sábado, 25 de junio de 2016

Una reforma electoral reaccionaria



La reforma electoral que anunció Mauricio Macri se caracteriza por reforzar el carácter proscriptivo de la ley vigente y el intervencionismo estatal en la vida interna de los partidos políticos. Además, mantiene el financiamiento espurio de la política y de las campañas electorales. No es casual que haya sido pactada con el pejotismo, es decir, la estructura punteril por antonomasia del país.
Macri ha decidido mantener las Paso ideadas por el kirchnerismo, que imponen una intromisión indebida en la vida interna de los partidos políticos o frentes, ya que los obliga a elegir sus candidatos según normas estatales desconociendo la soberanía de la militancia y de los programas y métodos que son propios de cada organización. Esta imposición también se aplica al electorado, al que se obliga a participar de elecciones internas de partidos sin que formen parte de los mismos.
Pero Macri agravó el intervencionismo estatal al prohibir que en las Paso el electorado pueda cortar boleta entre distintos partidos o alianzas. Estamos en presencia de una manipulación extrema.
A la vez, la reforma macrista mantiene el piso del 1.5% de las Paso para acceder a la elección general, lo que sumado a la prohibición del corte de boleta, le quita el derecho al electorado de votar considerando la necesidad de que un partido supere en determinada categoría el piso proscriptivo.
El proyecto oficial omite por completo el financiamiento de los partidos políticos y de las campañas electorales, lo que en los hechos significa mantener la estructura corrupta actual, que permitió el florecimiento de los José López, y también de la manipulación de los candidatos y partidos por parte de los empresarios y hasta el narcotráfico.
Estas críticas fueron expuestas por el Partido Obrero en las reuniones convocadas por el Ministerio del Interior. Allí planteamos que la introducción del voto electrónico no debe ser la pantalla para reforzar el carácter proscriptivo e intervencionista de la ley electoral actual ni el financiamiento de los partidos y campañas electorales por parte de camarillas capitalistas. Este punto de vista no fue tenido en cuenta. Por estas razones anticipamos nuestro rechazo a este proyecto reaccionario.

Gabriel Solano

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