sábado, 3 de enero de 2015
Vaca Muerta, en vías de fracasar
Por el derrumbe del precio internacional del petróleo
La baja internacional del precio del petróleo -que en las previas del feriado navideño cotizó en menos de 60 dólares el barril WTI- sacude una de las bases del gobierno. El "super negocio" de la explotación de no convencionales en Vaca Muerta, ofrecido con todo tipo de beneficios los monopolios internacionales, ahora está en riesgo. El propio Galuccio había advertido, en su momento, que con el crudo a 84 dólares el barril, "la rentabilidad de Vaca Muerta es marginal".
Paolo Roca (Techint) expresó que Vaca Muerta no es Arabia Saudita, en relación con los mayores costos argentinos: "Hay que buscarla con una compresión de costos". Esta formulación es clave y se ha convertido en la obsesión de Galuccio para salvar a Vaca Muerta, junto con el sostenimiento de los precios del gas, del crudo y sus derivados, por encima del valor internacional en dólares.
Bajo esta premisa, el crudo local Medanito cuesta 84 dólares el barril, es decir un 45 por ciento más que el precio internacional. Además, la nafta ya cuesta 1,76 dólar el litro (el costo promedio mundial es 1,25) y el precio del gas para autos se ató a la nafta.
Contra los trabajadores
La intención de Galuccio es bajar los costos de perforación de los pozos a la mitad, ajustando ritmos de trabajo, salarios, controles y demás, para acercarse a los costos de Estados Unidos, pero se topa con límites insalvables: la flexibilización de los controles de procesos para disminuir el tiempo de perforación provocó, en septiembre último, una explosión e incendio en un pozo de Neuquén. Atrás de los intereses de los monopolios que representa Galuccio se alinea Scioli, que lo respaldó más de una vez. Del lado de la oposición también lo apoyan Macri y Sanz.
El eje de la política de hidrocarburos es salvar el negociado de Vaca Muerta, sacrificando los activos nacionales: los salarios de los trabajadores petroleros, los ingresos de la población, reducidos por los precios de los combustibles y las tarifas de gas, electricidad y transporte, y el remate del subsuelo a precio vil, con contaminación y pérdida de puestos de trabajo.
Silvia Jayo
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