Derrumbe político del kirchnerismo. Los K arriaron la bandera contra los métodos fascistas. El manejo de la seguridad ha quedado en mano de los Berni y Granados.
La última sesión de la Legislatura porteña fue el escenario de un intenso debate sobre la cuestión de los linchamientos. Diversos diputados del kirchnerismo y de Unen opusieron a los linchamientos la “defensa del Estado de derecho o, lo que es lo mismo, del ‘monopolio estatal de la fuerza”. Los macristas, sin embargo, rechazaban condenar a “una población desesperada que reacciona ante la falta de Estado” (sic), y reclamaban un reforzamiento represivo.
En nuestra intervención, expresamos nuestra oposición, sin condiciones, a los linchamientos y denunciamos los “sí, pero” de los otros bloques. El macrismo condicionaba cualquier oposición a los linchamientos a la exigencia de más “mano dura”. Los opositores se servían de la condena a los linchamientos para pedir “más Estado”. Nosotros destacamos la coincidencia de estos planteos con los de Sergio Berni.
Denunciamos que “esta misma Legislatura ha promovido los casinos y tragamonedas en la Ciudad, a sabiendas de que son una de las principales vías del lavado de dinero de la droga (…) Mientras un joven es apaleado hasta la muerte en un barrio de Rosario, bancos internacionales han sido rescatados de la quiebra con los fondos del narcotráfico”. Llamamos a repudiar a este Estado y a esta organización social y política, y planteamos la elección popular de los jueces, el desmantelamiento del aparato represivo y el control popular de las funciones de seguridad.
Consenso reaccionario
El kirchnerismo y Unen insistían en reclamar al macrismo un pronunciamiento de compromiso -”estamos dispuestos a buscar las palabras adecuadas”, señaló la jefa del interbloque K. La declaración final consensuada no rechaza los linchamientos: ni siquiera los nombra. Expresa “preocupación” por “hechos de violencia” y deplora la “justicia por mano propia”, como si el linchamiento hiciera justicia. Al explicar nuestra abstención, señalamos que “en este consenso reaccionario, ganaron Macri y Sergio Berni”.
El debate sobre los linchamientos señaló el derrumbe político del kirchnerismo, en especial de sus alas progres. Los K aceptaron arriar el rechazo a los métodos del fascismo. Es lo que hacen todos los días cuando le entregan el timón de la crisis de seguridad a los Berni o Granados. Helio Rebot, vocero del PRO, definió que “el sentido de este acuerdo está en los términos que criticó el diputado de la izquierda, el ‘sí, pero’ (sic)’”.
Marcelo Ramal
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