Más de un millar de habitantes de las villas de emergencia de CABA se encuentran contagiados de coronavirus. La duplicación de los casos en los barrios ha tenido lugar en menos de una semana.
La crisis que atraviesa a las villas de Retiro o del bajo Flores es, por un lado, un veredicto definitivo respecto de la "urbanización" cosmética y fraudulenta de todos estos años. Las mejoras superficiales de las partes visibles de las villas no llegaron jamás a la infraestructura de servicios esenciales, como el agua. Mientras tanto, el hacinamiento y la incorporación de vecinos expulsados de otras áreas de la Ciudad no cesaron de crecer.
La Ciudad mantiene a la parte más oprimida de su clase trabajadora -de la construcción, portuarios, del servicio doméstico- en condiciones de completo abandono. Si esto ha sido históricamente así, el coronavirus lo puso de manifiesto de un modo más agudo. Cuando los casos todavía se contaban por unos pocos centenares, el gobierno se acercaba a la 31 para hacer muy pocos testeos. Los vecinos que concurrían a los hospitales -por sospecha de contagio o por contar con pacientes contagiados- volvían al barrio, y al riesgo de contagiar o ser contagiados por sus allegados.
Naturalmente, un hospital no puede albergar un número indefinido de pacientes en observación. Pero la zona de Retiro está poblada por decenas de hoteles de enorme capacidad. En el hotel Sheraton, a dos cuadras de la 31, alojaron a turistas extranjeros que habían quedado varados, pero no está "disponible" para la población villera que requiere ser aislada o colocada en observación. Para Larreta y sus socios políticos, la población trabajadora de las villas no "merece" que los recursos de la Ciudad sean colocados al rescate de su salud y su vida. Los correveidiles de Larreta aseguran que la epidemia está "circunscripta a las villas". No saben de qué están hablando: la población de los barrios, condenada a la precarización y a las changas por esos mismos gobiernos, debe salir a procurar su sustento fuera de la 31 o la 1 11 14. Sin testeos ni asistencia económica a los contagiados, éstos se convierten en transmisores forzados e involuntarios de la pandemia.
Fracaso de la apertura
La crisis de los barrios, sin embargo, debe verse en un escenario más amplio: son muchos los que sospechan que la realidad de las villas de CABA no podrá contenerse en sus límites, por un lado. Del otro, comienzan a aparecer evidencias de una situación similar en el conurbano. Es el caso del Hospital Iriarte en Quilmes, con dos de sus principales directivos contagiados.
La zozobra existente ha puesto en la picota a la cuarentena flexibilizada que anunciaron en común Fernández-Kicillof-Larreta hace una semana atrás. La apertura comercial en CABA obliga a decenas de miles de trabajadores que viven en provincia y trabajan en la Ciudad a trasladarse diariamente. De este modo, la capital irradia su alto nivel de contagios al conurbano. Esta escalada infecciosa ya ha desatado una crisis política: la intendenta de Quilmes -en aislamiento hasta saber si ha sido contagiada- acusó a Larreta de "irresponsable". Mussi, de Berazategui, habló de "cerrar los puentes" (a la Capital). Desde luego, pura bravuconería. Si Larreta cumplió con el libreto reclamado por la Cámara de Comercio, lo hizo con el beneplácito de Fernández y de Kicillof, el cual, en simultáneo con Larreta, anunciaba que "lo nuestro pasa por (abrir) la industria". Como hemos denunciado en estas páginas, la apertura industrial de Kicillof tiene lugar con protocolos redactados por las propias patronales, con la excepción de las organizaciones obreras de lucha que lograron imponer sus propios protocolos. Ahora, los funcionarios de CABA "estudian" si cabe o no retrotraer la apertura, algo que recién decidirían al fin de esta semana. Aunque los intendentes mascullan, ni Fernández ni Kicillof quieren chocar con el "dialoguista" Larreta, lo que implicaría imponerle la reimplantación de la cuarentena. Es que el jefe de gobierno porteño es la cara amable de la gran burguesía nacional e internacional que quieren volver al trabajo a cualquier costo; y cerrar, también a cualquier precio para el país, un arreglo de deuda con los fondos internacionales. La apertura económica, en definitiva, e un guiño market friendly a BlackRock y demás acreedores. Mientras luchadoras como Ramona dejan su vida en los barrios, los títulos y las acciones de los explotadores argentinos levantan su cotización, apostando a una mayor esclavización del país.
Intervenir
Como hemos reflejado en Política Obrera días atrás, el gobierno convoca a las organizaciones sociales para colaborar en los testeos, pero sin asegurarles a sus integrantes los kits sanitarios necesarios para preservar su seguridad. Lo mismo ocurre con las compañeras y compañeros que hoy organizan comedores y ollas populares, y que están paliando el hambre en medio de la ausencia de asistencia alimentaria y sanitaria del Estado. En la mañana de este lunes, un conjunto de organizaciones reclamó en la 31 la declaración de la "emergencia sanitaria" en el barrio. Es la confesión de que no existe hoy "emergencia" alguna, y que la intervención de los gobiernos es superficial e insuficiente. El fracaso del aislamiento flexibilizado exige una intervención de las organizaciones obreras y barriales, para imponer con nuestra acción las condiciones necesarias para rescatar a la salud y la vida. Los sindicatos combativos y los luchadores de la Ciudad deben tomar en sus manos esta grave crisis, y debatir un programa y una urgente movilización política para poner fin a la masacre sanitaria. La ciudad de los monopolios inmobiliarios y financieros está mandando a la muerte a sus trabajadores.
-Testeos masivos en barrios y lugares de trabajo, bajo control de comisiones internas o barriales.
-Que se declare de utilidad pública la capacidad de los hoteles del centro de CABA; centros privados de exposiciones y otras instalaciones para albergar a toda la población que necesita ser aislada.
-Protocolos sanitarios redactados por los propios trabajadores. Parar la producción y el comercio allí donde se incumplen las normas.
-Subsidio a toda la población precarizada que debe ser aislada o puesta en estudio, para asegurar el sostenimiento de su núcleo familiar.
-Vigencia plena de las paritarias, salarios pagos al 100%, cualquiera sea el nivel de producción. Ningún despido.
-Repudio de la deuda, nacionalización de la banca, control obrero general.
Marcelo Ramal
19/05/2020
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