No al rescate de Marsans
Lo impulsan el gobierno y la oposición
Aerolíneas "reestatizada" empezó con el pie izquierdo. Durante el fin de semana y los días subsiguientes, la inmensa mayoría de los vuelos - nacionales e internacionales- debieron ser "reprogramados" (incluso algunos fueron anulados). Esto se debió a la combinación de sobre-venta de pasajes y falta de aviones. Aerolíneas dispone de sólo 29 aeronaves (sobre una flota de 69) por falta de mantenimiento y de repuestos. Según denunció Ricardo Cirielli, del sindicato de técnicos aeronáuticos, "el pañol está vaciado" y no hay repuestos para reparar los aviones.
La "reestatización" de Aerolíneas implica que el Estado se hará cargo de la totalidad de su deuda y que recomprará el capital registrado de la empresa. La deuda "oficial" de Aerolíneas ronda los 1.000 millones de dólares; la deuda oculta (ventas adelantadas, compromisos laborales) puede alcanzar una cifra similar. El convenio de traspaso supone que el tema no pasará por los tribunales, lo que es una garantía de impunidad para el grupo Marsans y para los propios funcionarios del gobierno que avalaron sus operaciones. El gobierno se hace un favor a sí mismo: evita dar explicaciones de por qué los representantes del Estado en el directorio de Aerolíneas -kirchneristas desde 2002- avalaron el vaciamiento de la compañía.
Las características leoninas de la operación han comenzado a ser cuestionadas por los opositores en el Congreso, donde el gobierno ha enviado la ley de "renacionalización" de Aerolíneas. Gerardo Morales, de la UCR, denuncia que la operación "se parece más a un salvataje de Marsans que de la línea de bandera". Adrián Pérez, del partido de Carrió, anticipa que "no estamos dispuestos a que los argentinos nos hagamos cargo de una deuda privada". Carlos Raimundi señala en tanto que "el Estado no tendría que haber asumido tan livianamente el rescate de Marsans" (todas las citas son de Clarín, 28/7). Ante estas posiciones, un comentarista del mismo diario reconoce que "ya nadie cree que su paso (de la ley de "renacionalización") por el Congreso será fácil" (ídem).
¿Qué posición defiende la oposición? Sin hacer nombres pero citando expresamente, Clarín informa que "hay quienes se preguntan si no sería más transparente dejar que Aerolíneas vaya a la quiebra, que Marsans se haga cargo de la deuda que generó, que el Estado retome el personal y lo que queda de aviones para una empresa nueva. Dicen que se puede apoyar en la estructura que ya existe, como Lade o Lafsa, la línea aérea sin aviones que está en proceso de liquidación" (ídem).
La quiebra es también un negociado aunque con otro envoltorio. En definitiva, supone que las deudas serán pagadas por los activos de la empresa (una ínfima proporción de ellas). El perjudicado será nuevamente el Estado, que es el principal acreedor de la compañía (por ejemplo el Banco Nación o los avales al Banco Galicia). El juez podría rechazar la quiebra y disponer un plan de reestructuración o recurrir a la figura del ‘cramdown', que permite entregarla a un grupo financiero que se postule para ‘recuperarla'. Es muy probable que los opositores estén trabajando para Marsans o para los competidores de Aerolíneas, como ocurrió recientemente cuando hicieron de voceros del capital financiero agropecuario.
La sola idea de que una aerolínea que nunca voló (Lafsa) se haga cargo de una "Aerolíneas residual" muestra que los opositores buscan algo diferente de lo que proclaman. Con la quiebra de Aerolíneas "se perderían los permisos para aterrizar en otros países, las habilitaciones, todo", advierte, interesado, el oficialista Ariel Basteiro. El planteo de los opositores, la liquidación de Aerolíneas, podría llevar al cese de sus operaciones internacionales y a la entrega del mercado de cabotaje a las líneas aéreas privadas. Solanas y Lozano, como ocurriera con el ‘campo', se han puesto del lado de los liquidadores.
En oposición al salvataje de Marsans que impulsa el gobierno y a la desaparición de Aerolíneas que impulsan los opositores, defendemos la expropiación sin pago de la empresa y la expropiación de los activos que el grupo Marsans tiene en Argentina para proceder a un plan de capitalización y de recuperación de Aerolíneas.
Luis Oviedo
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