domingo, 12 de junio de 2016
La Argentina rebelada
Camioneros, controladores aéreos, desocupados…
El 10 de junio, tres resonantes conflictos sacudieron el país. El paro de 48 horas de los controladores aéreos –nucleados en ATE- en rechazo a un convenio flexibilizador se extendió a treinta aeropuertos y provocó demoras y cancelaciones en los vuelos. Simultáneamente, se sentía la falta de nafta en varios lugares del país por el paro de la rama combustibles de Camioneros, que reclaman un 42 por ciento de aumento en sus paritarias contra una oferta patronal de 28, muy por debajo de la inflación pronosticada para 2016. El mismo día, las organizaciones piqueteras conmovían el Microcentro porteño con una movilización desde el Obelisco al Ministerio de Trabajo en reclamo de aumento para los cooperativistas y trabajadores precarizados. La jornada tenía réplicas en otras diez provincias.
Estos resonantes conflictos se completan con la extraordinaria jornada de lucha los choferes de Ecotrans contra el desguace empresario (que incluyó un paro total y una movilización al Ministerio de Transporte); con la lucha de los plásticos de Mascardi y de los obreros del Parque Industrial de Pilar contra los despidos.
En Cresta Roja, donde Macri anunció recientemente el veto de la ley antidespidos, un centenar de trabajadores se concentraron frente a la planta para exigir su reingreso. Y sectores poco proclives a la acción piquetera, como los taxistas, bloquearon la Ciudad en rechazo a Uber. El anuncio de una caída de ingresos del orden del 40% dice menos del éxito de esa aplicación digital que del impacto de la crisis y del ajuste sobre los bolsillos populares.
Este cuadro de conmoción popular se completa con el conflicto político abierto por el tarifazo. El jefe de gabinete, Marcos Peña, tuvo que salir a “pedir” (!) a la población que se abonen las tarifas con aumentos, mientras se sustancian las ‘revisiones’. El trasfondo son los “frazadazos” que conmovieron ciudades de la Patagonia y del interior bonaerense, así como la movilización que preparan los clubes de barrio a Plaza de Mayo. Los fallos que frenan los aumentos constituyen una intervención de la justicia para desmontar este campo minado y salvar el ‘espíritu’ del tarifazo.
Mientras tanto, los despidos y suspensiones ascienden a 150 mil y 48 mil respectivamente en lo que va del año, según Tendencias Económicas –Página 12, 8/6).
Para enfrentar a la Argentina rebelada contra el ajuste, el gobierno procura tejer acuerdos políticos con los gobernadores y con la burocracia sindical. La ley ‘ómnibus’ es uno de los escenarios de dichas negociaciones. La Corte Suprema, por su parte, le ha regalado al gobierno –en este cuadro de efervescencia- un fallo antihuelgas claramente dirigido contra los sectores combativos del movimiento obrero.
El kirchnerismo, cuya jefa ha reaparecido para cuestionar aspectos de la ‘ley ómnibus’, aplica en su terruño el ajuste con mano de hierro. Los trabajadores santacruceños llevan más de veinte días de acampe para enfrentarlo.
Desarrollemos un planteo contra el ajuste: nulidad del tarifazo, apertura de los libros de las empresas. Reapertura de las paritarias, por una cláusula de indexación salarial por inflación. Prohibición de despidos y suspensiones.
Vamos por el triunfo de las luchas en curso y por el desarrollo de una alternativa política de los trabajadores. Que la crisis la paguen los capitalistas.
Gustavo Montenegro
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