarios que los asistentes sociales irían a sus domicilios y los proveerían de manera presencial, para evitar “aglomeraciones” en el Palacio comunal. Como resultado, varios hogares se quedaron sin estos bonos, por no encontrarse los titulares al momento de que el asistente social visitara la casa. Finalmente, Mussi reemplazó estos “bonos” por la entrega de bolsones a domicilio, pero sin restituir a los vecinos dados de baja en abril. Para peor, tampoco habilitó ningún canal de reclamo.
El tema de las salas de salud en las barriadas es otro apartado del ajuste y la desinversión mussista. Sólo cuatro, de las 26 existentes, atienden con guardias de 24 horas. Ninguna cuenta con el personal sanitario e insumos suficientes, no digamos ya que deberían haber sido reforzados en esta etapa de pandemia.
Otro punto de reclamo, muy sentido, es el hacinamiento de las familias obreras, que no tiene miras de ser solucionado o encarado por las autoridades municipales con un plan de viviendas populares, desbaratando el acaparamiento del suelo urbano por el capital inmobiliario. Mientras los countries y barrios cerrados se han desarrollado como hongos, 25000 familias se hacinan en terrenos donde conviven la familia primigenia con sus extensiones, tornando la situación en barrios como Asunción, Mosconi, Jacarandá, Villa Mitre, Belgrano, Argentina, Güemes, 3 de Junio, Santa Rosa, La Loma, La Colina, B1ustillo y Kennedy Sur, en barrios que nada envidian a las condiciones de la Villa 31 o a Azul-Itatí.
El Partido Obrero (tendencia) de Berazategui se moviliza por todos los reclamos. Hemos impulsado petitorios que estamos haciendo firmar a los vecinos que se acercan a cada merendero, comedor y olla de la tendencia del Polo Obrero, para presentarlos a la Municipalidad.
Que se aumente el presupuesto de salud para una mejor atención vecinal. Reequipamiento de las salas, designación de personal, provisión de insumos, guardias y atención al público las 24hs, con supervisión vecinal. Que provea de alimentos a todos los desocupados y que garantice el bono alimentario a todos los beneficiarios a los que no ha atendido.
Pongamos en pie comités barriales independientes, que unan a los trabajadores y vecinos ocupados y desocupados.
Claudia Molina
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