viernes, 23 de enero de 2015

Desforestaciones extensivas bajo el haz de la teoría del desarrollo neoliberal: saqueo y tierra arrasada



En relación al lobby manifiesto de Diario El Tribuno, hacia las deforestaciones extensivas y los agronegocios. Y así mismo, a las expresiones vertidas sobre la pobreza estructural en Salta vinculada a la existencia del bosque y el bajo desarrollo productivo (El Tribuno, 11/01/2015). Compartimos el siguiente artículo – publicado en Militante N° 81- a modo de respuesta hacia esta publicación.

El gobernador liberal de la Provincia de Salta, el justicialista Juan Manuel Urtubey, ha expresado en un medio gráfico –lobbysta de los agronegocios- que quienes se oponen a las desforestaciones -autorizadas por su gestión-, se resisten al desarrollo (expansión de transgénicos, agricultura mecanizada y ganadería) de una de las regiones más postergadas del país. Cuando la burguesía dirigencial esgrime semejantes argumentos, muchos referentes sociales y entes civiles no saben como contrarrestarlos. Y se dejan confundir y desviar ante una antinomia: desforestación extensiva, trae aparejado fuentes de trabajo y desarrollo-esto sería inversamente proporcional a los índices de pobreza-. Si esto aún fuera cierto, desde una mirada netamente antropocentrista judeo-cristiana, donde como una suerte de reyes de la “creación”, el hombre puede modificar el medio álgidamente en pos del “desarrollo”-no sin consecuencias nefastas ¡por cierto!- no legitimaría sin embargo, la marcada dinámica de avance y modificación sobre un sistema natural finito afectando sus procesos ecológicos y evolutivos. El hecho de que la derecha y el liberalismo blandan el asunto de la pobreza y su lucha contra ella, es tan falaz como insultante a cualquier inteligencia. En primer lugar porque la pobreza es una definición que nace del sistema capitalista y la desigualdad e inequidad social que ha provocado, al concentrar las fuerzas de producción y la riqueza. La etimología de lo que es ser pobre por ej., no tiene símil ni sinonimia alguna en runasimi, guaraní, wichi u otro idioma originario. No existe la pobreza en las comunidades-o no existía, hasta que les impusieron su “desarrollo”-. El uso limitado y trashumante de los recursos naturales no llevaba la capacidad de carga de estos, al colapso. En los entramados sociales de esta especie de “comunismo primigenio” no existía siquiera el concepto de marginalidad, como tampoco lo existe en el socialismo científico. Y aún más, siendo más literales es una graciosa -y catastrófica- paradoja que la burguesía y la derecha que por más de medio siglo han gobernado y establecido en Salta: la pobreza estructural y la privatización de los activos provinciales, esgriman el argumento de la lucha contra la desigualdad social para legitimar las desforestaciones extensivas, la concentración en la tenencia de la tierra y la pérdida de biodiversidad. Sanear el sistema, acentuando al mismo, es como pretender curar un envenenamiento tomando cianuro por vía oral. Pero la burguesía, es consciente de esto-de hecho lo ha provocado y le ha sido funcional a su concentración de riqueza, como al entreguismo con el que ha actuado frente al imperialismo norteamericano-. Los que no lo saben es la amplia mayoría de la opinión pública, a quienes manipulan mediante medios de comunicación hegemónicos con una antinomia que es falaz. Y bajo el concepto de “desarrollo” de las escuelas de negocios norteamericanas: el neoliberalismo. Que como bien ha señalado Fidel Castro, no es una teoría del desarrollo, sino una teoría del saqueo…una “equilibrada y científica” balanza que gravita siempre para el mismo lado.

Salta, entre la desigualdad social y las tasas más altas de desmontes

Excepto por cierta irrigación de políticas de estado de la Nación (en cuanto a salud pública, educación y acceso a la vivienda), Salta no es una Provincia en donde la desigualdad social, los niveles de pobreza y la mortalidad infantil hayan menguado. Todo lo contrario, estos índices han aumentado, como han aumentado los desplazados sin tierras conforme la deforestación va dejando tierra erosionada con altos niveles de desertificación. ¿Qué suerte entonces correrá la Provincia en el mediano-largo plazo? Pues tendrá una brecha aún mayor de desigualdad, con el agravante que tendrá extensos territorios desertificados, sin cobertura vegetal y con ausencia de reservorios o fuentes de agua. Potenciando aún más la crisis ambiental y social-que está estrechamente ligada al ambiente y la biodiversidad-. Esto es, quedará solo la tierra arrasada.

Sin bosques ni selvas tras un falso “desarrollo”

Desde la sanción de la Ley Nacional de Bosques en diciembre de 2007, se han desmontado 400000 hectáreas, de las cuales 120000 eran zonas rojas protegidas. Urtubey ha equiparado, la tasa de desmontes de su antecesor Juan C. Romero. Ausentado de forma voluntaria al Estado, ante la inercia del “benchmarking” (esto es compraventa y competitividad de territorios, con su biodiversidad y con las comunidades dentro). El nivel de penetración al Estado de las transnacionales y los especuladores financieros internacionales ha alcanzado cotas obscenas. La extranjerización al límite de la tierra es notable. La Provincia está entrando en el umbral de una grave crisis ambiental y social. La ineficiente gestión de los recursos naturales mediante una presión cada vez más creciente sobre los mismos, bajo formas insostenibles para el ambiente, está forzando a la ruptura de los procesos ecológicos naturales. Por todo esto, es necesario exigir al gobierno salteño que cumpla estrictamente con la Ley de Bosques, y frenar las recategorizaciones prediales que violan la zonificación establecida en el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN), el Ejecutivo provincial ya ha recategorizado más de 125000 hectáreas. Es imperioso además, que Nación deje de ser funcional con su pasividad, a esta dinámica de disturbios socio-ambientales. Finalmente esto nos muestra a la clara, que se debe abandonar este modelo de saqueo y tierra arrasada, y que solo el socialismo puede orientar un camino cierto de conservación de la biodiversidad y socializar los beneficios ambientales equitativamente y de forma sostenible. Donde los medios de producción dejen de estar librados al azar del mercado y la especulación financiera y pasen a ser propiedad del colectivo social, desterrando de manera definitiva la pobreza, marginación y la destrucción ambiental. ¡El socialismo es el camino!

Fernando Del Moral

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