Mientras Madres de Plaza de Mayo hacían una ronda en la Basílica de Luján, agentes de Gendarmería hostigaron a algunos de los presentes y, ante la pregunta por Maldonado, respondieron: “Síganlo buscando”.
“Síganlo buscando”, fue la cínica respuesta de dos agentes de Gendarmería ante la pregunta “¿Dónde está Santiago Maldonado?”. El contexto fue una ronda silenciosa que realizaba la Asociación Madres de Plaza de Mayo dentro de la Basílica de Luján por su aniversario número cuarenta. Periodistas, militantes e incluso un legislador, quienes se habían acercado a acompañar a las madres en esa actividad, fueron increpados por agentes de la fuerza.
El pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo cumplió cuarenta años el sábado. El 7 de octubre de 1977, un grupo de madres que reclamaba por la aparición con vida de sus hijos se unió a la peregrinación a Luján. Decidieron atarse en la cabeza un pañal de tela. Participar de la peregrinación era una estrategia para identificarse y hacerse ver en la multitud durante una de las pocas actividades permitidas entonces por la dictadura. Esa historia fue la que dio origen al emblemático pañuelo blanco y una de las actividades para conmemorar el nacimiento de ese símbolo tuvo lugar anteayer en la Basílica de Luján. Había sido consensuada hace varios días entre la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que lidera Hebe de Bonafini, y las autoridades municipales y eclesiásticas. Iba a ser una ronda silenciosa, sin banderas, ni consignas, pero terminó siendo interrumpida por dos agentes de Gendarmería que se colaron en la iglesia.
“Yo venía del brazo de una de las madres, atrás, y de pronto veo aparecer a los gendarmes en clara actitud de hostigamiento –relata el diputado provincial Miguel Funes (FpV), que también es militante de la Mutual del Banco Provincia y de La Cámpora–. Los veo hostigar a un periodista del portal El civismo que había ido a cubrir la ronda y también al camarógrafo que lo acompañaba. Fuimos varios los que nos acercamos a ver qué pasaba. Me presenté ante uno de los gendarmes, le di la mano y le pregunté qué pasaba.” Los gendarmes pedían que apagaran la cámara, aseguraban que estaba prohibido filmar adentro de la Basílica, “lo cual es muy curioso si tenemos en cuenta que siempre se filman los casamientos y bautismos”.
Mientras tanto, en la plaza, afuera de la Basílica, tenía lugar una exposición con armamento y vehículos de la Policía Bonaerense. “No sabemos qué hacían estos agentes de Gendarmería en la Iglesia. Fue un intento de intimidación bastante violento”.
Algunas de las Madres y quienes las acompañaban llevaban fotos de Santiago Maldonado, el joven desaparecido desde el 1 de agosto en medio de la represión al Pu Lof en Resistencia de Cushamen en Chubut. Mientras los gendarmes bloqueaban la actividad y hostigaban a los periodistas que la fueron a cubrir, alguien preguntó por el paradero de Santiago, a lo que los agentes respondieron con un “síganlo buscando”. “Es muy cínica esa respuesta si tenemos en cuenta que viene de la fuerza sobre la que cae el peso de la investigación y la carátula de desaparición forzada. Una respuesta con ese tono y ese contenido es violenta, es pedirle a la sociedad civil que se haga cargo”. Esa respuesta es, para Funes, “una intimidación más a la orden del día por parte de una fuerza cada vez más desacreditada, la misma que entra a las universidades desoyendo las leyes y la autonomía. Obviamente es el Estado el responsable y que debe explicar dónde está Santiago. No la sociedad civil.”
Página12
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