El gobierno de Kicillof y Sergio Berni ha dispuesto el cercamiento completo, por dos semanas, de Villa Azul, el barrio lindero entre Avellaneda y Quilmes donde se detectaron decenas de casos de Covid 19 durante el fin de semana pasada, pero aún no fue detectado el diagnóstico para el conjunto del barrio entero. No se conoce quiénes deben recibir atención por Covid y quiénes no. La población fue conminada a no salir por 15 días sin distinciones. El encierro indiscriminado es una medida fascistoide. Se había querido hacer lo mismo con los mayores de 70, como un rebaño que no distingue a quienes gozan de buena salud de los que tienen menos. Los contagios de grupos reducidos o muy grandes deben recibir atención médica – simplemente.
La decisión invoca, claro, razones sanitarias, pero la Villa Azul no es el primer foco de infección detectado en el área metropolitana. Por caso, las infecciones en geriátricos o centros de salud no condujeron a un cerco semejante – los afectados fueron enviados a hospitales o centros de salud, y el resto evacuado, pero nunca encerrado en el mismo espacio de diseminación de contagios. El gobierno dice que hará testeos, algo que ha hecho poco con carácter preventivo, y para este caso se reserva dos largas semanas, cuando es de urgencia. ¿Hará lo mismo con la cercana Villa Itatí, que supera a Azul largamente en números? El recurso a los encierros discriminatorios de poblaciones no está autorizado ni por declaración de estado de sitio. En resumen, hay que movilizar personal capacitado para testeos masivos y atender en sede sanitaria a los infectados, y limitar el retiro por 14 días de los contactos próximos. La movilización por reclamos contra esta discriminación a la población debería ser acompañada por recursos judiciales hasta la Corte Suprema.
Los vecinos del barrio han denunciado la presencia tardía del gobierno y de las medidas sanitarias. A los problemas de infraestructura crónicos, se añade, bajo la pandemia, la insuficiencia de elementos sanitarios y de prevención, y también la escasa provisión de alimentos para los comedores populares.
En la tarde del lunes, el impresionante despliegue de efectivos en el barrio no estuvo encabezado precisamente por los funcionarios de Salud. El líder del operativo fue Sergio Berni, el jefe de las fuerzas represivas en la provincia de Buenos Aires, que despliega todo el tiempo su interés por establecer un régimen político custodiado por la Gendarmería. Ya ha instalado un cuartel en La Matanza con elogios del intendente Espinoza y la vice Magario. Berni ha señalado también que los métodos que aplica a Villa Azul “puede llegar a repetirse en otros barrios" y que "sería raro que no se repita”. Se expresa como jefe de gobierno, no como secretario de gabinete. Berni no defiende el ‘aislamiento social’, lo que implica testeos, por un lado, y atención sanitaria, por el otro, sino ghettos de pobres, lo que es una política fascista.
Los barrios no necesitan bloqueos, sino una acción masiva de testeos, implementos sanitarios, alimentos, y la disposición de lugares físicos alternativos para trasladar a toda la población en presunto riesgo. Que en vez de ello se disponga el encierro de un barrio, delata la intención de aislar a los más oprimidos y expuestos, no de protegerlos. El tendido de un cerco sobre las villas miseria, después de haberlas ninguneado durante décadas, es un acto de segregación de connotaciones fascistas, aunque lo implemente un gobierno que se declara progresista, nacional o popular.
¡Abajo los cercos a los barrios populares! Testeos masivos, asistencia sanitaria y alimentaria integral; que todas las disposiciones vinculadas a la salud y a los movimientos físicos de los vecinos sean colocadas bajo control de un comité barrial electo.
Marcelo Ramal
26/05/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario