sábado, 30 de agosto de 2008

Cuba: ¿Cuál Democracia? ¿Cuál Socialismo?


Un conjunto de revolucionarios cubanos, personas de incuestionable trayectoria en favor de la revolución y del socialismo, y con no pocos méritos acumulados, se decidieron a elaborar y presentarle a la sociedad cubana, al pueblo y al Partido Comunista (PCC), un documento titulado “Cuba necesita un socialismo participativo y democrático. Propuestas Programáticas”, que ha circulado profusamente por las redes del Internet y ha sido incluido en numerosos periódicos, portales y blogs digitales.
En ese esfuerzo ha jugado un papel promotor, articulador y generador de ideas un camarada a quien conocí en Venezuela, compartí en Bolivia un debate sobre este tema y traté posteriormente en Quito. Se trata de una relación relativamente reciente, pero muy intensa y fructífera.
Me refiero a Pedro Campos Santos, militante comunista de muchos años, designado en múltiples responsabilidades dentro y en el servicio exterior de Cuba, intelectual comprometido y valiente, internacionalista consumado, y ser humano honesto apasionando, vehemente y afectuoso.
Con él y mucho otros como él, ahora y antes, he mantenido un intercambio fluido, he forjado amistad, he cultivado relaciones de solidaridad y compartido reflexiones y debates interesantes, los cuales datan desde mis primeros encuentros directos con el proceso revolucionario cubano, desde mediado de la década de los 60.
Recuerdo ahora el periodo de “Pensamiento Crítico”, la época de oro del Centro de Estudio de América (CEA), los contactos con el comandante Piñeiro (Barbarroja), con su entorno político-intelectual y su “equipo de análisis”.
Recuerdo a todos los que desde la cubanidad del proceso, desde el marxismo creador, desde la rebeldía intelectual y los aportes teóricos-prácticos del Che, se resistían –en diferentes momentos y periodos- a la potente corriente sovietizante, burocratizante y dogmatizante; siempre en pugna con la actitud innovadora y la criticidad revolucionaria.

COINCIDENCIA ESENCIAL

Por eso, por todo lo que han sido mis esfuerzos teóricos-políticos por “ajustar cuenta” con las causas del colapso del “socialismo real”, por mi ya larga militancia en la idea de un socialismo participativo y democrático, de una propuesta muy diferente al estatismo burocrático y superadora del perjudicial reemplazo del poder de los(as) trabajadores y el pueblo por el poder anti-democrático de un estado-partido todopoderoso; por mi posición en favor de un tránsito revolucionario hacia el predominio de la propiedad social, hacia un patrimonio público socialmente gestionado y controlado, hacia una democracia participativa e integral (social, económica, política, ecológica, cultural, de genero y generaciones…)…NO me resulta difícil sintonizarme con lo esencial de su contenido y alegrarme inmensamente cuando leí “las propuestas programáticas” mencionadas.

EL VALOR DE LA NUEVA PROPUESTA PROGRAMÁTICA

Antes había tenido acceso a muchas ideas parecidas que se debaten en ciertos círculos cubanos y a otras a tener bien en cuenta; pero todas ellas expresadas individualmente y en forma aislada o dispersa.
El tema del cambio profundo, del nuevo socialismo, del socialismo en el siglo XXI, del socialismo participativo, democrático, autogestionado; de la superación del binomio Estado omnipresente y explotación del trabajo asalariado, de la fusión Estado-partido, del anquilosamiento del poder popular… ha estado vigente en Cuba en no pocas reflexiones, catapultadas en mayor dimensión y extensión a nivel interno a raíz de el estímulo que le dio el comandante Raúl Castro al debate y mucho más limitadas –aunque presentes- en su proyección pública después de la conquista de espacios informáticos y de algunas, pero importantes, expresiones criticas en algunos medios oficiales.
Incluso en estos días leí a Silvio Rodríguez decir: “Basta mirar tres días seguidos el noticiero nacional de televisión para darse cuenta de que Cuba es un país sumergido en una especie de sopor y que necesita mejorar al menos la imagen que tiene de sí mismo. Según los cubanos con quienes converso a diario -porque obviamente no tengo contacto con todo el mundo-, nuestra gente siente una enorme necesidad de cambios, no de principios pero sí profundos.”
Lo nuevo en la nueva iniciativa que comentamos es la audacia de elaborar, desde las entrañas de una revolución estancada y amenazada por una crisis estructural, propuestas programáticos colectivas y situándola en el centro de un debate trascendente todavía limitado a la franja más conciente de la sociedad cubana.
No hay que estar totalmente de acuerdo con el contenido de ese documento para valorarlo como algo muy positivo y alentador, como un atrevido planteamiento alternativo desde sectores de la izquierda marxista cubana, no adocenada por los privilegios burocráticos y el dogmatismo.

Eso hacía, a mí entender, mucha falta.

LLENAR UN VACÍO Y SUPERAR UN DÉFICIT

Ya antes había leído reflexiones que indudablemente apuntaban a destacar un déficit realmente peligroso.
Por eso me parecieron muy pertinentes las valoraciones e interrogantes contenidas en un artículo titulado “Pensando en voz alta”, firmado por Nacho Palenque y publicado en www.kaosenlared.net
“Raúl al parecer se inclina por una fórmula híbrida que combine la centralización estatal y el sistema de partido único (fundido con el Estado) con“reformas económicas” yalgunas medidas políticas y sociales liberalizantes y modernizantes, apuntando hacia el modelo chino y haciadistensión con los polos de poder imperialistas (europeo y estadounidense).”
“Fidel opta más bien por la moralización, la eficiencia y el combate a las “deformaciones”, siempre dentro de la defensa del modelo estatista (intenciones reiteradas veces frustradas por causas estructurales). Le disgustan las reformas y concesiones de corte liberal-mercantil y sostiene una postura firmemente antiimperialista y anticapitalista.”

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“A eso parece reducirse en el más alto nivel la relación inmovilismo vs. movilismo, expresadas desde estas dos figuras relevantes del liderazgo histórico de la revolución: cruzadas posiblemente ambas posiciones porvaloraciones diferentes respecto a la oportunidad que ofrecería el triunfo de OBAMA y un eventual “cambio” en la política exterior de EEUU, como la reciente flexibilización de las posiciones de la Unión Europea frente a Cuba. Lo que no quiere decir que no exista un inmovilismo mucho más duro, nutrido de los típicos intereses burocráticos, del sistema de privilegios, de los intereses y dogmatismos generados al margen de la ética y la moral de Fidel y del propio Raúl; fruto de una realidad estructural, de la dinámica propia de la burocracia estatal, del ser social conformado en décadas de estatismo.”

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“Pero ni de una ni de la otra parte surgen planteamientos destinados a enfrentar las causas estructurales del agotamiento del modelo vigente y a socializar a fondo lo estatal, evidenciándose la existencias de trabas mayores capaces de gravitar para reducir la cuestión: o la vigencia del modelo en crisis (con remiendospocos consistentes), o a la adopción del “camino chino a la cubana”.”
………..

“¿Cuál es el peso real, la influencia concreta y la posibilidad de expansión de esa corriente que ustedes y muchos(as) otros(as) expresan y representan en otros niveles de la sociedad y del partido? ¿Es posible avanzar desde ella hastalograr disputar hegemonía?”.
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“¿Cómo proceder para lograr una clara la diferenciación y romper una cierta marginalidad en la creación de opinión, dada la carencia de medios fuera del Internet?”
Pienso que las “propuestas programáticas” apuntan en dirección a romper esa bipolaridad en el debate y a situar de mejor manera a los partidarios(as) de la superación del estatismo burocrático y del pasoa un “socialismo participativo y democrático”; con limitaciones presentes en el diseño de la alternativa, en el déficit de un consenso mas allá de sus gestores y adherentes actuales, y en la carencia de espacios en medios que posibilitenconvertir estas ideas en tema de debate en amplios sectores de la sociedad.
Ella es todavía una propuesta en construcción, que precisa de muchos aportes más, y es un posicionamiento tanto frente al inmovilismo como respecto al reformismo dentro del estatismo. Se trata de un esfuerzo en dos direcciones, lo que complejiza su avance.
Lo trascendente es que recoge un eje común y muy persistente en el pensamiento de muchos cuadros y militantes capaces, y que al formularse con espíritu colectivo y cara al partido y a la sociedad, no se puede ignorar. Entró en escena, y porque representa un sentimiento, un anhelo de profundo calado, está llamada a llenar en forma ascendente un vacío, por lo que además será muy difícil de silenciar.

COMPARTO A PLENITUD EL PUNTO DE PARTIDA

De entrada comparto el punto de partida de este esfuerzo resumido en los siguientes párrafos introductorios de las referidas “Propuestas Programáticas”:
“Preservar la Revolución demanda progresar de la estatización a la socialización. De lo contrario, se ahondará la creciente contradicción entre los esquemas estatales de propiedad, trabajo asalariado mal pagado y centralización de las decisiones y la distribución del plus-trabajo (aspectos de las relaciones de producción) y el nivel científico, cultural y técnico alcanzado por los trabajadores cubanos y los medios de trabajo (elementos fundamentales de las fuerzas productivas); aumentará la lucha por controlar el plus-trabajo entre el pueblo trabajador y el estado burocrático todo poseedor y decisor, que se lo apropia para usarlo a su buen entender y limita su control real por los auténticos dueños; y se profundizarán las dificultades económicas, el desinterés y el rechazo a ese "no-socialismo", con peligro de una plena restauración capitalista que para Cuba sería la anexión, la absorción de su cultura y un desastre incalculable para la nación y para el movimiento revolucionario internacional.”
“Para salvar al pueblo, la Patria y la Revolución urge un nuevo programa socialista, participativo y democrático, capaz de ofrecer soluciones constructivas a esas contradicciones, poner al ser humano –no al estado- al centro de la vida nacional, reanimar el espíritu revolucionario de los trabajadores manuales e intelectuales, reactivar la alianza obrero-campesina, retomar la confianza del pueblo, ganarnos a la juventud, desarrollar la economía, mejorar la vida, destruir los fundamentos del bloqueo enemigo y hacer una contribución más efectiva al renacimiento socialista que tiene lugar en América Latina.“
“El desastre en Europa de ese "socialismo de estado" neocapitalista estancado, sustentado en la centralización de la propiedad, de la acumulación, de las decisiones y en el trabajo asalariado; su evolución en China hacia el capitalismo y la incapacidad del mismo para hacer avanzar la sociedad cubana, han llevado a muchos revolucionarios a trabajar en la reformulación del socialismo nunca alcanzado, siempre partiendo de las ideas centrales de los clásicos y de la universalidad y la ética martianas. Ya cuando el IV Congreso del PCC en 1991, las bases presentaron ideas para un nuevo Programa Socialista; pero cuando más difícil fue la situación internacional por la caída de la URSS y el Campo Socialista y más necesario se hacía avanzar hacia un socialismo más participativo y democrático, la dirección decidió postergar aquellas demandas, fortaleció su tradicional centralismo y sólo después de la profunda crisis del 94 decidió emprender algunas reformas -sin cambios sustanciales- básicamente en el plano económico.”

PROFUNDIZAR LA REFLEXIÓN E INCORPORAR APORTES VALIOSOS

Vista como se presenta: una propuesta para ser revisada, enriquecida, corregida, complementada…me parece justo profundizar la reflexión, atender con mente abierta opiniones críticas, precisar conceptos, incorporar ausencias, desarrollar y elevar la calidad de su contenido.
Opiniones como las vertidas por Camila Piñeiro y otras personas que comparten la esencia del cambio necesario deben tenerse muy en cuenta.
La relación, por ejemplo, entre propiedad y gestión es una cuestión compleja.
Ciertamente la autogestión, aun sin alterar el carácter estatal de la propiedad, en ramas que precisan de ella, tiende a superar el carácter no socialista de la empresa.
Ciertamente la propiedad social cuando se traspasa lo estatal a grupos de trabajadores y no a toda la sociedad, puede generar serios problemas en ciertas vertientes de la economía de escala y siempre necesitará precisar bien claro el control desde la sociedad y los compromisos con ella.
No solo-ni en todos los casos- debe haber cooperativización, sino también otras formas asociativas, colectivas, válidas sobretodo no tanto para socializar lo estatal-burocrático, sino la micro, la pequeña y la mediana propiedad y el trabajo por cuenta propia. Igual si predomina la socializaciónen la transición no hay que temer a la existencia de empresas privadas y mixtas reguladas
En todos los casos, ya sea conservando la propiedad estatal, convirtiendo ésta en propiedad de toda la sociedad, creando áreas de propiedad de conglomerados obreros, creando formas asociativas en las tierras entregadas en usufructo, creando propiedad municipal, convirtiendo las áreas de propiedad individual agraria y artesanal y el cuenta-propismo en cooperativas, aceptando transitoriamente empresas mixtas y/o co-gestionadas, la clave de socialismo está en la superación en grande de la explotación del trabajo asalariado, en la autogestión, en la participación y el control social, en la participación de los trabajadores y el pueblo en la justa distribución del excedente, en la democracia dentro del sistema de producción, servicios, distribución y administración de las nuevas instituciones.
Claro está, socialismo, transición hacia él, no es solo economía, producción y propiedad socializada Es poder popular real, es socialización progresiva del poder político, es sistema político democrático, sistema electoral participativo, medios de comunicación abiertos. Es relación de género y generacional plenamente democráticas y equitativas.
Es democracia racial, cultural y de género.
Es proceso hacia la extinción progresiva del Estado y hacia la superación progresiva de la economía de mercado y su reemplazo paulatino por una economía de equivalencia y de valores.
Y aunque la propuesta comentada contiene notables avances al incursionar en temas de poder político, institucionales y electorales, todavía tiene desequilibrios en cuanto a la relación entre lo puramente económico y lo político–cultural- institucional
Esa es la razón por la cual, a raíz de recibir de parte de Pedro Campos (Perucho), el referido documento, le escribí esta nota:
“Perucho: la leí con atención. No tengo que decirte la sintonía que tenemos, comparto el nervio del asunto.”
“Creo sí que lo del sistema político, instituciones del estado, extinción paulatina de éste, partido-estado-organizaciones sociales (separación, roles diferentes..), medios de comunicación y libertad, política de género, adulto-centrismo (relevo generacional), internacionalismo, patria grande y estado nacional, integración continental, seres humanos nuevos, valores y conciencia solidaria, lo individual y lo colectivo... necesitan más taller, más cráneo y más propuestas específicas.”
“Prefiero que no se hable de "Estado socialista", porque lo socialista es el avance sistemático hacia el "no Estado"”.
“La alianza hoy y en CUBA pienso que es más que obrero-campesina...”
“Creo que lo de la negociación con EEUU precisa de cambiosallá (en la sede del imperio) y como está planteado se presta a confusión; pienso también que debe tenerse en cuenta que la burocracia es camaleónica y que como pasa en China puede gerenciar un "comunismo", un "socialismo" pro-capitalista, híbrido, con capitalismo de estado y con capitalismo privado (nacional y transnacionalizado), sin democracia. La anexión puede ser sutil y no tiene porque devorar la burocracia, sino hacerla funcional a ella.”
“De todas maneras me parece audaz y trascendente el paso, es la forma de crear un nuevo referente programático revolucionario. Espera si una reacción más agresiva, aunque posiblemente no burda.”
“Pienso seguir desarrollando estas ideas, tómalas solo como un punteo inicial y procura allá una concurrencia multi-disciplinaria de los que creen en el nuevo socialismo y conocen bien esa sociedad, un socialismo participativo, integral, democrático, auto-gestionario y un tránsito en esa dirección. Felicitaciones y p´alante. Abrazote, Narso.”

COMPROMISO Y COMPROMISO

Asumo ese compromiso. Paso a paso iré repasando y recreando estas ideas, reflexionando sobre estos temas en el sentido general, en lo relacionado con la alternativa al nuevo socialismo en nuestra América; siempre entendiendo que Cuba parte de un gran acumulado estatal, de un gran nivel educativo, de una gran preparación revolucionaria, muy superior al resto de nuestros países.
Asumo ese compromiso en la continuidad de tan trascendente debate con la conciencia de mis límites en el conocimiento de la realidad cubana, sin incursionar en detalles que no domino y en propuestas específicas que deben surgir de la sociedad cubana.
Las expresiones concretas de la economía de escala en Cuba y su tratamiento en el proceso de socialización, los detalles en los cambios de su sistema institucional, lo rescatable de lo establecido, las virtudes y defectos de su sistema electoral, las expresiones de la centralización y la burocratización y la manera de superarla en el terreno, la pertinencia o no de los contratos con las corporaciones extranjeras, los cambios constitucionales necesarios, las transformaciones en el partido comunista y en su relación con la sociedad…, para ser abordados con propiedad en Cuba, en función de un proyecto específico de nuevo socialismo, son temas del debate propiamente cubano, de los actores políticos y sociales en esa sociedad, de los que la han vivido y conocen a fondo. Ese es el compromiso de los(as) comunistas y el pueblo de Cuba.
Se que esa es una tarea difícil y compleja, con no pocos obstáculos y resistencias mayores, que precisa reanimar y recrear las fuerzas transformadoras alrededor de esa conciencia de cambio y de ese nuevo proyecto en gestación. Pero ese es el gran desafío de los revolucionarios(as) cubano(as).
No basta, claro esta, hacer propuestas programáticas. Es preciso contar con todos las contradicciones que están en el escenario y con la que esa propuestas generan. Y crear las fuerzas y circunstancias que permitan superarlas.
No es fácil, pero Cuba tiene grandes reservas morales e intelectuales revolucionarias.
En mi caso, que siempre me he sentido parte de ese proceso por lo que representa para nuestra América y para la humanidad toda, me circunscribo a todo lo que nos es común en cuanto al examen crítico de las experiencias fallidas, a los logros obtenidos, a la necesidad de la transición revolucionaria, a la de defensa de las esencias, valores y características del socialismo y al impacto de las raíces latino-caribeñas en su creación y desarrollo.

30 de agosto 2008, Santo Domingo, RD.

Narciso Isa Conde en Kaos en la Red

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