miércoles, 20 de septiembre de 2017
La muerte de Cooke: la imposibilidad de revolucionar al peronismo
Se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Cooke. Aquí repasamos la biografía, del militante más destacado que tuvo el peronismo
Cooke nació en La Plata el 14 de noviembre de 1919 en el seno de una familia radical, su padre era militante de la UCR de Alvear. En su casa, de buen pasar y nivel cultural, donde se hablaba inglés, lo llamaron “John William”. Estudió derecho en la UNLP y se recibió de abogado en el mismo año del golpe de Estado de junio de 1943, del que Perón fue parte. Su padre quedó profundamente impactado por el entonces coronel Juan Perón que ocupaba la Secretaría de Trabajo y Previsión, demostraría simpatías renunciando al partido radical, luego del 17 de Octubre de 1945. John W. Cooke al ser colaborador de su padre, fue integrado a la lista de diputados del primer gobierno de Perón. Con solo 25 años fue el parlamentario más destacado, no solo por su oratoria, sino también porque cuando se tuvo que oponer al propio Perón, lo hizo.
En el parlamento fue el elegido por Perón para hacer la defensa del cierre del diario La Prensa, bajo el argumento de que era vocero de la oligarquía y representaba a las grandes familias terratenientes de la Argentina como los Gainza-Paz.
Para el segundo gobierno de Perón, Cooke no fue convocado a formar parte de la lista de diputados. Y se dedicó a publicar la revista De Frente donde profundizará su teoría de que el peronismo debe transformarse en un movimiento “revolucionario”.
El cobarde bombardeo a la Plaza de Mayo de junio de 1955, sobre la población civil indefensa, encontró a Cooke disparando con su pistola calibre 45 a los militares que intentaban el golpe gorila. El mismo se concretará el 16 de septiembre del mismo año, dictadura autodenominada Revolución Libertadora. Allí Cooke y otros dirigentes caen presos y serán trasladados a la cárcel más austral del país, en Rio Gallegos.
Con Perón en el exilio, una burocracia sindical dispuesta a negociar en beneficio de sus intereses y con los dirigentes encarcelados, Cooke logra fugarse a Chile junto a otros detenidos, entre los que se encontraba Héctor Cámpora. Mientras está detenido, Perón lo nombra explícitamente como único delegado en la Argentina capaz de conducir políticamente al movimiento peronista, incluso si Perón muere.
Establecido en Chile tomará contacto con Perón que se encontraba en Venezuela iniciando una correspondencia más que intensa, donde deja ver las artimañas del líder y las pretensiones de Cooke de “izquierdizar” al peronismo. Mientras tanto, el gran protagonista del enfrentamiento en el “teatro de operaciones”; era el movimiento obrero”.
Por los años de la “resistencia peronista”, Cooke en todo momento habla de que el objetivo es lograr la “huelga general insurreccional”, mediante la provocación del caos a raíz de los sabotajes que realiza el movimiento obrero desde la clandestinidad, en cada fábrica y barrio obrero. Esta intensa lucha de clases, darán al movimiento obrero una experiencia única que templará la fisonomía y combatividad a la siguiente generación obrera que protagonizará la gesta del Cordobazo, incluso contra la propia burocracia sindical peronista.
Cooke fue clave en las negociaciones entre Perón y Frondizi, para que el radical ganase las elecciones presidenciales en 1958, prometiendo una serie de concesiones al movimiento obrero. La desilusión no tardará en llegar, cuando al año siguiente estalla la gran huelga del Frigorífico Lisandro de La Torre. El intento de Frondizi de privatizar el frigorífico desató la ira de los trabajadores que fueron derrotados con tanquetas y carros de asalto de las FFAA (fue el estreno del “Plan Conintes”: Conmoción Interna del Estado).
Cooke se ubicará del lado de la huelga. Sin embargo, ese momento será el de su caída. Su rol político consistió en ser una mediación entre la combativa clase obrera por un lado y la burocracia sindical que cobrará fuerza tras la derrota y finalmente la política negociadora de Perón con civiles y militares.
La brecha entre Cooke y Perón no harán sino profundizarse
¿Qué lo lleva a radicalizar sus pretensiones revolucionarias? La revolución cubana y su exilio y amistad con los Castro y el Che Guevara lo llevarán a esbozar la teoría de querer fusionar “castrismo” con “peronismo”.
En abril de 1961 lucha como miliciano junto a los cubanos en defensa de la revolución, en la invasión de Bahía Cochinos.
La “novedad” se convertirá en utopía cuando lejos de que Perón acepte sus postulados revolucionarios, el viejo líder estará predispuesto a negociar con quien sea, usando al movimiento obrero como factor de presión, sin que avance en conquistar la independencia de clase.
La estrategia de colaboración de clases del peronismo en general, y de la versión “radical” de Cooke, llevará a la aventura de la guerrilla hacia los últimos años de su vida.
De esta manera, lejos de que “el peronismo es el fenómeno maldito del país burgués”, reafirmó ser el garante del orden del país burgués.
El 19 de septiembre de 1968, moría John William Cooke, sin llegar a ver en lo abiertamente reaccionario que se convertiría Perón a partir de su llegada en medio de la masacre de Ezeiza y el accionar de la Triple A.
Si Cooke fue la versión más “radicalizada” del peronismo, hoy el mismo partido del orden y la contención sigue colaborando con cuanto ajuste haya en curso a nivel político, y a nivel sindical pactando la tregua de la CGT con el gobierno de Macri y bloqueando la necesidad de la independencia política de los trabajadores.
Daniel Lencina
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