sábado, 30 de abril de 2016
El 1° de Mayo y la dictadura militar del 76
Durante los años de la dictadura militar del 76 no se dejó de conmemorar el primero de mayo, a pesar de las prohibiciones y las persecuciones.
Discursos, amenazas, represión y disciplinamiento
Lo hicieron algunos sindicatos, agrupaciones gremiales, partidos políticos. Pero también hubo colaboracionistas con los dictadores que en esos días hicieron declaraciones formales, vacías de reclamos.
A su vez, desde el gobierno dictatorial, a través de sus ministros, aprovechaban la ocasión para atacar al movimiento obrero, justificar las persecuciones y las medidas antiobreras que fueron tomadas. La Junta Militar, designó como ministro de Trabajo al gral. Liendo, quien luego de ordenar una batería de medidas contra la clase obrera, participó activamente en las reformas a la Ley de Contratos de Trabajo.
Entre sus primeras actividades estuvo definir la política del gobierno hacia el movimiento obrero en su mensaje del 1º de mayo de 1976. En el mismo, con todo cinismo, fijó las pautas de la política laboral (…). Luego, defendió las modificaciones a la Ley de Contrato de Trabajo, la reglamentación del derecho de huelga, que se hallaba suspendido, la Ley de Asociaciones Profesionales y la intervención de la CGT. Finalmente, dejó en claro cuál era la política para cualquier oposición en las fábricas a la dictadura al afirmar que “Con relación a la actividad de la subversión en el ámbito fabril se sabe que ella intenta desarrollar una intensa y activa campaña de terrorismo e intimidación a nivel del sector laboral. Los objetivos de esa campaña son: la destrucción de la Nación, la paralización del aparato productor, la instauración de una dictadura marxista y la negación del ser nacional. (…). Frente a ese accionar, el gobierno y las FFAA han comprometido sus medios y su máximo esfuerzo para garantizar la libertad de trabajo, la seguridad familiar e individual de empresarios y trabajadores y el aniquilamiento de enemigo de todos”.
Todos los primeros de mayo, las FFAA daban a conocer distintos mensajes con una serie de medidas.
En 1977, el Comando del II Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario, emitió un comunicado del arma, en el cual puntualizó que “La suspensión temporaria de algunas actividad gremiales tuvo como finalidad corregir factores distorsionantes de la vida nacional, teniendo en cuenta que serán paulatinamente restablecidas en cuanto se logre el reordenamiento y reencauzamiento planificado y se ubiquen por encima de lo coyuntural. (…)”.
El gral. Liendo, para el primero de mayo de 1977 desgranó estos conceptos: “Hemos partido de una intolerable situación de desorden y desequilibrio en las relaciones laborales y debemos llegar a una nueva situación de armonía con entidades representativas y sólidas”, para luego llamar al “diálogo”, al pronunciar que “el gobierno ha llamado al diálogo y a la participación y esa convocatoria es, en el ámbito laboral, el medio idóneo para efectuar la tarea preparatoria de la normalización gremial. (…)
Luego de ese discurso oficial, la prensa de Rosario comentó que en los medios sindicales de nuestra ciudad prevalece el comentario favorable al mensaje del gral. Liendo. Se fortaleció la tesis de que, visto lo dicho por el ministro, queda reabierto el diálogo entre el Poder Ejecutivo y la dirección de los gremios, el que estaba prácticamente paralizado. Esa paralización se debió sobre todo a las desavenencias entre los dirigentes de los sindicatos con motivo de la elaboración del comunicado. Tal comunicado, suscripto por la Comisión de los Veinte que integran organizaciones intervenidas y no intervenidas y que no tuvo publicación, sino que “circuló privadamente, parece –según se afirma en los círculos aludidos– contribuir a que las cosas marchen bien en el futuro”. Típico de los colaboracionistas sindicales. (…)
En síntesis, los mensajes de los genocidas del 76, en los distintos primeros de mayo hicieron hincapié en los objetivos económicos del proceso, la necesidad de sacrificios y esfuerzos de los trabajadores, las tareas de ordenar y recuperar a la Nación, a la vez que se destacaba que se buscaba el punto de equilibrio entre el desarrollo de sus riquezas potenciales y la armonización de su crecimiento económico y social, como también corregir los excesos y vicios, e instrumentar normas que eviten la corruptela en la utilización de fondos sindicales y reconstruir la armonía en el campo laboral a través de las relaciones individuales de trabajo.
O sea que esas conmemoraciones transcurrieron entre los discursos de los ministros de Trabajo; los pocos actos de gremios y partidos políticos, dada la represión y prohibiciones existentes; los distintos comunicados gubernamentales, algunos con tonos amenazantes, otros conciliadores, los restantes de denuncias.
El panorama en Rosario
La situación no distó de lo que sucedía en el resto del país. La Asociación de Empleados de Comercio fue el gremio más consecuente en esos años en conmemorar la fecha, y el Círculo Católico de Obreros dio a conocer una serie de documentos analizando la situación de la clase obrera. De parte del resto del movimiento obrero se destacaron el documento de 45 gremios emitido el 1º de mayo de 1981, la actitud durante la Guerra de Malvinas, los actos y las numerosas declaraciones en 1983.
El primero de mayo de 1976, dado el clima de represión a las organizaciones sindicales y políticas, las manifestaciones públicas fueron casi nulas. (…) Por su parte, en esos días, los gremialistas Hugo Ortolan, Andrés Poletti y José Pascual informaron que “quedaron en la Central Obrera realizando tareas administrativa, atendiendo el departamento de vivienda, de previsión social, y el banco de sangre”. (…)
La primer huelga general se realizó días previos a la conmemoración del 1º de Mayo de 1979. Una vez anunciado el paro, fueron detenidos varios dirigentes, e inmediatamente se solicitó su libertad. (…). El gobierno explicitó que estaba garantizada la libertad de trabajo, a la vez que calificó a la medida como “paro ilegal”.
Mientras que el 1º de mayo de 1981, se conoció un documento de la CGT: “No aceptaremos argumento alguno que pretenda justificar que todo este esquema económico sea soportado por los trabajadores. Vemos con alegría y esperanza como en muchos lugares de la tierra los trabajadores han logrado acceder a mejores condiciones de vida y también fundamentalmente a un mayor ejercicio de su libertad, pues participan en las grandes decisiones en las que se juega su destino”.
Sin embargo, el documento también adelanta algunos de los argumentos de lo que más tarde sería conocido como teoría de los dos demonios. “En nuestra América, en cambio, el panorama suele presentarse más oscuro, pues nuestros pueblos han visto y ven correr su sangre y dilapidando sus sacrificios por una lucha irracional entre minorías de izquierda y de derecha, ninguna de las cuales representa al verdadero deseo de paz e independencia que en ellas anida, sino el bastardo objetivo de anexarse a uno u otro de los imperios que hoy dirimen su supremacía planetaria. En nuestro país con sus particularidades observamos una situación que guarda similitudes. Los trabajadores hemos sido blanco de las agresiones de los dos extremos, que por encima de sus diferencias ideológicas han visto en los hombres y en las organizaciones sindicales un bastión de resistencia nacional a esas intenciones”.
Ese año se realizó un encuentro de un sector de los sindicatos de Rosario agrupados en la Intersectorial de los 20, con dirigentes nacionales como Jorge Triaca, secretario general del Sindicato de Obreros del Plástico, que fue acompañado por Delfor Jiménez de los Textiles, Otto Calace, de Sanidad y Juan Rachini de Aguas Gaseosas.
Jorge Triaca, años después durante el juicio a las Juntas Militares, declaró que no sabía nada de los desaparecidos, que no los había en el movimiento obrero, que no recordaba nada de lo sucedido durante los años de la represión.
La acumulación de la crisis económica, sumado a los problemas internos, al desprestigio generalizado, llevó a los militares a buscar una salida y lograr consenso nacional, al replantear en los hechos y por sorpresa la antigua demanda nacional de la recuperación de las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Durante el tiempo que duró el conflicto armado con Gran Bretaña, se produjo una nueva conmemoración del primero de mayo. Las posturas, actitudes, declaraciones, documentos, tanto desde el gobierno como de los gremios o partidos políticos fueron disímiles y contradictorias.
Por su parte, las posturas de la Iglesia Católica frente a la dictadura militar, mudaron desde la jerarquía que en su gran mayoría fueron quienes apoyaron, colaboraron, y justificaron sus acciones, hasta una minoría de quienes se opusieron denunciando tanto la represión como la política económica. Frente a las distintas conmemoraciones del primero de mayo, se dieron en la ciudad variadas posiciones. En 1977, el Círculo Católico de Obreros reflexionó sobre la situación del movimiento obrero, mientras que en 1979, como una forma de adhesión a la fecha se inauguró el nuevo templo en San José Obrero en la zona norte de la ciudad, con una peregrinación y la presencia del Arzobispo de Rosario Guillermo Bolatti. Luego todos los años se concretaba un extenso programa que incluía misa, ofrenda y bendición de los instrumentos de trabajo, de herramientas. Posteriormente almuerzo de confraternidad, y peñas por la noche.
El Círculo Católico de Obreros, en 1981, emitió un extenso documento en el cual luego de analizar la revolución industrial, el origen del capitalismo, y las consecuencias sociales del mismo.
Fin de la dictadura y muchos actos
Luego de la derrota en Malvinas, el régimen militar se desfondó y Galtieri fue rápidamente reemplazado por el gral. Bignone, quien se limitó a abrir el proceso electoral, tratando de obtener para las Fuerzas Armadas algunos resguardos para el futuro. Había llegado la hora de la democracia y de los partidos políticos. Llevó todavía algo más de un año desempolvar las urnas, que según una célebre declaración de Galtieri estaban “muy bien guardadas”.
Propio de la situación que se vivía en el país –con la retirada de los militares, la apertura democrática, la movilización social y política, las elecciones en octubre– para la conmemoración de 1983 se dieron varios actos, conferencias, reuniones, hasta las más variadas manifestaciones.
Las declaraciones y comunicados fueron numerosos. Por su parte la UOM Rosario expresó que “seguirá bregando por consolidar los principios de la justicia social, tan caras a los anhelos de la clase obrera”. Se hizo un repaso de lo realizado a través del sanatorio Rosendo García, la entrega de viviendas, una escuela para el barrio obrero y la construcción de una escuela secundaria. A su vez, el SMATA saludó a los trabajadores, y las 62 Organizaciones Peronistas (Línea Azopardo) instó “a los compañeros trabajadores a mantenerse unidos a sus organizaciones en la seguridad de que el triunfo será del pueblo, como lo fue en aquel lejano 1º de mayo de 1886 en que, no obstante las muertes y encarcelamiento que sufrió el pueblo trabajador, se consiguió el objetivo de ese momento: las ocho horas de trabajo”.
Por su parte, la Comisión Directiva de la Agrupación Lista Marrón del Sindicato de Trabajadores Municipales organizó un acto en el Planetario Municipal, que consistió en la colocación de una ofrenda floral, minuto de silencio y palabras de los dirigentes. El “Centro de Trabajo para el Modelo Argentino”, adherido a la línea del MUSO del PJ, brindó un almuerzo “por la lealtad del trabajador peronista”. (…)
El acto más importante fue el organizado por el MAS y se realizó el 29 de abril en Plaza Pinasco “para recordar la fecha que es un símbolo de las luchas de la clase obrera por sus reivindicaciones contra la explotación capitalista”. Los oradores destacaron que el 1º de mayo no es un día festivo sino un “símbolo de trabajo, movilización y lucha” y la necesidad de terminar con el imperialismo y reemplazarlo por un sistema justo y nuevo, como el socialismo, ya que “su principio fundamental es la independencia política de la clase trabajadora”. Luego habló como invitada María Rosa de White de la APDH, quien se refirió al documento sobre la subversión de la Junta Militar y dijo “que está muy lejos de constituirse en un aporte y que el gobierno no asume ante la nación ni el mundo sus responsabilidades”. Posteriormente Anita Labat de Magistral, del gremio textil, afirmó que “ya no podemos quedarnos en nuestras casas a esperar, porque corremos el riesgo de no poder defender nuestros derechos, hacerse socialista es querer una vida mejor”. A su turno, Alberto Pujals, integrante del Comité de huelga de Villa Constitución de 1975, informó que “el socialismo reunió los 7.000 afiliados requeridos en esta provincia”, para luego expresar que “nuestro país necesita hacer una segunda lucha por nuestra independencia, la primera fue contra las tropas españolas, la segunda contra el imperialismo y los monopolios, que la van hacer los trabajadores”. (…)
A su vez, la CGTRA de calle Italia, junto con las 62 Organizaciones y la Mesa de Agrupaciones Gremiales Peronistas, convocaron a una misa en la Iglesia San Antonio de Padua, de San Martín y Ayolas, y una concentración en el Cristo Redentor, depositándose ofrendas florales por los mártires del movimiento obrero. La CGT de calle Córdoba reafirmó la decisión irrevocable de profundizar la acción en la defensa integral de los derechos adquiridos por la clase trabajadora, insistiendo en la inmediata normalización sindical, devolución de las obras sociales, la corrección de las políticas socioeconómicas que determinan la insuficiencia salarial y la reactivación del aparato productivo para reducir el alto índice de desocupación y subocupación existente.
Entre los dirigentes que hicieron declaraciones estuvo Hugo Ortolan quien afirmó que “el pacto militar-sindical no le preocupa, y que el sector obrero está unido más allá de la opinión de los dirigentes con el único propósito de defender sus propios intereses, y que su sector no siente ningún odio y queremos que lograr la felicidad de la célula más importante de la sociedad, que es la familia. La normalización sindical de producirá cuando se levanten las leyes restrictivas y se pongan en vigencia los derechos constitucionales”.
Durante todos esos años, los comunicados y declaraciones de los distintos partidos políticos fueron clandestinos, producto de la represión que se vivía.
Los trabajadores y el país marchaban hacía las elecciones, recuperando la democracia, dejando atrás años de represión, crisis económica, corrupción, como nunca había vivido la Argentina.
Leónidas Ceruti
Historiador
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