miércoles, 2 de noviembre de 2016
Pocho La Pantera: la impunidad de la fama
El cumbiero, recientemente fallecido, fue proxeneta en su juventud.
Ernesto Gauna, más conocido como Pocho La Pantera, falleció el 1 de noviembre a los 65 años, luego de padecer una larga enfermedad.
El cantante se hizo famoso por éxitos como "El hijo de cuca" y "La niña llora" y tuvo su momento de gloria dentro de la música tropical en los años 90.
El Pocho de todos y todas
Las biografías lo describen como un "tipo de los de antes", un tipo con "códigos".
Pero este “tipo querible”, adorado por sus amigos y "equilibrado gracias a Jesús", luego de haberse perdido en los “laberintos de la droga y la fama”; el “Gatica de la bailanta”, como lo llamaban sus amigos, regenteó prostíbulos en los años '80 y lo contó en la televisión con lujo de detalles hace unos años.
En una entrevista realizada por Rolando Graña para su programa GPS (2009), el cantante narró con detalles su oficio de proxeneta, justificando sus delitos en la edad que tenía. "¡Y bueno, era tan joven!", dijo con todo el poder de la impunidad.
Como consta en un artículo de Página/12 del mismo período (3/04/09), el "macho de barrio", “frente a un Graña relajado y sonriente”, admitió en la TV que en la década del '80 había regenteado a un grupo de mujeres "que me hicieron ganar más que buena guita". Se trataba de "mujeres a las que ‘había que darles una paliza de tanto en tanto para que laburen’. Mujeres que intercambiaba con otros ‘dones’, en el sistema de trueque o bien de compra venta”.
Lejos de las vaguedades, el programa televisivo contó con este fragmento infame: “Eduardo Gauna, alias Pocho, se jactó de que los demás ‘fiolos’ le tenían bronca porque él era dueño de las mejores plazas”; cuando el entrevistador repreguntó por el sentido del término plaza, el cantante le explicó “enseguida que ‘plazas’ eran los sitios liberados para que él hiciera su negocio a través de las mujeres, sea dentro de cabarets o en una esquina. ¿Y Graña? Lo pasó en grande, se rió con las partes escabrosas –esas en que, por ejemplo, Pocho usó la palabra ‘secuestro’ para nombrar el castigo que se imponía a las que no querían cumplir con su ‘trabajo’” (P/12, ídem)
El diálogo ponía así de manifiesto las generales de la ley: la policía que dice salir a buscar a las nenas que nos desaparecen, liberaba las “plazas” para Gauna, tal como lo hace aun hoy.
Total, las minas dan “más que buena guita”, no pagan impuestos, se tiran en una bolsa cuando se rompen y se consigue otra a la salida de cualquier colegio.
La impunidad
Pocho La Pantera tendría que haber ido preso.
El proxeneta es un apropiador, un asesino de la libertad de una mujer, un "macho de barrio" siempre y cuando sienta el poder de un Estado que lo ampara y le libera las “plazas”.
Pocho se llenó de guita esclavizando mujeres.
A su turno, si su música fue arte o pasatiempo podrá discutirse.
Maria Negro
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