sábado, 23 de abril de 2016

Mariano Mores (1918-2016)



Del sórdido barrial buscando el cielo

De manera episódica en 1931, Libertad Lamarque lleva el tango al Colón y, en 1933, lo hacen Francisco Canaro, Roberto Firpo, Francisco Lomuto, Osvaldo Fresedo y Julio De Caro; pero la intención más abarcativa de instalarlo de modo habitual tuvo que esperar a la presencia del primer gobierno peronista. Perón se reúne con Mariano Mores, Hugo del Carril, Alberto Castillo, Nelly Omar y Antonio Tormo que son -por entonces- los artistas populares de mayor atracción, y acuerda la realización de conciertos populares que incluyen la presencia del tango en el reducto por excelencia de la denominada música “culta”.
Esto es visto por los artistas como una forma de legitimación de su trabajo y razón de ser, mientras que los sectores más conservadores de la burguesía argentina lo interpretan como un desafío e intromisión en lo que ellos consideraban un reducto para su exclusiva satisfacción de élite social. Más allá de ese hecho en particular, ya el primer peronismo valoraba -como lo hiciera el kirchnerismo- rodearse de artistas populares bajo una orientación de cooptación política.
Mariano Mores, fallecido el 13 de abril a los 98 años, es un representante genuino de una expresión popular que, como dice el gran tango El Choclo, “salió del sórdido barrial buscando el cielo”. Es su generación la que protagoniza lo que se ha dado en llamar “la época de oro” del tango, que transcurre en simultáneo con la incorporación de la clase obrera a la república burguesa.
Canaro advierte que el autor de “Cuartito Azul” (obra de 1939) y cantada por Ignacio Corsini -por entonces el cantor más popular junto a Gardel- era un joven especial y lo incorpora a su orquesta como pianista; y será uno de los que estrene muchos de los éxitos compuestos por “Marianito”. A Cuartito Azul le siguen en 1941 “En esta tarde gris”, cantada también por Fiorentino y la orquesta de Aníbal Troilo y, en 1942, “Grisel”, ambas piezas con letras de José María Contursi.
En los carnavales de 1943 se estrena en el Luna Park “Uno”, de su autoría, con letra de Enrique Santos Discépolo con una enorme repercusión, lo que puso en evidencia el ascenso que va consagrando al tango como la música popular de Buenos Aires, lo que se acrecienta con las sistemáticas giras exitosas de Canaro y otras orquestas por Europa. Luego vendrán “Cristal”, “Adiós pampa mía”, “Sin palabras”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Tu piel de jazmín”, “Patio de la Morocha”, “El Firulete”, “Tanguera”, “Tango Rapsodia”, “Por qué la quise tanto” y muchos otros tangos que se incorporaron al cuadro de honor de la música popular, que -como decía Mores- es aquella que la gente silba en la calle.
Su producción musical no se circunscribió a la composición. Fue un innovador en la creación de ensambles como el “Sexteto Lírico Moderno” y orquestas como la “Orquesta de Cámara del Tango”. Desarrolló lo que se dio en llamar el tango sinfónico. Cuando se produce el golpe de la Revolución Libertadora estaba organizando la “Orquesta Sinfónica Nacional de Tango”.
Su impronta en la música nacional está plasmada en muchas de sus obras que se consideran clásicos. Contribuyó a que el tango fuera reconocido como un producto artístico de calidad y fue clave en la permanencia de la popularidad del género. Luis Alberto Spinetta y Fito Páez no pudieron sustraerse a la fascinación de grabar algo de Mores, lo que pone en evidencia que lo que empezó en el sórdido barrial buscando el cielo –el tango- continúa su viaje sin conocer aún su derrotero. Mariano Mores fue un mojón de gran peso en esta historia.

Enrique Morcillo

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