martes, 5 de abril de 2016
Argentina y Brasil: una relación comercial cerca de la bifurcación
Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, pero su complicada situación económica desbalancea esta relación comercial, y pone en jaque a la industria automotriz nacional.
La economía brasileña se encuentra sumergida en una fuerte recesión, la mayor en 80 años, y sus pronósticos para 2016 no son alentadores. En 2015 el retroceso de su PBI fue de 3,8 % y se prevé que para 2016 retroceda cerca de 4 %, quedando a las puertas de la depresión económica.
Los datos de su economía, que ya cuenta con más de 1.500.000 despidos, el cierre de miles de fábricas y cifras de desempleo que en febrero han alcanzado el 8,2%, son consecuencia de las medidas tomadas por el Gobierno para enfriar la economía y revertir el déficit fiscal. A este recesivo escenario económico se suma como agravante la crisis de régimen político.
En Argentina con el recambio de gobierno se encuentra en marcha un plan de ajuste, que hace pocos días estrenó un nuevo tarifazo en transporte, gas y agua. El acuerdo entreguista con los fondos buitres y la vuelta a los mercados internacionales de crédito, anticipan un panorama con mayor intervención imperialista en las decisiones económicas.
Desde el estudio Bein prevén una caída del 2,4% en el PBI este año y una inflación del 36%. La pérdida de empleos es una de las principales preocupaciones de los trabajadores, y los efectos de la crisis de Brasil han empezado a hacerse notar en sectores claves como la industria automotriz.
Brasil: el principal socio comercial de la Argentina
La retracción de la actividad económica del gigante brasileño impacta sobre la relación comercial que sostiene con la Argentina, que para el mes de marzo registró un descenso de 14,9 %, comparando con igual mes de 2015, según la consultora Abeced. Debido a la caída del consumo interno, Brasil demanda menor cantidad de productos argentinos; pero tiene la necesidad de colocar mayor cantidad de bienes en nuestro país.
De acuerdo a los últimos datos publicados por el INDEC, en el mes de febrero de este año las exportaciones argentinas totalizaron 4.127 millones de dólares -aumentando un 7 % con respecto al mismo mes del año anterior- y las importaciones ascendieron a 4.029 millones de dólares.
Particularmente las exportaciones en febrero a nuestro principal socio comercial alcanzaron los 724 millones de dólares, mientras que las importaciones desde Brasil fueron por 1.015 millones de dólares. Dentro de los productos vendidos a Brasil en febrero se destacan los MOI (Manufacturas de origen industrial) por una suma de 478 millones de dólares, de los cuales sobresalieron productos clasificados como “Material de transporte terrestre” por 307 millones de dólares. En menor medida existen exportaciones de productos primarios (148 millones de dólares en febrero) y Manufacturas de origen agropecuario que alcanzan los 86 millones de dólares en el mismo mes.
Los productos importados desde Brasil pueden desglosarse entre: Vehículos automotores de pasajeros (209 millones de dólares), Piezas y accesorios para bienes de capital (204 millones de dólares), o Bienes intermedios (314 millones de dólares) entre otros.
Los datos del primer bimestre de 2016, en comparación con igual período de 2015, arrojan que las exportaciones a Brasil cayeron un 20 %, totalizando la suma de 1.229 millones de dólares; mientras que las importaciones han aumentado para el mismo periodo un 1 % con respecto a 2015, siendo de 1.886 millones de dólares. Este cambio de dinámica, se explica en gran parte por el enfriamiento de la actividad económica en Brasil.
Mientras la relación comercial resulta deficitaria para Argentina, según anuncios del Gobierno brasileño el pasado viernes, Brasil registró un superávit comercial de 4.435 millones de dólares en marzo, el fenómeno obedece a la fuerte caída de las importaciones como subproducto de la recesión.
El efecto de la recesión brasileña en la industria automotriz nacional
La estratégica industria automotriz, que juega un importante rol tanto en Brasil como en Argentina, se ha convertido en el eslabón que sufre los impactos de la recesión económica brasileña y la traslación de sus efectos a la Argentina por la dependencia regional existente entre ambos mercados.
Brasil ha llegado a ocupar el 5to lugar dentro de la producción internacional de automóviles, y en 2013 según la cámara ANFAVEA, la cantidad de vehículos producidos alcanzó un pico de 3 millones de unidades. Este año se prevé que la producción sea de 1,8 millones de unidades. Esta gran caída de la producción automotriz es acompañada con despidos en el sector, caída en las ventas internas e incluso la posibilidad de cierres de fábricas.
La producción nacional automotriz en 2015 fue de 543.467 unidades, de acuerdo con los datos de ADEFA. En los primeros dos meses de 2016 sumó 51.959 unidades, un 27 % menos que igual periodo del año pasado. Las exportaciones del sector que se destinan en un 82,6 % a Brasil, cayeron abruptamente. Entre enero y febrero de este año se exportaron a Brasil 14.930 unidades, un 38 % menos que en 2015. Más allá de los efectos “estacionales” de los primeros meses del año, es necesario tomar nota que el parate en Brasil afecta cada vez más la producción nacional.
Las ventas internas a concesionarios de febrero subieron en un 19,3 % con respecto a igual mes del año pasado, totalizando las 52.593 unidades vendidas. Sin embargo estos valores representan una caída del 4 % en relación a las ventas de febrero de 2014 (54.793 unidades), y de un 22,3 % si lo comparamos con febrero de 2013, cuando las ventas fueron de 67.696 vehículos (nacionales e importados).
Los poderosos empresarios del sector, ya se preparan para la baja en la producción con cierres de turnos, suspensiones y retiros voluntarios. Desde La Izquierda Diario recolectamos información de distintas empresas, como la autopartista Kromberg de Pilar (proveedora de Volkswagen y Mercedes Benz), donde se anunciaron suspensiones todos los viernes durante 4 meses. La Fiat de Córdoba, que exporta el 60 % de su producción a Brasil, anunció suspensiones a 1500 operarios los días viernes y posiblemente los lunes del mes de abril. Ford y General Motors, también han anunciado planes para reducir personal.
En Volkswagen Pacheco se anunció esta semana un plan de suspensiones y en la sede de Córdoba se ha suspendido el turno noche de las plantas Mq200 a y b, afectando a 130 trabajadores. Además hay suspensiones todos los viernes, y se registraron 150 pre jubilaciones y retiros voluntarios. Dentro de las autopartistas, se cuentan al menos 4 que han cerrado: Johnson Controls, ArZinc, Punch Automotive, Parana Metal.
Los intentos “contra-restantes” del macrismo
La dependencia comercial con Brasil de la industria automotriz nacional es estructural. Dentro del marco regional del Mercosur, las empresas multinacionales, tanto terminales como autopartistas, han organizado su producción y abastecimiento de piezas, de modo tal que los mercados se complementan. En consecuencia, algunas de las contradicciones que describimos son muestra de los problemas que podrían profundizarse de no encontrar una vía de escape para la producción nacional.
Desde el macrismo, presionados por los empresarios han intentado idear medidas que salvaguarden al sector, que fue uno de los más dinámicos en el país pos 2001. Implementar la Ley de Autopartes, impulsada desde la burocracia del SMATA, es una posibilidad que se baraja. Otra medida está relacionada a “limitar” la importación de algunas piezas, aplicando licencias no automáticas. También han anunciado la aplicación de un plan de financiamiento de 0KM a bajas tasas. Además, Mercedes-Benz lanzó la nueva Sprinter Combi (un vehículo con capacidad de 10 a 20 pasajeros), que promete abrirse paso a la competencia por fuera del acuerdo Argentina Brasil. En marzo se comenzó la exportación del nuevo modelo a Estados Unidos y Canadá. Se trata de un total de 8.600 unidades que reportarán divisas al país por más de 300 millones de dólares.
Mientras tanto las consecuencias de la crisis recaen sobre los obreros de las plantas terminales y autopartistas. Sus salarios no se pagan al 100% los días de suspensiones, y tampoco se cubren los aportes patronales obligatorios por ley. Desde las patronales ofrecen considerables sumas de dinero para quienes acepten retiros voluntarios. Buscan reducir el personal en las fábricas, preparando el terreno que les posibilite avanzar sobre los extenuantes ritmos de producción. Es necesario denunciar estos planes de ofensiva patronal, que seguramente cuenta con la complicidad del SMATA, y luchar para frenar los despidos como lo vienen haciendo los trabajadores estatales. En apoyo a los trabajadores y sus puestos de trabajo, los diputados del FIT, Nicolás del Caño y Myriam Bregman han presentado un proyecto de ley para prohibir los despidos.
Guadalupe Bravo
@GuadaBravo
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