jueves, 7 de abril de 2016

Monsanto no podrá patentar semillas en Argentina

En un fallo inédito, una Corte Federal negó la posibilidad de patentar semillas transgénicas a la transnacional Monsanto. Haciendo una similitud entre las semillas y el lenguaje, los jueces advirtieron que “ningún escritor patentaría el idioma, por haber escrito una novela”. Para los jueces, es discutible que aquel que obtiene un transgénico, por solo un cambio, pretenda patentar toda la semilla.
Monsanto, que enfrenta la resistencia civil para instalar una planta de transgénicos en la provincia de Córdoba y las demandas de organizaciones campesinas por su preponderancia en los mercados, ahora tendrá enfrente también la decisión jurídica que la deja sin títulos de propiedad sobre semillas que consideraba propias.
La empresa transnacional buscará la apelación de la medida que dictaminó la Corte. Pedía que fuera declarada inconstitucional una norma que saca de la órbita de las patentes a las plantas y los animales. Y la Cámara le dio la espalda.
Es que la Ley de Patentes Nº 24.481 dice en su artículo 6 que no se consideran invenciones “toda clase de materia viva y sustancias preexistentes en la naturaleza”, y en su artículo 7 establece que no son patentables “la totalidad del material biológico y genético existente en la naturaleza o su réplica, en los procesos biológicos implícitos en la reproducción animal, vegetal y humana, incluidos los procesos genéticos relativos al material capaz de conducir su propia duplicación en condiciones normales y libres tal como ocurre en la naturaleza”.
Patentar las semillas es ir sobre la vida, ya que la invasión misma de la condición genética de las especies para hacerlas a modo es poner la vida al servicio del interés particular. En una palabra, las leyes dificultan “hacer patentes de la vida”, que es lo que acostumbran hacer Monsanto y otras firmas similares por el mundo. “No está en pleito el principio de las patentes, sino su extensión” dijeron los magistrados.
En Argentina debido a la economía de gran escala implantada en los años 90, la mayor parte de la superficie agrícola depende en alguna medida de los transgénicos y las sustancias químicas. Sin embargo, decenas de asambleas ambientales surgieron a lo largo del país para tomar conciencia y resistir a este régimen.

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