martes, 6 de enero de 2015

Año nuevo, deuda nueva



El 1º de enero venció la cláusula Rufo. Un arreglo rápido quemaría la bandera de “patria o buitres” que el gobierno enarboló para alentar a la tropa propia. Una prolongación de la puja podría extender la recesión económica. El ministro Kicillof coqueteó con una nueva oferta, no muy diferente a las previas, pero con más condimentos para atraer a los buitres. Se abre una nueva etapa en la puja.

En los últimos días el ministro de Economía, Axel Kicillof, se mostró pro activo en pos de atender la crisis de deuda (una más en la historia nacional) abierta a partir del fallo del juez Griesa que beneficia a los fondos buitre.
Aunque el ministro salió a dar señales de tranquilidad tratando de instalar la impresión que el gobierno no se apresurará para negociar con Paul Singer y el resto de los “holdouts”, la realidad es que la agenda del oficialismo, el establishment económico y la oposición burguesa está dominada por la espera de una definición.
Vencida la cláusula Rufo, que impedía hacer una mejor oferta a los buitres sin compensar a la vez a los que aceptaron los canjes de 2005 y 2010, el ministro anunció este lunes 5 una propuesta que si bien sostiene los términos de aquellas operaciones agrega nuevos ingredientes para hacer más atractiva la operación. Ofrece el pago de los intereses y del cupón PBI que vencieron en los años que transcurrieron desde el primer canje. No obstante, todavía es una oferta lejana a lo pretendido por los buitres.
Mientras tanto, en Nueva York nuevos especuladores están pidiendo ser beneficiados por el mismo fallo que consiguió Paul Singer. Se trata de los denominados “me too” (yo también). De esta forma, el litigio original, que sumaba demandas por unos u$s1.600 millones de dólares, se está transformando en una causa que alcanzaría hasta u$s6.400 millones de dólares.
Si bien se podría pensar que la suma de las causas de los “me too” complica la negociación, es una preferencia que habría manifestado el ministro Kicillof al mediador Daniel Pollack como forma de alcanzar un acuerdo que cierre definitivamente el capítulo del default del 2001.
Ahora le toca mover a los fondos buitre y al juez Thomas Griesa, evaluó el ministro.
El gobierno transita el conflicto con la tranquilidad que le otorga el hecho que por ahora los bonistas que cayeron en “default” por la inmovilización de fondos que impuso Griesa no solicitaron la aceleración de la deuda, lo cual obligaría a una cancelación anticipada imposible de abordar con las reservas actuales del Banco Central.
La mayoría de los bonos “defaulteados” por ese fallo está en manos de bancos que actúan localmente (unos $70 mil millones tendrían el Macro, Francés, Santander, Galicia, etcétera) y “honorables” multimillonarios como George Soros (número 19 entre los más ricos del mundo), David Martínez Guzmán (socio de Clarín en Cablevisión) y Kyle Bass, que ganó millones especulando con hipotecas en EE.UU. con los cuales el oficialismo mantuvo conversaciones. Son los “buitres buenos” amigos del kirchnerismo.
Si la aceleración no tuvo lugar no es por la fe de estos hombres de negocio en el “modelo”, sino porque mientras se desarrolla la crisis de la deuda van buscando las vías de incrementar su patrimonio especulando con los bonos del Estado.

La economía sin combustible

El 2014 terminó en zona de recesión. Algunos analistas privados dicen que la caída fue superior al 2%.
Para el oficialismo la economía no está en recesión. Pero los números del INDEC indican que en el acumulado hasta el tercer trimestre de 2014 el crecimiento fue cero y en ese período la variación interanual negativa (-0,8). En la industria la retracción es más profunda. Los datos oficiales muestran una contracción de 2,6% en el acumulado a noviembre.
El gobierno aplicó todo tipo de restricciones a las importaciones en función de juntar los dólares necesarios para pagar la deuda. Así ayudó a frenar la economía.
En este punto el problema del arreglo con los buitres no es tanto la falta de dólares para sostener los pagos de la deuda, algo que todos los especuladores descuentan dadas las credenciales exhibidas por los “pagadores seriales”, sino la escasez de divisas para levantar la economía.
La inestabilidad mundial agrega incertidumbre

En 2014 no sólo la economía argentina terminó en recesión.

La Unión Europea atraviesa un estancamiento al que no se le ve salida. El desempleo es masivo en muchos países. Los planes de ajuste podrían ser cuestionados en Grecia. Un futuro gobierno de Syriza, a pesar que esta formación política viene moderando hace tiempo su perfil para mostrarse capaz de gobernar la crisis del capital, es visto con desconfianza por los “mercados”.
La economía de China se desacelera lo mismo que muchos de los países denominados “emergentes” (en realidad en su mayoría semi colonias o países dependientes, según las categorías marxistas).
La conjugación de la crisis económica mundial con factores geopolíticos está derrumbando el precio del petróleo.
En las últimas jornadas la caída del precio del petróleo más la situación en Grecia fueron factores devastadores para las bolsas donde hacen sus negocios los especuladores.
La búsqueda de una negociación con los buitres está atravesada por este turbio panorama de la economía mundial. Baste recordar que Argentina en muchas ocasiones buscó alcanzar un acuerdo con el Club de París, pero los distintos episodios de la crisis mundial fueron posponiendo una definición hasta que finalmente se acordó pagar en 2014.
En la tranquilidad que pretende exhibir el gobierno para atravesar este momento de la crisis de la deuda también juega la convulsionada situación internacional donde un acuerdo no necesariamente contribuirá a mejorar el panorama económico local.
Además, el oficialismo quiere hacer valer los apoyos internacionales conseguidos, como la votación en la ONU para establecer un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana, para ejercer presión sobre el juzgado de Griesa y la justicia yanqui. En el mismo sentido, se inscriben las acciones legales iniciadas por los “buitres buenos” en tribunales de Gran Bretaña para destrabar los pagos.
Amparado en estos apoyos, el ministro Kicillof salió a defender lo actuado desde el momento en que el gobierno rechazó acatar el fallo del juez Griesa a mediados del año pasado.
En 2012, el ex ministro de Economía, Hernán Lorenzino, afirmaba que "Argentina no va a cambiar de posición: no le vamos a pagar un solo dólar a los fondos buitre. No hay nada que negociar con ellos”. (http://www.argentina.ar/temas/pais/1334-la-presidenta-ordeno-no-pagar-ni-un-centavo-a-los-fondos-buitre).
Mucha agua pasó bajo el puente. Este lunes la posición de Kicillof fue otra. Declaró al portal El Destape que la oferta realizada a los buitres “es la misma de 2010, en que ofrecimos lo mismo de 2005. Los discount, con una quita del 65%", a lo que agregó que se trata de "un discount como si hubiera entrado al canje en 2005, con intereses capitalizados durante todo el periodo y estamos dispuestos a ofrecer también el cupón PBI desde el primer canje, capitalizado. Puede dar hasta 100% del valor nominal", aseguró y graficó que "el que tiene u$s 400 millones en bonos cobra u$s 400 millones. Son 6.500 millones de dólares en total para el 7,4% que no entró al canje".
Una nueva etapa en la puja con los fondos buitre se está abriendo. Detrás del relato grandilocuente, el oficialismo no puede ocultar un retroceso de varios casilleros desde su posición original en los últimos tres años.
Con los acuerdos con el Ciadi, Repsol y el Club de París, la deuda superó los u$s215 mil millones mientras hace casi una década, luego del canje 2005, estaba en u$s126 mil millones. Ahora Kicillof ofrece aumentarla en u$s 6.500 millones haciendo una oferta a los buitres que en el peor de los casos les dejará 300% de ganancias, como reconoció el oficialismo en más de una oportunidad. Para terminar con esta sangría la única salida que beneficiará al pueblo trabajador es rechazar el pago de la fraudulenta deuda externa.

Pablo Anino

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