martes, 21 de junio de 2016

Murió el ex gobernador de Córdoba Ricardo Obregón Cano



El dirigente fallecido fue elegido gobernador de Córdoba en 1973 y derrocado, al año siguiente en el Navarrazo, bajo órdenes directas del propio Perón. Un recorrido por su trayectoria política.

El histórico dirigente peronista y ex gobernador de la provincia de Córdoba, Ricardo Obregón Cano, falleció en las últimas horas del día domingo 19 de junio después de permanecer internado en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires tras padecer una insuficiencia cardíaca y una complicación pulmonar. Su cuerpo será cremado en el cementerio ubicado en la localidad de Pilar. El gobierno de Córdoba decretó cinco días de duelo.
Nacido el 4 de abril de 1917 en Río Cuarto, luego de terminar el secundario se trasladó a la capital cordobesa donde se recibió de odontólogo en la Universidad Nacional de Córdoba. Comenzó su militancia en las filas del peronismo en 1945. Durante la primera y segunda presidencia de Perón ocupó cargos como diputado y senador provincial. Con el golpe de la “Libertadora” fue encarcelado y luego liberado, momento en que decide partir al exilio hasta el fin de la dictadura de Aramburu. En 1962 fue elegido diputado nacional pero la clausura del Congreso, luego del derrocamiento de Frondizi, le impidió cumplir ese rol.
El 25 de mayo asumió la gobernación de Córdoba luego de triunfar en la fórmula peronista que compartía con el vice Atilio López, Secretario General de la UTA, con el 44,2 % de los votos, seguido de la fórmula radical que cosechó el 43,1% de los votos. Ligado a los sectores del peronismo de izquierda, Obregón Cano corrió la misma suerte que los gobernadores peronistas cercanos a la Tendencia (Oscar Bidegain en la provincia de Buenos Aires, Miguel Ragone de Salta, Jorge Cepernic de Santa Cruz) y Alberto Martínez Baca de Mendoza): fue desplazado de su cargo luego de que el Jefe de la Policía de Córdoba, Antonio Navarro, le impusiera un golpe de Estado garantizado por la policía, los grupos armados de derecha y la burocracia sindical representada por la Juventud Sindical Peronista y las 62 Organizaciones. La provincia mediterránea se había convertido en un “foco de infección” que debía ser eliminado. Los trabajadores del transporte habían conseguido un aumento de sueldo que iba en contra de los límites impuestos por el Pacto Social (40%). El gobierno nacional decidió avalar el golpe y fue el propio Perón quien firmó el proyecto de intervención dos días después del Navarrazo, producido el 28 de febrero de 1974. Tanto Obregón Cano como López y setenta personas más, fueron detenidos esa misma noche y llevados al Comando Radioeléctrico hasta el viernes 1 de marzo, cuando fueron liberados.
El gobernador cordobés no estuvo dispuesto a romper con el viejo caudillo y renunció a su cargo sin chistar mientras que el movimiento obrero fue duramente golpeado por la fuerte represión que se desencadenó en Córdoba luego del Navarrazo. El giro a derecha del gobierno peronista se hacía cada vez más visible. En agosto de ese año Obregón Cano decidió exiliarse a México desde donde denunció al gobierno militar de Videla.
En 1984 volvió al país y fue detenido por el gobierno radical. La caratula se impuso luego de que el presidente Alfonsín instalara la “Teoría de los dos demonios” y acusara tanto al ex funcionario cordobés como a Bidegain y Cepernic bajo el “delito de asociación ilícita como ‘jefe de organización’ de montoneros” (Clarín 20/8/1985). Fue liberado en 1987 y, dos años después, retornaría al mundo de la política como embajador político del Ministerio de Relaciones Exteriores encargado de coordinar las relaciones con los partidos políticos latinoamericanos.
Por su extenso recorrido en el mundo de la política podemos afirmar que el gobierno de Obregón Cano distó mucho de marcar una continuidad con la experiencia del Cordobazo. Por el contrario, prefirió mantenerse en las líneas del peronismo llegando a la gobernación para contener el avance de los sectores más avanzados de la clase obrera, y a pesar de que el propio Perón lo destituyera. En democracia, apoyó fórmulas justicialistas que perjudicaron enormemente a los trabajadores. Si en el 89 votó y trabajó por Menem, en el 99 votó por De la Sota en su Córdoba natal y a Eduardo Duhalde en las presidenciales.

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