Al salir de la reunión que se realizó la mañana del miércoles 18 en el Congreso entre los ministros Jorge Capitanich y Axel Kicillof, el secretario legal y técnico Carlos Zannini y los presidentes de los bloques de Senadores y Diputados, Nicolás del Caño, diputado nacional del bloque PTS-Frente de Izquierda, declaró a la prensa presente en el Salón de los Pasos Perdidos: "En primer lugar rechazamos una reunión cerrada a espaldas de los millones de argentinos integrantes del pueblo trabajador, más aun tratándose de un tema que hace al futuro de todos, y por eso planteamos que se abrieran las puertas para que puedan transmitir en vivo y en directo todos los medios de difusión presentes. Se negaron. La izquierda plantea que la crisis de la deuda, incluyendo los pagos al Club de París, debe ser debatida por todo el pueblo y no en reuniones a puertas cerradas. Sostenemos que se le debe consultar al pueblo cómo resolver este tema crucial para la soberanía nacional.” La Verdad Obrera entrevistó a Nicolás para que desarrolle esas posiciones.
¿Qué ha declarado la izquierda en el ámbito del Congreso sobre la crisis que se abrió?
Rechazamos de plano el fallo del juez Griesa avalado por la Corte de EE.UU., sencillamente porque marca una prepotencia imperialista que pretende que Argentina se someta a un nuevo ciclo de endeudamiento en beneficio de la burguesía financiera internacional. Rechazamos todo pago y negociación con los llamados fondos buitre, a diferencia de lo que sostiene el oficialismo y la mayoría de las bancadas de la oposición. Hay que recordar que el gobierno de Néstor Kirchner mantuvo la jurisdicción de los bonos en Nueva York, Tokio y otros centros imperialistas, por lo que sus canjes no fueron menos coloniales que los que hiciera la Alianza o el menemismo. Hoy en el Congreso quisieron esconder cómo se aprestaban a pactar entre todos estos ’pagadores seriales’ de deuda externa. El Gobierno recibió de Griesa y la Corte de EE.UU. una dosis de su propia medicina: creyeron -con el aval de la mayoría de la oposición- que ’haciendo los deberes’, arreglando con el Ciadi, pagándole a la Repsol, pactando el pago con el Club de París de una deuda contraída en gran parte por la dictadura iban a conseguir créditos baratos. El insaciable capital financiero internacional respondió con este fallo: quieren más y más, y el Gobierno y la mayoría de los bloques de la oposición sellaron implícitamente un pacto que, tras rimbombantes palabras de soberanía, busca seguir la senda del pago a la Repsol y al Club de París, es decir, seguir entregándose a los designios del capital financiero, otro pacto más de coloniaje.
La presidencia habla de “extorsión” al país…
La extorsión de los llamados fondos buitre no es diferente a todo el mecanismo de la deuda externa. Sólo bajo los gobiernos kirchneristas se pagaron más de U$$ 173 mil millones, como afirmó la presidenta. Es inadmisible que se pretenda hacer pasar esta negociación como una patriada cuando no es otra cosa que honrar al capital financiero. El acuerdo con el Club de París y la indemnización a Repsol, saludadas con bombos y platillos por la amplia mayoría de la oposición, fueron muestra clara de las prioridades de este Gobierno, que prefiere destinar miles de millones a los extorsionadores y no a los millones de argentinos que sufren graves problemas de vivienda, a la salud y a la educación públicas o al transporte. Dicen que es una extorsión y se preparan para negociar con los extorsionadores…
¿Tiene alternativa la izquierda ante esto?
Los diputados del Frente de Izquierda somos los únicos que planteamos el rechazo al fallo de Griesa, como así también al pago a la Repsol y al acuerdo con el Club de París. Los únicos que hoy como ayer planteamos una medida elemental de soberanía nacional: el no pago de la deuda externa. Que el pueblo decida soberanamente mediante una consulta popular vinculante. Ya lo planteamos en 2004 cuando Néstor Kirchner inició los primeros pagos desde el default del 2002 y comenzaron las negociaciones de su ministro Lavagna para la quita de la deuda a los acreedores. Ahora se vuelve a plantear porque se ha desenmascarado el verso del desendeudamiento y que el Ejecutivo son “hábiles negociadores”. Al contrario: todo este tiempo se esmeraron por ser pagadores seriales y encima ahora fracasan hasta en su propio plan. Es claro que esto terminará en un nuevo ciclo de endeudamiento, una enorme hipoteca que comprometerá no sólo a quien sea el futuro gobierno sino, lo que es más importante, a las nuevas generaciones de argentinos como lo hicieron los militares con la deuda contraída por la dictadura y los gobiernos de Alfonsín, Menem y De la Rúa. Nadie desconoce que la izquierda, desde la crisis de la deuda en el ‘82, hemos sido consecuentes con el planteo del no pago. El discurso oficial ha confundido a la población e hizo creer que ese problema estaba superado. Se ve claro que no es así y ahora vuelve a estallar una crisis recurrente de la Argentina semicolonial. Mucho se habla del “capital globalizado” donde parece que hubiera desaparecido la opresión imperialista. El capital es globalizado, sí, pero como dice el chiste “este dios capitalista está en todas partes, pero atiende en Nueva York…”.
¿La propuesta de consulta popular es la solución?
La solución es, como siempre, la movilización de masas. Sin eso no se consigue nada. Son los “indignados” en Europa los que buscan ponerle límites a los planes de ajuste. Son las huelgas como el paro del 10 A en Argentina que enfrentan los “ajustes heterodoxos” del gobierno. Los paros y disposición a la lucha de los trabajadores de la Alimentación los que permitieron, a pesar de los límites que impuso la burocracia, que lograran el 35% en las paritarias. Para nosotros no hay salida si no dejamos de pagar la fraudulenta deuda externa de la que siempre se beneficiaron los empresarios y banqueros y la terminó pagando el pueblo y, es más, si no nacionalizamos sin pago bajo control de los trabajadores a la gran banca que son los que se quedan con la parte del león del negocio de la deuda. Estos bancos que hacen todo tipo de maniobras especulativas contra el dólar se llevaron sólo con la devaluación de enero unos $10.000 millones de ganancia. No sólo eso: en cada reestructuración o canje de deuda se llevan millonarios beneficios por su intermediación. Hay que imponer el monopolio estatal del comercio exterior; la expropiación de los recursos estratégicos (como el petróleo y al gas), contrariamente a pagarle a los vaciadores de Repsol y el resto de las petroleras no menos vaciadoras; afectando a las ganancias de los que la juntaron con pala.
Se necesita una gran movilización nacional y continental contra el flagelo de la opresión imperialista. Pero decimos: si hablan de “democracia” y “soberanía nacional” pongámosla en práctica. Es sencillo: que el pueblo decida mediante su voto directo. ¿Quién votó hipotecar a las futuras generaciones con un nuevo endeudamiento? Los kirchneristas que se pretenden “negociadores geniales” han fracasado con su verso del “desendeudamiento”. La oposición, más a la derecha aún, apoya una negociación con los buitres. En esto hay “unidad nacional” de la casta política que vive bien con sueldos 20 veces mayores a los de cualquier asalariado. Lo más democrático es que decida el pueblo ya que eso abriría a una mayor conciencia nacional que la salida es terminar con la sumisión del país, y de toda Latinoamérica, a los intereses del capital financiero. Nuestra propuesta concreta es de una consulta popular vinculante, es decir que su resultado deba ser cumplido, como un paso para la movilización de masas para terminar con la sumisión nacional a la que ninguno de estos gobiernos puede dar solución, salvo el gobierno de los propios trabajadores y el pueblo movilizados.
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