Un viaje hacia las utopías revolucionarias (CLXXXII)
Marchando, como lo hacían las tropas nazis cuándo invadían las naciones europeas en la Segunda Guerra y, con la misma convicción, el partido militar se aprestaba a dar un golpe que desplazara al gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Los mandos de las tres armas llegaron a la conclusión que ni el acuerdo con el “Viejo General” y la fracción burguesa del peronismo, ni la represión para estatal con el “Somaten” criollo, ni tampoco la militarización dispuesta por la inquilina de la Casa Rosada de una parte del territorio nacional mediante el pomposamente llamado “Operativo independencia”, habían logrado frenar el desarrollo del movimiento popular y revolucionario que, por primera vez en este siglo, interpelaba al poder real y pretendía disputar este.
La información al respecto que poseíamos era precisa.
El copamiento formal del “poder” se llevaría a cabo en el mes de marzo del año próximo y los mandos de las tres armas acordaron que, en una primera etapa, el Comandante en Jefe del Ejército, Jorge Rafael Videla, ocupara el “sillón de Rivadavia”.
Por su lado coincidieron en que el mejor exponente de las clases dominantes: Alfredo Martinez de Hoz se haría cargo de delinear el modelo económico; tantas veces postergado por la resistencia obrera.
Para conjurar este, la dirección del Partido propuso que trabajáramos la idea de la constitución de un Frente Patriótico antigolpista y democrático, para lo cual se decidió que yo viajara a Córdoba a proponerle a Agustín Tosco que se instalara en Buenos Aires, por unos días, para llevar adelante la propuesta.
Como la situación urgía, le plantee a Jorge Lanot, un amigo del “Gringo”, que me acompañara ya que tenía que ubicar a alguien de la custodia para llegar a este que, desde hacía un tiempo, estaba clandestino y tenía orden de captura emitida por la intervención federal en la provincia mediterránea.
Al mismo tiempo el Estado Mayor del Ejército Revolucionario del Pueblo hizo conocer, en un mensaje dirigido a la Presidenta, la decisión de ofrecer una tregua; por la que suspendería todas las acciones armadas.
Como contrapartida el oficialismo debería liberar a los presos políticos y anular los decretos que permitían que las Fuerzas Armadas intervinieran en la represión.
Antes de viajar a Córdoba me reuní con Bernardo Alberte y Alicia Eguren para entregarles la propuesta de tregua y socializar la información sobre la inminencia del golpe.
El “Mayor”, confirmando esta, nos contó que en un encuentro que había tenido con un oficial superior del Ejército este le había confirmado que, definitivamente, las “Tres A” habían quedado subordinadas al mando militar y le sugirió, que si quería preservar su vida, se fuera del país.
Por supuesto que nuestro querido amigo rechazaba toda idea de exiliarse ya que entendía que la batalla se debía dar en el territorio; respetando la decisión de quienes consideraron que debían viajar al extranjero.
Alicia nos planteó que le parecía importante, como manera de garantizar la continuidad institucional y la apertura democrática, que el movimiento popular anunciara una fórmula para las próximas elecciones y sugirió que la misma estuviera integrada por Héctor Cámpora y Oscar Alende.
Quedé en trasmitir la idea a la dirección del Partido y conversarla con el “Bisonte”.
Al llegar a Córdoba nos encontramos con Antonio, un compañero de la custodia de Agustín, el que nos llevó a la casa en las sierras en la que se ocultaba este.
En esos días, para su seguridad, el Gringo contaba con el apoyo del Partido Comunista y del PRT.
La vivienda en la que estaba ese día pertenecía al PC; por lo que llegamos absolutamente tabicados, en horas de la noche.
Nos quedamos a dormir y a la mañana siguiente, mientras desayunábamos, le explique a nuestro compañero la postura del Partido.
“La idea -le dije- es darle un empuje a la propuesta de Frente Patriótico, tratar de unir a todos los sectores democráticos bajo la consigna de la Asamblea Constituyente, incluyendo a figuras del oficialismo y asegurar la tregua para restarle falsos argumentos a los golpistas.“
“Queremos que vos seas una especie de vocero de esta ante la dirigencia política nacional “-.
Conversamos largo rato e intercambiamos diferentes puntos de vista al respecto.
Finalmente acepto trasladarse a Buenos Aires en los próximos días, aclarándome: “Vos sabes que, para una propuesta dirigida a unir al campo popular, siempre voy a estar dispuesto”
Mientras charlábamos, los compañeros de la seguridad preparaban un asado en el que participarían otros invitados.
El “Gringo” me pidió que no dijera mi verdadera identidad ya que los que venían eran dirigentes locales del PCA y le parecería muy mal que se enteraran que me había abierto la casa; teniendo en cuenta mi adscripción al PRT.
Uno de los que llegó fue Jorge Canelles, un histórico dirigente obrero, coprotagonista del “Cordobazo”; al que fui presentado como un periodista de la Capital Federal.
Evidentemente la caracterización era muy buena ya que no me reconoció; pese a que nos habíamos visto en varias oportunidades.
El almuerzo se desarrolló en un ambiente fraterno hasta que el “Flaco” comenzó a lanzar todo tipo de diatribas contra el ERP y su intento de copar la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provincia, en la capital cordobesa.
Efectivamente, el 20 de agosto, una unidad de nuestro ERP, intento reducir a la guardia de Infantería y tomar el mayor centro de torturas que funcionaba en esa brigada; subordinado al Tercer Cuerpo de Ejército, dirigido por el General Benjamín Menendez.
En sus calabozos se encontraba, desde el 7 de ese mes, un histórico dirigente de Montoneros: Marcos Osatinsky.
Este había formado parte del grupo de compañeros que se escindieron de la Juventud Comunista para crear las Fuerzas Armadas Revolucionarias; con el objeto de sumarse a la guerrilla que encabezaba el Che, en Bolivia.
Luego esta organización se fusionó con Montoneros formando parte, Marcos de la conducción nacional de la misma.
La idea de los compañeros, que diseñaron este audaz operativo, que encabezó Enrique Gorriarán Merlo, era la de liberar a los detenidos, entre los que estaba Marcos y Horacio Mendizábal y ejecutar a los torturadores que estaban encabezados por un capitán de apellido Vergez.
La presencia de blindados del Tercer Cuerpo frustro la acción que, sin embargo, demostró el crecimiento de nuestra organización y la precisión y el arrojo de sus integrantes.
Canelles, repetía el mismo argumento que utilizara el reformismo en Cuba en la década del 50 para condenar la gesta de Fidel y del Movimiento “26 de julio” y el que fundara la postura del PCA, para oponerse a la gesta guevarista.
“Fue una provocación, Gringo, es darle la excusa a los fachos para seguir recortando las libertades democráticas” -afirmaba este viejo cuadro comunista-.
“Estas, agregó, son maniobras típicas de la CIA, que siempre utilizan a los grupos ultra y los perjudicados somos los verdaderos luchadores”.
Agustín me pidió, con una mirada amistosa, que no me engranara y le contesto: “Bueno una cosa es reprobar una táctica y otra es que esos compañeros estén manejados por la CIA. Pará Flaco”
“El clima que se vive en la Provincia y en el país es irrespirable”.
“Acaban de matar a la familia Pujadas, impunemente. Supongo que estos hijos de puta están llevando a mucha gente a actuar con espíritu de venganza”, terminó afirmando.
En ese momento, con Jorge, les anunciamos que debíamos emprender la retirada ya que esa misma noche viajábamos a Buenos Aires
Ajustamos los detalles con Tomás Di Tofino para el viaje de ellos a la Capital, conforme lo acordado.
Al regresar comencé a armar las entrevistas que mantendría el Buró del Partido, encabezado por Santucho, con dirigentes de corrientes democráticas, entre otros, con Raúl Alfonsín, Oscar Alende y Horacio Sueldo.
Contemporáneamente comenzamos a delinear, con el equipo de “Nuevo Hombre”, como apoyar la propuesta de Frente que entusiasmó a todos los integrantes; más allá de las diferencias que manteníamos.
¿Cómo se desarrollaron las citadas entrevistas? ¿Cuál fue el balance de la visita de Tosco? Estos y otros temas abordaremos en nuestra próxima nota de esta saga.
Manuel Justo Gaggero, abogado. Ex Director del diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”.
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