martes, 5 de abril de 2016
El ajustador anda flojo de papeles
La existencia de empresas off shore ha vuelto a demostrar que la burguesía 'nacional' es una de las principales acreedoras de la deuda externa argentina.
El gobierno de Macri venía levantando los decibeles sobre los desfalcos de Lázaro Báez, Cristobal López o Ricardo Jaime con dos propósitos definidos. Por un lado, acentuar la extorsión sobre el kirchnerismo y el pejota para lograr los acuerdos parlamentarios exigidos por el juez Griesa. Por el otro, justificar la escalada de tarifazos y ajustes de estos días, en nombre de la “herencia recibida”. O sea, en vez de abrir las cuentas de los Jaime, Cirigliano y compañía, traspasarle el fardo de sus negociados a los trabajadores y a la población.
Pero el pase de facturas ha sufrido en estas horas un giro inesperado. Un consorcio internacional de periodistas ha revelado un tendal de empresas off shore radicadas en el paraíso fiscal de Panamá, para evadir impuestos, depositar coimas o fugar capitales de los más diversos países del mundo. De Putin a Cameron, del premier de Islandia a Brasil (incluyendo en este caso a petistas y opositores), todos están involucrados. En Argentina, el consorcio de periodistas investigadores incluyó a La Nación y Canal 13, con la previsible intención de encontrar fondos ocultos de la camarilla K. Efectivamente, aparecieron 'empresas' del grupo Indalo y del secretario privado de Kirchner. Pero además, saltó a la luz una empresa off shore del grupo Macri, que tiene al presidente en su directorio. Las aclaraciones oficiales oscurecen: la empresa, según MM, estaba destinada a realizar “inversiones en Brasil”. Pero, ¿por qué no las hizo desde Argentina? La creación de una firma off shore sólo se explica para evadir las leyes fiscales de Brasil y de Argentina –o sea, 'blanquear' dinero negro en Brasil y volver a “ennegrecer” los beneficios obtenidos, vía Panamá. La cruzada “anticorrupción” ha terminado con los cruzados en el banquillo.
Fuga de capitales y deuda externa
Bien mirado, Macri ha actuado como lo que es –un empresario argentino de 'pura cepa'. Las firmas off shore son el recurso característico para la fuga de capitales que practica desde hace décadas la burguesía argentina. La nave insigne de 'nuestros' patrones, el grupo Techint, tiene su sede central ¡en Luxemburgo!, el más reputado paraíso fiscal de Europa. Actualmente, se calcula que los capitales argentinos en el exterior rondarían los 350.000 millones de dólares, casi el doble de la deuda pública nominada en moneda dura. Históricamente, esa fuga ha estado asociada a la formación de la deuda externa: por caso, el grupo Macri –con sus afiliadas Socma y Sevel- es recordado por los “autopréstamos” que realizaba desde las cuevas “off shore” a sus empresas, utilizando como testaferros a bancos internacionales. Esas “deudas” luego fueron estatizadas (Cavallo de los '80) o bien pesificadas (Cavallo de fines de los '90). En los últimos años, también se fugaron capitales apelando a la compra de títulos de deuda pública y su reventa posterior en las bolsas internacionales, para hacerse de dólares y burlar los cepos oficiales. En suma: la existencia de empresas off shore ha vuelto a demostrar que la burguesía 'nacional' es una de las principales acreedoras de la deuda externa argentina. La burguesía y el capital financiero ya se han cobrado varias veces esa deuda, como lo revelan sus fondos cuantiosos en el exterior. Sin embargo, continúan reclamando sobre el país una hipoteca que equivale al menos a la mitad de su producto bruto.
De la fuga al blanqueo
Pero las cuentas sucias de los Macri, Lázaro Báez, López o Rocca son episodios menores en un fenómeno que es inseparable de la bancarrota capitalista –nos referimos a la criminalización de las finanzas internacionales. Desde la quiebra de Lehman Brothers (2008) hasta hoy, los fondos que los grandes bancos del mundo han recirculado desde y hacia los paraísos fiscales se han más que duplicado. La razón es clara: para rescatarse a sí mismos, los bancos han salido a capturar los recursos del narcotráfico, la trata de personas y la corrupción estatal. Sólo al banco Wells Fargo, se le descubrieron fondos de los narcos mexicanos equivalentes a todo el PBI de ese país. La plata de la burguesía argentina y las comisiones de sus políticos, al igual que las del Petrolao –y las de quienes denunciaron al Petrolao- se han sumado a esa bolsa negra.
El gobierno de “Cambiemos” ya pergeña una salida para los tenedores de la plata off shore. El tan mentado 'ingreso de capitales' podría tener la forma de un blanqueo de dinero negro. Los dólares podrían blanquearse por títulos de deuda, y éstos por activos nacionales. Aunque buena parte del patrimonio fue rematado por el menemato, queda un “bocado de cardenal”: las tierras públicas, comenzando por las de la Ciudad de Buenos Aires. Con ese fin, el macrismo y los K han acordado en la legislatura porteña la formación de una “Agencia de Bienes”, cuya cartera de privatizaciones superaría los 10.000 millones de dólares. En este operativo, y para no traicionar su propia historia, es probable que los privatizadores se “presten” a sí mismos, engrosen la deuda externa y luego se la transfieran al Estado, en ocasión de la próxima bancarrota nacional. La riña en los tribunales federales, que se ha agudizado en estas horas, es una lucha para ver qué fracción de los lavadores-evasores se impondrá sobre la otra. Pero por eso mismo, podría también concluir en un encubrimiento recíproco, en aras de poner a salvo los enormes negociados que se relacionan con la quiebra del país.
Unos y otros
El movimiento obrero y todos los luchadores deben discutir las conclusiones de fondo que deja el Panamá Leaks, incluso en el plano continental. En Brasil, las revelaciones off shore han salpicado a la camarilla gubernamental involucrada en el Petrolao. ¡Pero también ha revelado las operaciones ilegales del principal destituyente del país, el presidente de la Cámara de Diputados! Los Macri de América Latina, que pretendían dar cuenta del derrumbe de los gobiernos nacionalistas, son ellos también parte de la crisis que tiene como telón de fondo a la fuga de capitales y el agravamiento de la polarización social en todo el continente. Asistimos, no a un “fin de ciclo”, sino al derrumbe de regímenes políticos enteros.
En Argentina, los que vienen a imponer despidos, el tarifazo y la liquidación de las paritarias acaban de recibir un golpe monumental en su autoridad política. Los ajustadores están flojos de papeles, y hay que hacérselos saber. Que se abran las cuentas de los Macri, Rocca y toda la burguesía argentina; basta de pagar la deuda usuraria; Macri y todos los involucrados en el Panamá Leaks deben comparecer en el Congreso; reorganicemos al país sobre nuevas bases. Desarrollemos a la izquierda y a la clase obrera como alternativa política, contra los partidos y el régimen del vaciamiento nacional.
Marcelo Ramal
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