lunes, 25 de septiembre de 2017

Un futuro libre de agrotóxicos

Campesinos misioneros recuperaron tierras por ley

El pasado jueves, diversas organizaciones conmemoraron el Día Internacional de Lucha contra el Monocultivo de árboles (pino y eucaliptos), una actividad extractiva que tiene las mismas consecuencias que el avance sojero: desalojos de campesinos e indígenas, desmonte, uso de agrotóxicos, concentración de tierras en pocas manos. En Misiones, líder forestal de Argentina, se da el caso atípico de que un grupo de campesinos logró expropiar hectáreas a una de las mayores multinacionales del sector (Alto Paraná-Arauco). “Sembrando lucha, cosechamos 600 hectáreas”, resumieron los campesinos de Productores Independientes de Piray (PIP).
Piray es un municipio al noroeste de Misiones, 190 kilómetros al norte de Posadas (departamento de Montecarlo). En el kilómetro 18 de la antigua ruta nacional 12, de tierra, viven los campesinos de PIP. Las parcelas tienen entre diez y veinte metros de frente, y sólo 70 metros de fondo, donde los pinos de Alto Paraná les marcaban el límite para producir, criar animales y vivir. Desde 2006, los campesinos denuncian el avance empresario y se resisten a repetir el futuro de parajes vecinos, de éxodo y marginación.
En 2010, Productores Independiente de Piray junto a técnicos locales de la Secretaría de Agricultura Familiar de Nación comenzaron un proyecto para producir alimentos sanos y criar animales y sin dejar su territorio. Pero necesitaban tierra.
En junio de 2013, luego de movilizaciones, campañas informativas y cortes de ruta lograron una ley provincial para expropiar 600 hectáreas a la multinacional Alto Paraná (Grupo Arauco). La propia ley provincial reconoce el impacto negativo del agronegocio forestal: “En 1997 y 1998 favorecido por políticas liberales en desmedro del agro misionero, se inicia el proceso de concentración de tierras por parte de la empresa Alto Paraná, se pierden innumerables puestos de trabajo que llevaron consigo el éxodo rural”.
El gobierno de Misiones demoró cuatro años en entregar las primeras 166 de 600 hectáreas, y lo hizo porque PIP no dejó de movilizarse y reclamar el cumplimiento de la ley. PIP y técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar denunciaron que sólo 83 de las 166 hectáreas están en condiciones de ser de uso agrícola. El gobierno de Misiones, en articulación con Alto Paraná-Arauco, incluyó entre las tierras a barrios con más de 40 años de antigüedad y caminos vecinales. Las denuncias recayeron sobre el Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial, que además demora la entrega de herramientas y maquinaria.
A pesar de la demora y de las maniobras de funcionarios y empresa, los campesinos de PIP celebran que ya cuentan con tierras, donde comenzaron a limpiar los desechos de pinos y a sembrar cultivar maíz, zapallo, mandioca y poroto. “En esta etapa nos proponemos sembrar para el autoconsumo, y poder tener excedente para venta en las siguientes etapas. Hemos logrado que se ‘amplíe el horizonte’, los pinos y eucaliptos ya no están en el patio de nuestra casa, se han alejado y ahora el viento que sopla es un poco más puro. Es un logro importante para toda la comunidad, ya no volveremos a ver que se fumigue detrás de nuestras casas”, explicaron los productores.
El 30 de septiembre habrá celebración en Piray. Los campesinos se juntarán por el logro obtenido, no fueron expulsados de su tierra y le expropiaron tierras a una de las mayores multinacionales del sector forestal.

Darío Aranda
Página/12

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