Una vez más, quedan en claro dos cuestiones. La primera que llama atención, consiste en ver que el fracking es uno de los temas en que nuestra clase política acuerda, con poquísimas excepciones y sin ningún prurito, aún perteneciendo a partidos diferentes y aún teniendo internas que parecen feroces, pero, que en realidad no lo son tanto, sólo cuotas de poder se dirimen en las diferencias, no cuestiones políticas de fondo.
La segunda es comprobar que un grupo más que importante de dirigentes políticos, entre los que se encuentra la actual Presidenta, no representa los intereses de nuestro país, ni de nuestro pueblo, sino que sigue abonando a la dependencia que tan caro nos cobra diariamente en la injusta realidad de muchísimos argentinos.
Fracking es la palabra no pronunciada, mientras se plantean matices con respecto a la explotación de Vaca Muerta, matices que sólo tienen que ver con las migajas de un negocio, que, una vez más, beneficia intereses ajenos a los nuestros. Intereses de empresas monopólicas a nivel mundial. Contamos con la experiencia suficiente para asegurar que la técnica extractiva conocida como fracking o fractura hidráulica es muy contaminante, que utiliza en forma irresponsable y contamina el agua que debiéramos cuidar y que contribuye negativamente al cambio climático. Las promesas de trabajo y bienestar no son tales, es sabido que la industria del petróleo y gas es intensiva en capital pero no en mano de obra, esto, en la era del fin de los hidrocarburos es más notorio aún, ya que las formas de extraerlo son más peligrosas y esto también está demostrado. Por todo esto, resulta llamativo que en el lapso de 3 o 4 años los integrantes de la clase política de nuestro país estén tan convencidos de explotar Vaca Muerta y no cuestionan, es más, ni se preguntan sobre las consecuencias de seguir este camino de la explotación de gas y petróleo no convencional.
A la política energética de Cristina Fernández de Kichner a través de la estatización parcial de YPF, que sigue siendo una Sociedad Anónima y teniendo al frente a Miguel Galuccio y del presidenciable gobernador Daniel Scioli que visitó Vaca Muerta y permite la engañosa propaganda de YPF sobre la extracción de los "no convencionales" en la provincia de Buenos Aires, se suman a través del debate propuesto por el grupo Clarín, las opiniones favorables de Sergio Massa, Julio Cobos y Hermes Binner. Es sabido que el senador Ernesto Sanz presentó un proyecto relacionado al "fracking verde", una falacia argumentativa ya que fracking sin contaminación no es posible.
Muchos estamos convencidos que se está actuando con muchísima irresponsabilidad en un área estratégica como lo es la política energética. Nuestra matriz energética depende casi absolutamente de los hidrocarburos y emprender su diversificación es una necesidad urgente ya que es la más atrasada, en este sentido, de Latinoamérica. Señalamos que la energía es un bien social y un derecho humano y que por eso mismo no podemos seguir favoreciendo políticas antiargentinas. El desarrollo de energías limpias y renovables, que, además democratizarían el uso de las mismas, sigue siendo prácticamente inexistente.
Pero queremos señalar algo más, que la clase política en su conjunto esté de acuerdo en esta materia, es señal elocuente de que no responden a los intereses del pueblo argentino. Y como solamente de la política vendrá la posibilidad de encaminarnos a un proceso de emancipación nacional y social que nos brinde un futuro digno para todos, necesariamente deberemos construir alternativas fundadas en la participación real de las mayorías, sin intermediarios mediáticos y distorsionadores de la realidad. Está claro que los beneficios producidos por los trabajadores y trabajadoras son saqueados comprometiendo nuestra soberanía y nuestro futuro bienestar. Se trata de pensar en las presentes y futuras generaciones, en los jóvenes, en nuestros hijos y en nuestros nietos.
Este modelo, el que promueve el partido del fracking, es un modelo basado en la desigualdad y el consumo, lo que llaman desarrollo son beneficios económicos desiguales, pero no está orientado a asegurar derechos humanos y calidad de vida, no asegura el acceso al agua, a los alimentos, a la energía y también a la educación y la salud, y a la posibilidad de crecer culturalmente en una sociedad justa y profundamente humana. Una vez más, es necesario redoblar esfuerzos en comunicar nuestras ideas y propuestas y profundizar la unidad entre todos los que damos la batalla antifracking, y que no lo queremos "Ni aquí, ni allí, ni en ningún lugar".
Laura García Vázquez, dirigente de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) de la Provincia de Buenos Aires.
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