domingo, 1 de junio de 2014

La pelea de buitres por el gas y el petróleo



El gobierno nacional e YPF, en dura pelea con las provincias petroleras. Incluso el convenio con Chevron depende de una ley. Bulgheroni con Massa. Cristóbal López y Cerro Dragón.
Entramos en las vísperas de una batalla legislativa entre Nación e YPF, por un lado, y las provincias petroleras por el otro. En una disputa por los recursos hidrocarburíferos de la Argentina, que todos ellos se proponen entregar a los pulpos internacionales. La pugna recrudece porque ahora hay algo importante que entregar: Vaca Muerta, esa formación rocosa de 30.000 kilómetros cuadrados (17.000 en Neuquén y 13.000 en Mendoza). Ni el convenio con Chevron, con sus cláusulas secretas y sus disposiciones coloniales al estilo del pacto Roca-Runciman -firmado con Inglaterra en 1933-, podría prosperar si no se llega a un acuerdo general con las provincias.
De los 17.000 kilómetros cuadrados de Vaca Muerta en territorio neuquino, YPF tiene la concesión de 12.000, dada por la provincia. Esta caduca en 2027, lo cual hace imposible un proyecto de explotación a largo plazo, como el exigido por Chevron o por cualquier otro pulpo petrolero internacional.

La lucha política

El gobierno de Mendoza convocó a licitación para la explotación de ocho áreas petroleras en la zona de Malargüe, pero no se presentaron varios de los operadores más grandes ni tampoco YPF. En cambio, sí estuvieron ahí las empresas del grupo Vila-Manzano, a quienes poco les importa el largo plazo: ellos quieren hacerse de determinadas posiciones para después negociar con el que venga.
Alejandro Bulgheroni, uno de los dueños de Bridas, dijo de Vaca Muerta que “la información es escasa y no se comparte abiertamente con todos los operadores”. Bulgheroni, se debe recordar, es socio de British Petroleum en Pan American Energy. British Petroleum fue la que denunció en Wall Street que había tenido que pagar coimas en la Argentina para renovar la concesión del yacimiento Cerro Dragón, en Chubut.
Los Bulgheroni, con el banquero Jorge Brito y el grupo Vila-Manzano, son los principales financistas de la campaña de Sergio Massa. Todo un corrimiento que muestra hasta qué punto la burguesía cambia de frente y abandona al gobierno. Brito fue desde siempre el “banquero K” y aún sostiene con su dinero algunos medios oficialistas. José Luis Manzano y Daniel Vila multiplicaron posiciones empresariales durante la era K; eran, por lo tanto, kirchneristas entusiastas.
Cristóbal López, el “rey de la timba” de los K, magnate petrolero, dueño de medios de prensa y enemigo natural de los Bulgheroni, busca ahora, según trascendidos periodísticos, algún tipo de acercamiento. Por lo menos, el hombre diversifica inversiones y está instalando casinos en Miami. Todos, de un modo u otro, piensan en los tiempos que vienen, sin los K en el gobierno.
Para coronar estos enfrentamientos, varios observadores han caracterizado la visita del secretario de Energía de Obama, la semana pasada, como una operación de ‘lobby’ (presión) a favor de Chevron, cuya tecnología para la explotación de combustibles no convencionales difiere de la de Exxon. Las cuestiones fundamentales de Vaca Muerta siguen en la oscuridad: costo de la explotación, en un marco de descenso de precios; la carga por el pasivo ambiental; el costo de la exportación, que requiere instalaciones de licuación y regasificación del combustible; monto de las inversiones netas -con exclusión de reinversión de beneficios.
La pelea de los pulpos para copar las concesiones de explotación no resuelven la crisis de energía en Argentina.

A. Guerrero

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