jueves, 13 de diciembre de 2007
"Febres murió impune"
A tres días de conocerse la sentencia al ex prefecto Héctor Antonio Febres, éste fue encontrado muerto en la sede de Prefectura donde estaba detenido. La jueza interviniente en la causa la caratuló como muerte dudosa. Las querellas y la misma familia de Febres pidieron un peritaje. "Febres tenía conocimiento del reparto de los bebés que habían nacido dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada. Ese fue un secreto que se llevó con él", remarcó Carlos Lordkipanidse, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD).
Por ANRed - Sur
Otro represor más que cosecha impunidad. Otro represor más que no dice todo lo que sabe acerca del exterminio sistemático que se llevo a cabo durante la última dictadura. Esa fue la sensación que embargó todo al conocerse la noticia de que el ex prefecto Héctor Antonio Febres había muerto en la celda de la base de Prefectura del Tigre, donde era custodiado por sus camaradas. En cuatro días se conocería su sentencia en el juicio que se estaba llevando por sólo cuatro crímenes cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). También, ese día diría sus últimas palabras. Pero no lo hizo. De nuevo, el muro de silencio.
En una conferencia de prensa convocada en el hotel Bauen, los integrantes del colectivo Justicia YA!señalaron su desconfianza frente a la versión oficial de la muerte del represor, la misma sospecha que parece corroer a la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien caratuló el caso como muerte dudosa. "En el momento en que nosotros nos estábamos presentando en el Juzgado de San Isidro para pedir el médico forense, se estaba presentando también la familia de Febres. Y esto nos resulta algo sospechoso: que la propia familia esté pidiendo un perito para ver la razón por la cual este genocida se murió", remarcó la ex detenida-desaparecida Andrea Bello. Tal como comentaron integrantes de justicia YA! a ANRed la autopsia se realizará mañana, en la que participará un perito en representación de las organizaciones de Derechos Humanos.
Por su parte, Carlos Lordkipanidse, querellante en la causa contra Febres sostuvo: "Si yo interpreto la muerte de Febres como un mensaje, tengo que interpretarla como un mensaje mafioso. La noche anterior Febres se puso en contacto con su familia y dijo que gozaba de buena salud. Y, de golpe, al día siguiente aparece muerto. Hay registros gráficos que permiten demostrar tal situación. Nada indicaba que Febres fuera a sufrir un ataque que no le permitiera asistir el día de la sentencia".
Las dudas sobre el fallecimiento del represor se mezclan con las certezas de que las condiciones de detención distan de ser las que la querella exigió al comienzo del juicio. "Porque, a pesar de que en la Argentina se habla que van a ir presos todos los represores, solamente hay unos 200 imputados en las causas que están detenidos. Y los pocos que no están en su domicilio, están en esas condiciones de absoluto privilegio. Febres bajaba libremente a desayunar hasta las 10.30 de la mañana, como si estuviera en un hotel. Cuando llegó al juicio oral, lo hizo libremente, sin esposas, con dos prefectos más con los que se paseaba por la sala hasta que se decidía sentarse. Llamaba por teléfono a la noche a su familia", enumeró las irregularidades la abogada Myriam Bregman.
Como ha quedado probado en las audiencias del juicio que se llevaron adelante desde mediados de octubre en los tribunales de Comodoro Py, Febres manejaba gran cantidad de información. Sobrevivientes de la ESMA lo han señalado como el responsable del sótano, donde estaban las salas de torturas, y de las embarazadas. "Febres tenía conocimiento del reparto de los bebés que habían nacido dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada. Ese fue un secreto que se llevó con él", remarcó Lordkipanidse. O sea, el represor conocía las identidades de los menores apropiados y quiénes son sus apropiadores.
Además, por el descargo que había hecho al inicio del juicio, se esperaba que Febres diera más precisiones sobre el accionar de la maquinaria represiva de la ESMA. "Este viernes Febres tenía acceso a poder declarar esto ante el Tribunal. Se supone que en algún momento iba a decir su verdad", agregó Lordkipanidse.
Lo que Febres calló contribuye a crear más impunidad. Este es otro caso al que la Justicia llega tarde, aún por días. Pero frente a esa impunidad que parece no tener límites, se erige una resistencia más fuerte aún. Como sostuvo Andrea Bello: "Ningún mensaje va a hacer que nosotros nos determine a abandonar esta lucha. Hace 30 años que estamos en ella y vamos a seguir reclamando por verdad, por justicia por todos nuestros compañeros desaparecidos".
El juicio
Febres estaba siendo enjuiciado sólo por cuatro casos de tormentos cometidos dentro de la ESMA. Sólo cuatro habían sido los casos que habían sido elevados a juicio, una suma demasiado pequeña para un campo de concentración por el que pasaron más de cinco mil detenidos-desaparecidos.
Por este juicio, desfilaron más de cincuenta testigos que volvieron a relatar una vez más su cautiverio en el centro clandestino de detención. Los sobrevivientes volvieron a ser víctimas. Pero todo lo que narraron no servirá para nada. "Ahora se demuestra que todo el esfuerzo de estos meses en este juicio oral, con la muerte de Febres todas las declaraciones de los testigos se tiran a la basura y hay que empezar nuevamente de cero. Porque todo lo que se hizo no va a ser utilizado para el resto de las causas", se indignó Bregman.
"Si todos los denunciados en la causa ESMA hubieran ido al mismo juicio que tendría que haber sido éste, el hecho de que hubiera fallecido uno-como ha ocurrido en otras causas, no habría detenido el curso de la justicia", apuntó Lordkipanidse. Además, agregó: "A cuatro años de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, no tenemos a ningún marino, ningún integrante del Ejército ni ninguno de la Fuerza Aérea condenado". Bregman sentenció: "Cuando decíamos al inicio de este juicio que era más impunidad, ahora se demuestra".
¿Quién era Febres?
El prefecto Héctor Febres actuó desde principios de 1977 hasta diciembre de 1981 como enlace de la Prefectura Naval Argentina con la Armada, dejando en evidencia los lazos más que "fraternales" que unían a estas fuerzas. Fue parte del elenco represivo permanente de la Escuela de Mecánica. O, como lo definió el sobreviviente Carlos García, un "torturador estable".
En declaraciones ante la Justicia los sobrevivientes de ese campo de concentración, Rosario Quiroga y Enrique Fukman precisaron, también, que Febres se desempeñó dentro del área de inteligencia del grupo de tareas.
"Febres tenía dos apodos. Por un lado, le decían "Gordo Daniel". Por otro, el "Gordo Selva" porque era todos los animales juntos", relató Carlos Lordkipanidse (AEDD). Los represores que funcionaron en la Escuela de Mecánica usaban nombres de guerra de animales. Alfredo Astíz era el "Cuervo"; Jorge Acosta era el "Tigre"; Rubén Chamorro era el "Delfín" y Febres era "Selva". Lordkipanidse reconoció: "Era una descripción perfecta porque era una bestia desatada".
Asimismo el querellante agregó: "Febres era el responsable del sector 4, donde estaban todos los cuartos de interrogatorios". Aunque la participación del prefecto en el plan criminal no concluía en eso. También, era el encargado de la "Sardá de Chamorro", la maternidad clandestina que funcionaba en la ESMA y adonde eran trasladadas detenidas de otros campos de concentración a dar a luz. Como declaró hace tiempo Sara solarz de Osatinsky, el "Gordo Selva" era quien retiraba a los chicos de la ESMA, a quienes les traía ajuares de lujo. Por ende, no queda duda de que Febres - tal como lo sostuvo la ex detenida- sabía dónde están los hijos robados a los desaparecidos.
Aún así, Febres llegó a juicio y no lo hizo por su responsabilidad en la sustracción de menores. Estaba siendo enjuiciado por cuatro casos de tormentos contra Carlos Gregorio Lordkipanidse, Alfredo Margari, Carlos García y Josefa Prada de Oliveri.
Febres no sólo fue elevado a juicio en condiciones muy beneficiosas para él sino que también sigue gozando de privilegios. Como informó la abogada Myriam Bregman: "Está detenido en la Prefectura. O sea, está detenido con sus compañeros de armas". Pero en el día de los Derechos Humanos, "Febres murió impune", tal como señaló Carlos Lordkipanidse.
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