sábado, 31 de enero de 2015

La crisis de la política y la situación económica

La crisis de la política en la Argentina exacerbada a propósito de la muerte de Nisman y sus derivaciones en la discusión sobre espías locales y extranjeros, sobre los archivos secretos y la impunidad, oculta diversos problemas en la coyuntura económica.
Ese ocultamiento en el debate no tapa la realidad de un ciclo de desaceleración y recesión productiva de largo arrastre, con disminución estructural del superávit fiscal y comercial, lo que motiva la búsqueda de inversiones y préstamos. Ello constituye parte esencial del viaje de la presidenta Cristina Fernández a China. La delegación oficial se completa con el Ministro de Economía, del de Planificación y el Canciller, dando cuenta de la importancia que se asigna a la visita a realizar al nuevo gran socio económico de la Argentina.
Una numerosa delegación privada acompaña a la comitiva presidencial de la Argentina, e intentarán variados acuerdos económicos con el gigante asiático. Todos los rubros interesan y se piensa en el mayor mercado nacional del mundo, incluso si solo se considera la demanda solvente que todavía excluye a millones de chinos, de una población de más 1.300 millones de habitantes. Entre otras empresas del centenar que involucra la delegación se destacan Nidera (semillas), Sancor (lácteos), Nike (calzado y ropa deportiva), Laboratorios Bagó (medicamentos), Atanor (químicos), Arcor (alimentos), junto a bodegas y sectores del cuero, zapatos, software, alimentación, entre muchos que aspiran a vender y posicionarse como exportadores del inmenso mercado chino.
Desde el gobierno se busca mejorar el desbalance comercial con china y confirmar y extender las inversiones prometidas, especialmente en infraestructura y en el sector energético, que profundiza la crisis de falta de inversiones y que se manifiesta en cortes de luz que afectan a usuarios de grandes concentraciones urbanas.
Por su parte, China está interesada en esas inversiones y sus aspiraciones se confirmaron esta semana con el acuerdo entre YPF y la petrolera SINOPEC, octava en el ranking mundial para el rubro. El interés se concentra en la explotación de Vaca Muerta, tanto en hidrocarburos convencionales como no convencionales. Es un acuerdo logrado pese a la baja del precio internacional del petróleo, que da cuenta de que ninguna de las grandes petroleras globales quiere perder posiciones en un gran negocio, aun cuando no sea rentable en el presente dada la baja del precio internacional del crudo.
Así lo explica la presencia en el yacimiento neuquino de EXXON, Shell, Chevron, Petrobras y Total, que junto a SINOPEC se ubican entre las principales 8 transnacionales del petróleo en el ámbito mundial.
Pero como venimos insistiendo, interesa la financiación que provee China, cuando ya se ejecutó el 25% de una disponibilidad de préstamo en moneda china y equivalente por 11.000 millones de dólares. Son recursos que ingresaron entre octubre pasado y enero y todo indica que se continuará con el correr del año. El objetivo pretende asegurar recursos para cancelar deuda y sostener el ingreso de divisas y cierto nivel de reservas internacionales para atender la política cambiaria en un marco de restricciones a la operatoria en moneda extranjera.
A esos recursos financieros se suman los potenciales que se derivan del acuerdo de esta semana con Alemania, suscripto por el Ministro de Economía y el Embajador de aquel país, para el pago de deuda según lo establecido en el Club de París. Ello habilita, en teoría, la apertura del mercado financiero alemán, europeo y mundial, cerrado para la Argentina desde la cesación de pagos del 2001. Sobre el Club de París, recordemos que Argentina refinanció en mayo pasado una deuda por 9.690 millones de dólares, de los cuales corresponden a capital adeudado 4.955 millones de dólares, intereses por 1.102 millones de dólares y punitorios por 3.633 millones de dólares. Son cifras que dan cuenta del cáncer de la deuda.
Tanto los préstamos de China como los acuerdos con 16 países integrantes del Club de París significan un importante incremento de la deuda pública, afectando recursos fiscales a futuro y restringiendo la disponibilidad de recursos para otros usos sociales o económicos. Estamos asistiendo a un nuevo ciclo de deuda que se inició en el país y sus consecuencias se descargan sobre el conjunto social, especialmente los sectores de menores ingresos. Es cierto que el stock de deuda disminuyó con relación al PBI y eso otorga margen para nueva deuda confirmando el carácter estructural del endeudamiento en la profundización de la dependencia de la economía argentina.

Grecia, Deuda y Argentina

Es interesante hablar de la deuda a propósito del triunfo de Syriza en Grecia, cuyo principal problema a abordar en el corto plazo es el endeudamiento, ya que durante el presente año tiene vencimientos superiores a los 30.000 millones de euros, la mayor parte antes del mes de julio. Convengamos que hablamos de una deuda elevada al 175% de su PBI, desde un 100% en 2009.
Las primeras medidas asumidas por Tsipras, el nuevo Jefe del Gobierno griego suponen restablecer el salario mínimo y otorgar electricidad gratuita a 300.000 personas de bajos ingresos y confirma lo difundido en campaña contra el ajuste y por la auditoría de la deuda. Esa investigación de la deuda puede definir una reestructuración con una suspensión de pagos hasta resolver la ecuación del repunte económico y la satisfacción de las necesidades de una población. Recordemos que el pueblo de Grecia arrastra una política asumida por sus gobiernos durante cinco años de austeridad definida por la troika de la autoridad europea, el Banco Central de Europa y el FMI.
Esta nueva situación respecto de la deuda que puede suscitar Grecia fortalecerá las iniciativas políticas globales en curso en defensa de la soberanía de los países y en contra de la especulación de los fondos buitres y el sistema de la deuda.
La investigación de la deuda argentina, aprobada en la Ley de pago soberano de septiembre pasado podría asociare a otra investigación desde Grecia y crear un clima más favorable en el sistema mundial para debatir desde la defensa de las soberanías nacionales el sistema de la deuda y la dominación, e incluso recrear las condiciones para reinstalar la iniciativa política por una nueva arquitectura del sistema financiero. Esta política de nueva arquitectura fue sustentada como programa destacado de UNASUR en pleno despliegue de la crisis y la recesión durante el 2009 y que tiene entre sus puntos y como asignatura pendiente al Banco del Sur.
Son parte de los temas que se reinstalan como mandato del voto de millones de griegos, que impacta en Europa, especialmente en España y sus indignados organizados en el Partido “Podemos” y con posibilidad de ganar y/o disputar las elecciones en España. Pero también inciden en nuestra región convalidando las demandas democráticas más allá de la crítica al neoliberalismo para constituirse en programa de gobierno y política de Estado.
En rigor, no solo importa lo que haga el nuevo gobierno en Grecia, e incluso el debate que ello genera en la institucionalidad mundial, sino y especialmente la iniciativa política popular. Fue la acción de masas en las calles la que constituyó el aluvión de votos en Grecia, y el programa sustentado era contra la austeridad y la deuda, exigiendo otras prioridades en la aplicación de los recursos públicos.
Por eso interesa en la Argentina no solo considerar la demanda oficial de préstamos, sino y en sentido contrario, la campaña popular por la suspensión de los pagos de la deuda, la auditoría de la misma y la defensa de los bienes comunes que empuja la CTA Autónoma y un amplio espectro social y político convocado en Asamblea. Es una campaña que contiene una convocatoria a una Conferencia Internacional a realizarse entre el 22 y 24 de abril próximos con la pretensión de hacer evidente en la Argentina y desde aquí al mundo sobre el flagelo de la deuda, con un enorme costo social y en beneficio de un núcleo reducido de especuladores e instituciones del sistema financiero global. La intención es constituir un movimiento por una consulta popular denunciando el flagelo del cáncer de la deuda.
En el fondo, se trata de constituir una política de investigación contra la impunidad de la deuda, del mismo modo que se reclama contra la impunidad por el atentado a la AMIA. Sea por la deuda o por la AMIA, la respuesta está más en la capacidad de generar subjetividad social para investigar y reorientar la economía y la política en favor de las demandas populares, contra la impunidad que se deriva del orden capitalista.
La desconfianza social extendida, expresión de la crisis política, solo puede resolverse desde la creación de una nueva realidad política, social y cultural derivada de una propuesta alternativa en capacidad de disputar gobierno y poder. Es la asignatura pendiente y que desafía a la sociedad argentina.

Julio C. Gambina

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