La visita de Macri, que llegó a la provincia para la inauguración del tercer puente entre Neuquén y Cipoletti junto al gobernador neuquino y rionegrino, fue el marco de manifestaciones de repudio.
En la Ruta 7, una movilización en la que participaron fuerzas de izquierda (entre ellas el PO) y organizaciones obreras rechazó la política de ajuste de Macri y de autoencubrimiento oficial en el caso Maldonado. Participaron de la marcha estatales, docentes (estuvo ATEN, incluyendo sus seccionales combativas), el Sindicato Ceramista, y obreros de MAM (que llevan más de tres meses de ocupación de la fábrica maderera, en rechazo a los despidos, y que más temprano habían realizado un corte en la ruta ante la falta de respuestas de parte del gobierno provincial y de la patronal). Neuquén venía de una gran movilización contra la reforma previsional, que procura una armonización de la caja jubilatoria y la destrucción del 82% móvil.
La persecución y represión contra la comunidad mapuche fue uno de los blancos del repudio. Esta ha tenido como expresiones, además de la represión en Lof Cushamen en que desapareció Maldonado, la violenta incursión policial contra una comunidad ubicada en Vaca Muerta (al servicio de los monopolios energéticos que operan en la región) y el encarcelamiento de Facundo Jones Huala, asunto en que el gobierno negocia una extradición junto al también antimapuche y antiobrero gobierno de Bachelet.
La Patagonia es el escenario de un operativo de depredación de sus riquezas –que siguió sin pausas bajo el kirchnerismo- y de despojo de las comunidades originarias al servicio de los grupos petroleros, mineros y de grandes terratenientes como Benetton. Estos mismos grupos son los que superexplotan a la clase obrera para incrementar sus ganancias, incluso al costo de la vida de los obreros, como lo ilustra la adenda flexibilizadora en el convenio de los petroleros neuquinos, que precariza las condiciones de trabajo y de seguridad laboral (con el aval de la burocracia sindical de Guillermo Pereyra).
Macri es un fiel exponente de esta política de represión, entrega y superexplotación obrera y lo secundan hombres como el rionegrino Miguel Pichetto, jefe de senadores del Frente para la Victoria, que bajo el burdo pretexto de las acciones del RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) llamó recientemente a redoblar la militarización del sur argentino. En esta política de ajuste contra los trabajadores se enrola la también patagónica Alicia Kirchner, represora de los docentes santacruceños, y la burocracia de la CGT, que depuso toda manifestación de protesta y pacta la reforma laboral con el gobierno.
El Frente de Izquierda, con un planteo de defensa de las libertades políticas, de las luchas, del salario y las condiciones laborales, presente en las elecciones de octubre en 22 distritos, es la contracara de todos ellos.
Prensa Obrera
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