domingo, 13 de noviembre de 2016
12 de noviembre de 1864: ¿Inicio de la Guerra del Paraguay?
Abordaje paraguayo del acorazado Barroso y monitor Rio Grande. Óleo de Edoardo de Martino, 1868 (Museo Nacional Histórico de Brasil)
Ese día el Mariscal Francisco Solano López decidió capturar el vapor brasileño “Marqués de Olinda”, rompiendo relaciones con el Imperio del Brasil, ¿comenzó allí la Guerra de la Triple Alianza?
¿Cuándo comienza una guerra? Sin duda, la respuesta a este tipo de interrogantes nunca será neutral, puesto que, como afirmaba Clausewitz, la guerra no es mas que “la continuación de la política por otros medios”.
Las respuestas simplistas tienden a ubicar ese momento en el inicio de las hostilidades. Sin embargo, frente a conflictos de intereses -precisamente de eso se trata la política-, cada parte puede esgrimir un inicio diferente.
Una guerra que involucró directamente a cuatro naciones que aún no tenían definidas sus respectivas fronteras, con distintos desarrollos y modelos sociales y económicos, atravesadas por fuertes intereses imperialistas, y con un impreciso entramado de alianzas faccionales que atravesaban los límites nacionales; conforman un escenario prebélico complejo. Más difícil es aun percibir el inicio real de las hostilidades, cuando la diplomacia de cada Estado contendiente, oculta o disfraza, sus concretos intereses.
El general Venancio Flores era un exiliado uruguayo del Partido Colorado, que había combatido junto a Bartolomé Mitre, en las batallas de Cepeda y Pavón, contra el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza. En abril de 1863, cuando ya Mitre era presidente de la Argentina, Flores volvió a sus tierras con la misión de derrocar al gobierno Blanco. El aval del gobierno de Mitre a su antiguo aliado era evidente, sin embargo, la diplomacia argentina nunca aceptó las responsabilidades atribuidas y se mantuvo impertérrita en una posición neutral.
Ya en territorio uruguayo, el “liberal” Flores tejió alianzas con los esclavistas brasileros-riograndenses establecidos en el norte de Uruguay. El lobby conjunto de estos y del embajador argentino en Rio de Janeiro, José Mármol, definieron la intervención del Imperio del Brasil: en mayo de 1864 la correspondencia diplomática enviada por el Imperio a la República del Uruguay con la excusa de proteger a sus súbditos, incluía una muy poco velada amenaza de guerra.
Preocupadísimo Mitre por la paz en la Banda Oriental, envió a su canciller, Rufino de Elizalde, a intentar un último acuerdo entre los beligerantes. Quien oficiaría de garante ajeno a cualquier tipo de disputa de intereses, sería nada menos que el diplomático de Su Majestad Británica, Edward Thornton.
La primera reunión cuadripartita entre representantes de Argentina, Brasil, Inglaterra y Uruguay no fue más que una puesta en escena, ya que la pata charrúa del concordato, era la del debilitado gobierno Blanco. Sin embargo, una segunda reunión cuadripartita con integrantes de esos países, definió en gran parte, el curso de los acontecimientos posteriores. Es que el representante oriental del cónclave, celebrado el 18 de junio de 1864 en la localidad uruguaya de Puntas del Rosario, fue esta vez un representante del Partido Colorado, el mismo Venancio Flores. Once meses antes de la redacción del Tratado de la Triple Alianza, el acuerdo bélico quedaba sellado.
Así las cosas, fracasados los Acuerdos de Paz, o celebrados los Acuerdos de Guerra, según quien cuente la historia, los hechos siguieron su curso. A fines de agosto de ese año, Solano López, sabiendo que la caída del gobierno Blanco -único garante de la navegación exterior del Paraguay-, significaba la ruptura del equilibrio regional, envió una fuerte protesta diplomática al Imperio del Brasil que continuaba sus preparativos de guerra. Pese a la advertencia, el 12 de octubre de 1864, el Brasil invadió territorio uruguayo y ocupó el departamento de Cerro Largo. Un mes después, el 12 de noviembre, Solano López enviaba a capturar el vapor “Marqués de Olinda”, buque de una compañía brasileña, que navegaba por aguas paraguayas. Su carga, que incluía una gran cantidad de armas (unos 2.000 mosquetes) fue confiscada y su tripulación arrestada. El buque mismo, se convirtió en botín de guerra, fue artillado y pasó a integrar la flota paraguaya.
Este hecho quizás haya sido el inicio de las hostilidades del Paraguay hacia el Brasil, dudosamente sea el que explique el inicio de la Guerra de la Triple Alianza y el genocidio cometido contra el pueblo paraguayo.
Marcelo Morigi
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