sábado, 9 de septiembre de 2017

Caso Maldonado: los cinco puntos que más comprometen al Gobierno



Las mayores contradicciones que demuestran la responsabilidad de la Gendarmería y sus superiores del Poder Ejecutivo en la desaparición forzada de Santiago Maldonado y el posterior encubrimiento.

1 - La actuación de Noceti

Desde un primer momento la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intentó negar lo innegable y defender lo indefendible: a su jefe de gabinete Pablo Noceti. Para eso no se le ocurrió mejor idea que decir que Noceti “pasó a saludar a los gendarmes” justo el 1 de agosto, día de la represión a la comunidad Pu Lof de Cushamen luego de la cual desaparece Santiago. Sin embargo, los testigos que estuvieron presentes ese día, más un audio confirman lo contrario. Entre los testigos, dos mujeres de la comunidad que fueron detenidas afirman que lo vieron y que fue él quien les explicó el motivo de su detención. Por otro lado, el 2 de agosto, Noceti concedió entrevistas radiales a emisoras de Chubut en las que habló sobre el operativo y sobre las reuniones que mantuvo con funcionarios y fuerzas de seguridad provinciales antes y después del operativo para coordinar refuerzos. En esas comunicaciones además afirmó que “a partir de ahora cualquier tipo de actividad pública que haga el RAM van a ser detenidos y llevados a juicio todos, por cada uno de los hechos que cometan”.
También lo incriminan las declaraciones de Diego Balari, jefe de la Gendarmería de Chubut, que aseguró, también el 2 de agosto en un canal de TV local, que coordinó el operativo “en base a orientaciones y órdenes precisas emanadas del Ministerio de Seguridad y el juzgado”.

2 –El adn del puestero y otras pistas falsas

El Gobierno nacional, con la invalorable colaboración de la mayoría de las empresas periodísticas -diarios como La Nación y Clarín son dos claros ejemplos- pusieron en funcionamiento una aceitada máquina de pistas falsas con el objetivo de sacar a la Gendarmería del foco de las miradas. Centralmente buscaban transmitir dos posibilidades: una era que Santiago no había estado presente el 1 de agosto; la otra que Santiago había logrado escapar y que habría sido visto días posteriores.
Para la primera hipótesis utilizaron los dichos de Evaristo Jones, puestero de la estancia El Retamo de Benetton, quien afirmó haber tenido un enfrentamiento con miembros de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y haber herido a alguien con un cuchillo. La versión oficial fue entonces que Santiago habría formado parte de ese grupo y que podría haber muerto o quedado malherido y no haber estado presente el 1 de agosto. A pesar de que el puestero dijo “no haber herido de muerte” a nadie, y de que la familia de Santiago negó que perteneciera al RAM y que se habían comunicado con él después de esa fecha, siguieron insistiendo con esa hipótesis. Finalmente, mediante un análisis del adn sobre las ropas del puestero, quedó confirmado que la sangre de la persona herida no era de Santiago.
Para la otra hipótesis impulsaron una serie de testigos que afirmaban haber visto a Santiago luego del 1 de agosto. Primero habría estado en Entre Ríos. Según esta información, basada en un video que circuló por varios medios, Santiago había sido llevado por un camionero. El joven que aparecía en el video resultó ser Francisco Maestre, que se encargó de decir públicamente: “el del video que pasaron soy yo”.
El 23 de agosto, Clarín publicó una noticia en la que afirmaba que un rastrillaje de expertos en criminalística de la Policía Federal daba cuenta de que “quien haya usado la ropa adjudicada al joven cruzó el río Chubut y no volvió atrás”. Mediante esta tesis, intentaban aducir que Santiago había logrado cruzar el río sin que lo detenga la Gendarmería. Desmentido por los testigos que vieron a la Gendarmería apresar a Santiago, que no pudo terminar de cruzar el río.
Recientemente, una pareja afirmó haber llevado en su camioneta a un joven igual a Santiago Maldonado el 22 de agosto. Según su relato, lo levantaron en la Ruta 40, cerca de Esquel, y lo llevaron a Tecka. La noticia rápidamente se difundió por varios medios y llama la atención la escasa rigurosidad en la descripción. “Lo vimos tan indefenso, con ropa muy liviana, sin campera, zapatillas rotas, sus guantes eran medias, con una marca en la frente. Estaba muy triste, muy ido, muy frío, y eso hay que recalcarlo, estaba como shockeado”, relató la pareja. Y el detalle más relevante según los medios: “tenía 28 años recién cumplidos”. Estas fueron las semejanzas para esta pareja que reconoció que ni el nombre sabían de la persona que llevaron.
Teniendo en cuenta la enorme repercusión, nacional e internacional, del caso ¿es posible creer que Santiago haya estado 21 días en las cercanías a Esquel sin que nadie más lo haya reconocido? Definitivamente no.
Según informó Infobae, una fuente del Ministerio de Seguridad señaló que “ya tenemos una familia que nos mandó un dato de otra persona que podría ser la encontrada por el matrimonio”.
Además, el canal de noticias América, informó que hay casi 200 personas que se comunicaron con el Gobierno para decir que habían visto o estado con Santiago luego del 1 de agosto. Tengamos en cuenta que el Gobierno ascendió a $ 2.000.000 la recompensa a quienes brinden datos certeros.

3 – Los testigos

Sin duda, otro de los grandes golpes al relato oficial son las declaraciones de varios testigos. Inmediatamente después de que se conoció la noticia de su desaparición se difundieron las primeras declaraciones de testigos que afirmaban que Santiago había desaparecido luego de la represión de la Gendarmería. Incluso sostenían que vieron a Santiago ser golpeado, detenido y luego llevado por Gendarmería. Pero al juez y a la fiscal del caso no pareció importarles esto y decidieron “investigar” todas las otras hipótesis, que no presentaban ningún asidero en la realidad, y dejar de lado la más firme y con pruebas.
Un mes después, por propia voluntad y venciendo el terror impuesto por la maquinaria estatal, estos testigos se presentaron a declarar ante el juez Guido Otranto. Entre sus dichos principales afirman haber visto a Santiago el 1 de agosto en la Pu Lof correr en dirección al río Chubut, junto a otro grupo de mapuches, y ser perseguidos por la Gendarmería. A su vez, Matías Santana, uno de las personas que corrió junto con Santiago, vio cómo, al grito de “quedate quieto, estás detenido”, tres uniformados daban golpes a un “bulto” vestido de celeste y negro. “Es mi campera”, dijo en referencia al abrigo que horas antes le había prestado a Santiago.
Como explicamos antes, los testigos también se refirieron al rol de Noceti, al comando del operativo represivo de ese día.
La declaración pública de los testigos, conocida luego del adn del puestero, fue un golpe contundente al relato oficial. A tal punto, que Claudio Avruj, secretario de Derechos humanos, más de un mes después, admitió que “las hipótesis más fuertes apuntan a la Gendarmería”.

4- La desprotección a los testigos

Ligado al punto anterior no hay explicación posible (salvo la del encubrimiento) al motivo por el cuál desde el Estado no se le brindó protección a los testigos para que declaren. Tanto el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano, como fuentes de su propio ministerio, confirmaron lo que denunció Sergio Maldonado, hermano de Santiago: “nunca hubo asistencia, ni protección” por parte del Estado.
El 29 de agosto, casi un mes después, Gravagno afirmó que el programa de protección de testigos que funciona en la órbita de su ministerio no había recibido “ningún pedido de protección de testigos”. Casi un mes después de que varios miembros de la comunidad mapuche, algunos con su cara tapada por miedo a represalias por parte de las fuerzas represivas, dieran declaraciones a muchos medios, incluido La Izquierda Diario que viajó especialmente, responsabilizando a la Gendarmería, ni a funcionarios de su ministerio, ni al juez, ni a la fiscal se le ocurrió acercarse a los testigos y brindarles protección para que declaren.
Pero sí gastaron esfuerzos y recursos en “investigar” las otras pistas. No se protegió a los testigos ni se buscó a Santiago en las provincias de Río Negro y Chubut, admitido esto por fuentes policiales locales a Clarín el 2 de septiembre, un mes y un día después de la desaparición. Turbio.

5 - Las contradicciones y mentiras de la Gendarmería

El 16 de agosto, Bullrich concurrió al Congreso de la Nación a dar explicaciones sobre el caso. Ante la comisión de Seguridad y Narcotráfico del Senado negó que la Gendarmería haya realizado detenciones y agregó que “tenemos material fotográfico para que puedan analizar”. Luego afirmó que estaba “casi todo filmado”. Sin embargo, cuando se levantó el secreto de sumario, se conoció un informe de Gendarmería en el que se afirma que durante el 1 de agosto “no hubo registro fílmico en razón de no contar con los medios técnicos adecuados”. ¿En qué quedamos? Hay dos contradicciones. En primer lugar, este informe contradice el propio protocolo de las fuerzas represivas que establece la filmación de su accionar en manifestaciones. Y en segundo lugar, contradice a la propia Bullrich.
Por otro lado, el jueves pasado Verónica Heredia, abogada de la familia, denunció que los libros de actas de la Gendarmería secuestrados el 17 de agosto están adulterados. "Los libros de Gendarmería del 31 y el 1 están todos adulterados. Se nota a simple vista, hay hojas pegadas con cinta scotch, con blanquito están sobrepuestos los nombres, faltan horas y días. Y son los libros de armamento y los libros de los móviles", sostuvo la abogada. Claro, tuvieron exactamente 16 días de “vía libre” con los libros de actas.
Pasan los días, ya casi 40, y Santiago no aparece. Y el Estado, sus funcionarios, y sus fuerzas represivas no paran de mentir.

Celeste Vazquez

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