lunes, 25 de agosto de 2008

Como nos duele Colombia


Porque la infamia de sostener en el cargo al mafioso Fiscal delegado de Antioquia le resultaba insostenible, el Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, tuvo que echar de la desprestigiada institución al funcionario delincuente.

Por Iván Márquez, Integrante del Secretariado de las FARC

Porque la infamia de sostener en el cargo al mafioso Fiscal delegado de Antioquia le resultaba insostenible, el Fiscal General de la Nación,Mario Iguarán, tuvo que echar de la desprestigiada instituciónal al funcionario delincuente.
Y no es que no hubiese hecho hasta lo imposible por mantenerlo en el cargo. Cuando estalló el escándalo del nexo incuestionable entre Guillermo León Valencia Cossio, hermano del actual Ministro del Interior y Justicia, y el narco-paramilitar alias “Don Mario”, en vez de destituirlo fulminantemente y proferirle auto de detención, lo trasladó -en reprobable actitud cómplice- a la Fiscalía de Tunja. Era evidente que el señor Iguarán no quería contrariar ni al ministro Fabio Valencia ni al Presidente Álvaro Uribe. Si ha caído el fiscal venal no ha sido por el celo ético del gobierno, sino por la presión moral del país que se resiste a perder el decoro. ¿Qué hace todavía en el ministerio del Interior y Justicia el señor FabioValencia Cossio? Si cree en los dictados de la ética, debe renunciar.
La actitud del gobierno frente a los Valencia Cossio es la de los descarados truhanes, que por ejemplo, todavía mantienen como embajador en Italia y como Ministro de la Protección Social a los señores Sabas Pretel de la Vega y Diego Palacios, a pesar de ser actores principales del delito de cohecho que ya tiene traslas rejas a la ex congresista Yidis Medina condenada por la Corte Suprema de Justicia. Algo de culillo debe sentir Uribe frente a este caso que colmó de ilegitimidad el procedimiento de su reelección consecutiva cuando era prohibición expresa de la Carta Constitucional de Colombia. Si no le hubiese torcido el cuello a la Constitución mediante la compra de votos a favor del Acto Legislativo, no sería hoy Presidente de la República; pero el caso es que no debe serlo, porque su segundo mandato bajo esas circunstancias, es a todas luces ilegítimo como ilegal.
Uribe seguirá con Fabio Valencia Cossio en el Ministerio del Interior hasta que no le suceda lo mismo que al fiscal con el otro Valencia Cossio.
¿Acaso no defendió hasta su reclusión en la prisión de La Picota al director del DAS, Jorge Noguera, acusado de asesinato en concierto para delinquir con paramilitares, de decenas de líderes sindicales y populares? Metió las manos al fuego por ese funcionario asesino comprometido con los paramilitares en el fraude electoral que contribuyó a su segundo mandato, y en el intento de magnicidio contra el Presidente de Venezuela Hugo Chávez. A pesar de ello, interponiendo tecnicismos y artificios jurídicos logró su excarcelación. Hay que recordar que hasta última hora lo sostuvo en el cargo como Cónsul del descrédito en Milán.
También mantuvo contra viento y marea a la Canciller Consuelo Araújo por encima de las denuncias que la señalaban como cuota del capo paramilitar Jorge 40 en el gabinete ministerial. Y la “Conchis” tuvo que renunciar ante la imposibilidad de rebatir lo incontrovertible. Uno de sus hermanos oficiaba como contador en los negocios de tráfico de cocaína de Jorge 40.
A los jefes narco-paramilitares -sus hermanos en el crimen-, los defendió como quien más, antes y después en su suave prisión, hasta cuando empezaron a denunciar a su hermano Santiago y a los generales, en el marco de su compromiso de confesar la verdad. Su reacción inmediata fue entonces la extradición a los Estados Unidos, sellando así un episodio más de traición entre criminales. Fue sin duda una tacada a tres bandas para evitar en primer lugar que lo salpicaran; dejar sin testigos el proceso de la narco-para-política para favorecer a sus partidarios, y finalmente para cubrir con el manto de la impunidad a generales, empresarios y ganaderos, artífices del paramilitarismo de Estado. Ahora quiere extraditar a alias “HH” porque está denunciando al comandante del ejército,General Mario Montoya como proveedor de armas para las masacres paramilitares; y por haber tocado a su consentido el general Rito Alejo del Río a quien condecoró con el título de“pacificador de Urabá” por haber ejecutado decenas demasacres de civiles y desplazamientos forzosos de la población.
Todos sus crímenes pretende taparlos con cortinas de humo y con el ya fatigante mono tema de su lucha anti guerrillera. ¿Con qué irá a salir cuando estalle el escándalo de la “Ballena Azul” de los carteles de la cocaína del Valle? Parece que algunos ministros prefieren renunciar antes de la tormenta, mientras otros emperifollados uribistas con rabo de paja simulan realizar altos estudios de gerencia política allende el mar, con miras presidenciales.
Aunque Colombia entera sea asimilable al exótico Macondo de García Márquez, hay que hacer hasta lo imposible por salvarla de las garras de la mafia narco-paramilitar que se tomó por asalto el Palacio de Nariño. Cómo nos duele Colombia, cómo nos duele su pueblo llano, reprimido y sin voz. Con este gobierno Colombia no tendrá futuro. Necesitamos como el aire, un nuevo gobierno que cimente la patria sobre valores de justicia, paz, democracia verdadera, independencia y dignidad.
Las organizaciones de derechos humanos en el mundo deben enfocar con potentes reflectores los procedimientos arbitrarios de la Fiscalía colombiana, que mientras condena a inocentes inventando pruebas, ha empezado a soltar a los amigos del Presidente y a archivar procesos como el que se seguía contra el vicepresidente FranciscoSantos, acusado como fundador de un bloque paramilitar, denominado Capital por sugerencia del Vicepresidente.

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