Con despidos y suspensiones las patronales usan a los trabajadores como variable de ajuste ante la caída de las ventas. Las ganancias acumuladas estos años son siderales y permitirían sostener todos los puestos de trabajo. Pero quieren atemorizar para disciplinar a los obreros y sacar una nueva tajada que alimente aún más sus ganancias. Si se produce menos, se deberían repartir las horas de trabajo entre todos los obreros, reduciendo la jornada sin tocar los salarios. Pero las empresas prefieren destruir empleos y lanzar miles de obreros a la calle: en el capitalismo sus intereses son opuestos a los de los trabajadores.
El desarrollo de la tecnología, ¿al servicio de la humanidad o de un puñado de capitalistas?
¡Qué revolución, cuando Henry Ford inventó la cadena de producción! Salían los autos en serie, cada obrero con una tarea específica. Con el tiempo, la tecnología, fue suplantando en parte al hombre, sacándole las tareas mas pesadas y moviendo las líneas mecánicamente. Cientos de robots sueldan, pintan, arman. Miles de autos por hora son armados en distintas partes del mundo. Pero toda esa tecnología en vez de liberarnos de tiempo de trabajo hace que cada vez trabajemos más. Eso en épocas de auge de los negocios empresarios. En épocas de caída de ventas es peor porque se nos recarga el puesto de trabajo. Donde antes había dos, ahora solo hay uno, que además limpia, llena gráficos estadísticos, controla la calidad. Polifuncionalidad, la perfección del sistema de Ford, desarrollado por la japonesa Toyota. “Desarrollar la inventiva del obrero”, “grupos de trabajo rotativos, para capacitarse y combatir la alienación de la rutina de la cadena de montaje”. Qué honor que rinden al socialismo, al progreso intelectual del obrero, al trabajo en equipo, a la solidaridad para que trabajemos todos parejo, a la lucha contra la rutina de no saber qué hacemos, ni para quién, solo conociendo la tuerca que nos toca ajustar, y la plata que nos toca a cambio. Pero su fin es explotarnos más, extraernos hasta la última gota de nuestras energías, nunca mejorar nuestro clima laboral, ni nuestra calidad de vida.
Cuando la crisis llega no importa de qué país sos, a todos nos piden hacer más, con mejor calidad y con menos obreros, para bajar costos. Se agravan nuestros problemas de salud, se rompen nuestras columnas, los tendones y aparecen las hernias, las tendinitis. Los ritmos de producción aumentaron brutalmente, durante el gobierno de la Señora y su marido. En los años ´70 nos moríamos por el plomo en sangre. Hoy, rotos los músculos y nervios, morimos desechados o en la desocupación.
Repartir las horas y el trabajo entre todos, sin tocar el salario.
¿Ganancias? Fabulosas hace años…Ahora las empresas se amparan en la crisis pero en realidad la vienen “levantando en pala”. ¡Que abran los libros de contabilidad! Quedará en evidencia que la crisis que descargan sobre los obreros para las empresas significa ganancias millonarias. Donde sacaron un obrero, que lo devuelvan, donde tercerizaron la limpieza, que la reincorporen a los convenios. Donde trabajábamos 12 horas de lunes a lunes, trabajemos menos horas, pero todos, sin suspensión. Reduzcamos los ritmos, y trabajemos todos 4, 6 horas, de lunes a viernes. ¿Es imposible? ¡No! es difícil, pero recuperando los cuerpos de delegados, las asambleas, peleando por el control de los ritmos de producción, es la única salida, para que la crisis no la paguen nuestros cuerpos, nuestros seres queridos, y que el 1% de la sociedad, los patrones, resignen parte de sus ganancias. Si las patronales persisten con las suspensiones y despidos hay que imponerles la estatización de las empresas bajo control obrero. El gobierno debería garantizar la colocación de la producción.
Una pelea a escala global
Las automotrices, como ocurre en la gran mayoría de las ramas de producción, organiza su negocio a escala mundial. Para enfrentarlas es necesario una organización internacional, en especial con nuestros hermanos brasileros. Si gran parte de la producción se exporta a dicho país y Argentina importa desde allí ¿cómo pelear de un solo lado? Los patrones nos chantajean, como cuando la General Motors, con préstamos de Cristina, comenzó a fabricar un modelo que dejó a 1.000 trabajadores brasileros en la calle, pertenecientes a la planta de Sao José dos Campos. Y hoy vemos la misma amenaza con despedir 1.000 en Rosario, a cambio de una rebaja salarial del 35%, en principio, en los pagos de suspensión, pero después en la masa salarial. Es necesaria una coordinación obrera argentino-brasilera, para que ante el chantaje de “me voy a Brasil” o “me voy a Argentina”, impongamos mejores e iguales condiciones laborales, los mismos poderes adquisitivos y el reparto del trabajo entre todas las manos disponibles, sean argentinas o brasileras. No estamos antes las grandes empleadoras de nuestros países, sino ante las grandes explotadoras del trabajador latinoamericano.
Sergio Folchieri
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