sábado, 2 de agosto de 2014

Autopista ribereña, punta de lanza de otra operación inmobiliaria

La Villa 31, otra vez en peligro

Entre las iniciativas que han sellado las “buenas relaciones” entre Macri y Cristina Kirchner, la autopista ribereña ocupa un lugar central. El proyecto, que unirá las autopistas La Plata e Illia, podría costar hasta 1.000 millones de dólares. Esta inversión, que incentiva al transporte privado, representa varias veces todo lo que gastó el macrismo en las diferentes líneas de transporte público del Metrobús. Es significativo que el proyecto de la autopista sea diseñado por la Corporación Puerto Madero, responsable de la transformación de la costa ribereña en un enclave de edificios de lujo. Ocurre que “la obra, además de apuntar al tránsito, esconde la explotación inmobiliaria y comercial de, acaso, los terrenos más costosos de la Capital” (Clarín, 6/7). Los gobiernos de Macri y Cristina apuestan a financiar la obra con otro proceso de privatización de tierras, en este caso, las de la zona de Retiro. A caballo de la autopista, se completaría el desplazamiento del puerto porteño y de tierras ferroviarias a expensas de emprendimientos inmobiliarios de alto costo. Pero el proyecto tiene otras implicancias: “deberá contemplar el impacto que causará en la Villa 31, en la zona del ferrocarril y también cómo armonizará con su entorno” (Ambito, 2/7). Es claro que una explotación inmobiliaria y comercial de esta zona sería, en última instancia, incompatible con la propia villa. Por otra parte, el ‘nudo’ que unirá el nuevo proyecto con la autopista Illia ocupará un importante espacio. Si las tierras aledañas se reservan para otros emprendimientos, el ‘nudo’ terminaría recayendo en los actuales terrenos de la Villa 31 bis.

Urbanización frenada

El relanzamiento de la autopista ribereña coincide con el freno a la urbanización de la Villa 31. En la comisión de vivienda de la Legislatura, el tratamiento del dictamen que habilita a poner en marcha la urbanización es sistemáticamente bloqueado. El macrismo argumenta que no puede comenzar la urbanización hasta que el Estado nacional no transfiera las tierras ocupadas por la villa. A su turno, los K se niegan a traspasar esas tierras porque “no hay garantías de que sean aplicadas a la urbanización del barrio”. La pasada de pelota ha servido para postergar durante cinco años el inicio de la urbanización. Mientras tanto, los acuerdos entre el macrismo y los K para transferir las tierras ferroviarias ociosas de la Ciudad se sellaron en cuestión de minutos. Es evidente que la urbanización de la villa está condicionada a los proyectos inmobiliarios de la zona, que apuntan a extender Puerto Madero hacia las tierras de Retiro. En la 31 y 31 bis, el kirchnerismo busca convencer a los vecinos de eximir al gobierno nacional de toda responsabilidad en este empantanamiento. Mientras se presentan como “antimacristas” en la villa, acuerdan con el gobierno de Macri congelar la urbanización.
Los anuncios sobre la autopista ribereña demuestran hasta qué punto los partidos del régimen son hostiles a arraigar a los trabajadores en esta zona estratégica de la Ciudad. Es necesario que todas las organizaciones de la 31 y 31 bis que reclaman su urbanización debatan sobre la situación planteada con los anuncios de la autopista, y apunten su lucha contra los dos gobiernos: que se concreten de inmediato, y simultáneamente, el inicio de las obras de urbanización y el traspaso de sus tierras a la Ciudad.

Marcelo Ramal

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