Nuria Barbosa León
Cada año los primeros días del mes de diciembre se convierten en una fiesta para el cine latinoamericano en toda Cuba, las salas cinematográficas son espacios pequeños para todos los espectadores que se disputan una luneta y disfrutar de la cultura de nuestro continente.
Aunque el festival se extiende por todas las provincias del país, son muy asediados los 23 cines y todas las salas de vídeo de la capital. Las colas de varias horas son controladas por las autoridades y las personas corren de un lugar a otro para no perderse filmes que luego no serán exhibidos en el país.
Esta 29 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se inició el 4 de diciembre en el teatro Kart Marx con la genial cinta “Redacted” del cineasta estadounidense Brian de Palma y que narra una historia de las tantas vejaciones que comenten los soldados invasores norteamericanos en Irak.
La genialidad de la noche inaugural (transmitida por la televisión) estuvo en el concierto ofrecido por el músico argentino Fito Paez, compositor de muchas bandas sonoras utilizadas por las películas producidas y rodadas al Sur del Río Grande, y que en esta ocasión se presentó como director del largometraje “¿De quién es el portaligas?”.
Desde las nueve de la mañana hasta después de las doce de la noche, el cine es el plato fuerte para la familia. Personas como el joven Pedro García, tomó vacaciones en la primera quincena de diciembre para no perder un detalle del Festival, en su bolsa transporta agua y merienda para no perder un minuto en comer alimentos.
Mi amiga Jenisel se hizo de un pasaporte, entrada equivalente a 20 pesos cubanos con derecho a luneta para 15 películas, anda como la Cucarachita Martina seleccionando entre los 121 filmes en concurso cuál no se debe perder.
Pero la fiesta del cine trae consigo, además, 500 materiales, con una gran representatividad de Argentina, Brasil, México y Cuba. Aunque se nombre latinoamericano pueden ser vistas películas del cine alemán, británico, español, noruego, italiano, canadiense y suizo.
Acompañan a las cintas parte de su colectivo de producción y hoy, por nuestras calles se pasea: los mexicanos Gael García y Diego Luna, la actriz alemana Hanna Schuguilla y el español Javier Bardem. En esta ocasión nos honramos también, con la presencia del colombiano Gabriel García Márquez, fundador de todo el moviendo del Festival en Cuba.
Eventos colaterales; conferencias de prensa; intercambio entre cineastas-especialistas-críticos y público, presentaciones de cortos y largometrajes; selección de carteles de cine; charlas y conversatorios en pasillos, salas y exposiciones, y lo principal: el concurso, son las actividades de los primeros días del mes de diciembre donde la palabra mágica es: cine.
El Festival es un reflejo cultural del continente y por eso hay películas comerciales, que responden a los patrones de Holliwood, hay cine independiente con filmes de bajo costo, hay producciones que se acercan más o menos a la realidad, países que ni siquiera pueden estar representados, pero se nota todo un empeño porque lo autóctono de Latinoamérica rompa las barreras mediáticas.
Pronto se cerrarán los telones, quedaremos con el sabor de que fue insuficiente y algo faltó, pero lo hermoso es que dentro de tantos medios de comunicación como la Internet, el DVD, la telefonía móvil, donde el disfrute es más individual y privado, exista un país que no deja morir el séptimo arte y arrastre multitudes.
Brindemos, pues, por mantener las pasiones de los cinéfilos, a fin de cuentas, a ellos está dedicada esta fiesta.
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