domingo, 15 de junio de 2014
La cuestión de la “seguridad” desde las organizaciones sociales
Es necesario un abordaje a la cuestión de la seguridad desde otro lugar. Marcha reproduce un reportaje realizado por Barricada TV a movimientos barriales del conurbano, donde el retrato contrasta por lejos con las medidas que toma el Estado.
Desde hace muchos años se vive un estado de descomposición social profundo, producto de grandes derrotas que ha sufrido el pueblo trabajador. Las desapariciones de la dictadura militar y la década de los ´90 que dejó un tendal de 5 millones de desocupados, generó una gran franja en la sociedad, la cual quedó por debajo de la línea de la pobreza, sin capacidad de recuperación. Ni siquiera en todos estos años de "década ganada", en cambio se generó un nivel de marginalidad social como resultado de años de explotación y super acumulación por parte de los sectores del capital.
En diálogo con Barricada TV, Orlando Agüero, militante social del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) mencionó que "las organizaciones que trabajamos en los barrios vemos que aquel sector de clase media que le quedó algo, ve amenazado sus bienes permanentemente por aquel sector que ha quedado por fuera de toda clase de distribución, de acceso al trabajo y a la educación. La seguridad, desgraciadamente, se mide también desde esos parámetros. Los bienes que quiere cuidar cierto sector social -que tiene poco- de aquel que no tiene nada y que tiene que rebuscárselas todos los días para poder vivir, para poder comer o para poder subsistir dentro de un sistema que lo ha marginado".
Generalmente se plantea la cuestión de la seguridad vinculada a las fuerzas de seguridad y el lema "Hay más seguridad si hay más policías" se ajusta a las necesidades del establishment político. "En la mayoría de los barrios pobres, la seguridad asociada a la Policía por lo general, trae mayor inseguridad, no solamente para los sectores medios sino fundamentalmente para los sectores más pobres" afirmó Agüero.
A partir de ciertos procesos de esterotipación y estigmatización de la villa y del villero, vinculados a la instalación sistemática de nuevos dispositivos de control y persecución que se emplea sobre los sectores vulnerados destacó que "se ha generado un nivel de violencia que es difícil desterrar del seno de la sociedad, particularmente de los sectores de los que estamos hablando. Hay una realidad en donde la violencia se ha enquistado, entonces pareciera que todas las formas de solución tienen que ver, en algún punto con la violencia.
Hay un desconocimiento total hacia un sector social muy importante. Y a pesar de haber políticas desde el Estado -hay alrededor de 18 millones de beneficiarios de programas sociales en todo el país- podemos observar que esa respuesta, no alcanza, y 'por lo tanto quedan espacios vacíos donde el Estado no ha querido, no ha podido, o no le ha interesado llegar".
"Entonces, esos espacios vacíos son ocupados por otras fuerzas del Estado, que le provee a ese sector social representado en la juventud marginada, un espacio donde poder funcionar, pero además asociado a una identidad ligada al narcotráfico y al manejo de la delincuencia. Es decir que la violencia les devuelve a esos jóvenes, lo que la sociedad y el Estado les niega y excluye".
La interpretación de que la marginación y la violencia es inherente al sistema capitalista, emerge a traves de las esterotipaciones. En qué sentido se puede romper con la construcción de una juventud atravesada por estas significaciones e imágenes de la violencia y la connivencia con los sectores más corruptos de las fuerzas de seguridad pero también del narcotráfico. Agüero afirma que "hay una situación de tensión permanente. Desgraciadamente, el control territorial que las fuerzas de seguridad tratan de establecer, manejando a su antojo zonas que liberan para que se lleven adelante delitos, entra en tensión permanente con el vecino común. El vecino sabe dónde está el foco, donde se vende el paco, o donde se genera la delincuencia, y por lo general cuando se concurre a las comisarías, los policías les dicen que no pueden hacer nada porque "tal o cual" están bancados por la política. Entonces, es esa tensión en el seno de la sociedad la que hace en parte, que se formen factores de autoorganización".
Con respecto a la organización de los sectores sociales, afirma que "vemos muy bien la autoorganización desde abajo para, entre varias cosas, auto protegerse en un barrio. El problema está en que eso no comience a desfigurar la idea de organización social desde abajo en una locura demencial y explosiva que puede llegar a generar figuras como la del justiciero".
La persecución a los militantes sociales, y a los sectores organizados, tal como el incendio al local del MTD La Cañada, retrata la lógica de poder que se instala en los barrios. En este sentido menciona que en esa ocasión también fueron "víctimas. Luego de hacer investigaciones en el barrio, supimos claramente quiénes habían sido los autores materiales y hasta quiénes estuvieron por detrás de los hechos. Sin embargo, y a pesar de las denuncias policiales, nada avanzó. Creemos que esto forma parte de un entramado social, un tejido social que fue arruinado, que fue destruido y que hace falta recomponerlo, y la recomposición de ese tejido social -que está formado por familias, es decir sectores sociales pobres de nuestro pueblo- merecen otro tipo de tratamiento y otro tipo de solución a la hora de verificar y a la hora de resolver los problemas que se viven cotidianamente".
Los mecanismos de autodefensa en los barrios frente a estos casos según Agüero funcionan a través de "una asamblea que generalmente se reúne cada vez que hay problemas de estas características, es decir, hay una actitud vecinal de juntarse y problematizar alguna especie de solución. Eso existe y valoramos que exista, porque ese reflejo del pueblo, es herencia de aquel proceso que vivimos en el 2001 a través de las asambleas populares.
En esos espacios, intentamos poner paños fríos a la hora de pensar en algún tipo de enfrentamientos de pobres contra pobres, porque creemos que esa no es ninguna solución. Creemos que la solución debe ser generar alternativas en capacitación y educación, en el desarrollo de actividades deportivas, artísticas y culturales; en emprendimientos productivos para generar un circuito económico que mejore la situación de las familias. Es decir, que hay toda una serie de soluciones populares desde abajo, a las que se debería echar mano, multiplicarse en todos los barrios para hacerle frente a esta idea de que el linchamiento o la represión, pueden ser la resolución final a este problema" concluye.
La solución a la inseguridad en los discursos oficiales tanto del gobernador de la provincia de Buenos Aires como desde el ejecutivo nacional y diversos referentes de la oposición entre otros, es que la presencia de mayor Policía, mayor represión, mayor cantidad de armas y móviles policiales en las calles es una solución, sin embargo es lo que profundiza la estigmatización de los sectores más pobres, así como el desarrollo de mecanismos de "defensa" de la clase media frente a esta amenaza.
Para Agüero, desde "el Golpe Militar del ´76 con 30 mil desaparecidos, miles de presos y exiliados. La década del ´90 que provocó cinco millones de desocupados, saqueo y represión, se generó un caldo de cultivo de violencia donde se intentó imponer en la sociedad que las resoluciones más importantes se toman violentamente. Entonces, ante una situación de estas características donde se ven algunos linchamientos, la primera medida que toma el gobierno de la Provincia de Buenos Aires es decretar la Emergencia en Seguridad Pública, que no es otra cosa que llamar a 5 mil policías retirados, comprar 10 mil armas, miles de patrulleros, es decir, un presupuesto millonario".
Y el problema también reside en que "entre esos miles de ex policías recuperados para las fuerzas de seguridad, seguramente pueden llegar a estar, por ejemplo, los asesinos de Luciano Arruga".
Agüero concluye afirmando que "la solución se debe gestar en los sectores populares. Porque creemos que desde arriba la solución debe ser mucho más integral. Debe ser en el mismo sentido pero en una dimensión integral. La generación de alternativas en educación, arte y capacidad productiva para generar circuitos económicos que puedan beneficiar la vida cotidiana de nuestras familias" se configura como uno de los posibles caminos para la recuperación de la segmentación social.
Marcha
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